Capítulo Veintiuno

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Levi y Avery estaban sentados en un mueble de su casa asignada en la villa Ruhiana, esperando que el resto del equipo volviera de sus paseos para aclarar sus pensamientos.

Recordaban lo ocurrido, porque ya habían tomado una elección.

Ya que luego de ver la cuna, Sarah corrió hacia el bosque asustada, mientras era seguida por su hermano después de dejar en claro que necesitaban tiempo.

El resto de los jóvenes se quedaron para escuchar la explicación del Lekh que ya no era puma.

—Podría decirse que nacemos de los arboles —bromeó Kuger.

El silencio que siguió a sus palabras le indicó que no era momento de ello, carraspeó incómodo.

—Nosotros no nacemos de una madre como ustedes —Empezó a narrar—. Conceptos como "papá" y "mamá" no existen aquí, porque lo único que hemos tenido siempre son nuestros compañeros Ruhianos, son nuestra versión de familia —siguió—. ¿Entonces de dónde venimos? Es algo más complejo que un árbol que produce bebés.

Se acercó al árbol y apoyo su frente en el tronco, luego le dio un beso.

—Boymo —nombró—. Es el dador de vida, este árbol es el corazón de nuestras tierras, todo el amor y sentimientos del mundo están condensados dentro de él, para dar equilibrio —explicó—. Cuando dos criaturas de nuestra especie se entregan al amor y pasión, no existe tal cosa como un embarazo, una pareja entrega su decisión de crear vida cuando se consideran listos, ya que nunca tendrán un hijo al cual criar como la tierra, simplemente será su regalo energético para Ruh.

Los jóvenes escuchaban atentos.

—Esa energía viaja por las raíces de Boymo y llega a su centro para formar a un Ruhiano, que nacerá cuando esté listo —contó—. No hay un tiempo de gestación como en la tierra, por eso los Lekh somos los encargados de cuidarlo, así podemos recibir las nuevas vidas cuando sea el momento.

Señaló a la criatura que sostenía él bebe contra su pecho.

—Cuidamos de los pequeños hasta que tienen edad de pasar por el ritual, de decidir a qué territorio quieren pertenecer, porque somos los más capacitados para ello.

Era una información impactante.

Alicia se alejó diciendo que quería explorar el terreno, pero ellos sabían que necesitaba estar a solas después de ver a tantos niños, que le recordaban su pasado.

Blaz observó fascinado al árbol y preguntó si podría conocer más información. Mientras se iba con un grupo de Lekh que los instruían, Kuger se acercó a ellos.

—¿Fue demasiado? —preguntó.

—Los humanos no estamos preparados para recibir tanta información de golpe, los sistemas reaccionan distintos en cada ser, pero es abrumador —contestó Avery.

—Si nos dejaramos llevar por cada revelación, hubiéramos huido hace tiempo —añadió Levi.

La joven asintió de acuerdo. Ellos tenían una mente más compleja por la información aprendida durante años.

—Lo superaran —afirmó convencida—. Volverán para ver todo con nuevos ojos, ella lo hará.

Esto último lo dijo mirándolo directamente.

Levi sonrió y carraspeó al ver el rubor cubriendo las mejillas del Lekh

—Respecto a lo que dijiste la noche de la fogata en el territorio Kayhe —insinuó— ¿La veremos aquí?

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