Capítulo Catorce

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Horas atrás.

Al verse separada de los demás Avery tomó todo con calma.

Sabia que si entraba en desesperación no podría pensar claramente, así que se concentró en salir de los túneles. En el camino se detuvo un par de veces a ver las extrañas criaturas que deambulaban por allí, estas la ignoraban.

Ellos realmente no podían verla, concluyó luego de llamar su atención. Cuando intento tocar una simplemente la atravesó, eso era algo nuevo, pero suponía que todas las criaturas de ese bosque eran igual.

—Si daban esa impresión —murmuró fascinada.

Cuando logró salir ya era de noche y la naturaleza a su alrededor había vuelto a brillar. Analizó la situación con calma, pero esta determinación titubeó cuando vio una escena desgarradora.

Bajo un árbol se encontraba Mark, este estaba ido, no parecía ser consciente de su alrededor, tenía una posición común en alguien asustado, estaba sentado con sus rodillas pegadas al pecho y la cabeza escondida entre estas. Al acercarse pudo escuchar murmullos incoherentes.

—Sarah —Era lo único que se entendía de sus frases sin sentido.

La castaña se acercó lentamente y posó una mano en su espalda, el joven reaccionó de inmediato e intento golpearla, pero ella lo detuvo a tiempo.

—Eh Mark —llamó—. Tranquilo, soy yo.

El pelinegro tenía la mirada perdida, empezó a hiperventilarse. Era una crisis, dedujo la joven.

—Mark —insistió mientras sujetaba su rostro en las manos—. Escúchame atentamente.

El tono empleado hizo que este la viera fijamente.

—Vamos a respirar lentamente —ordenó—. Sígueme.

Luego de estar largo rato inhalando y exhalado, pudo recuperarse de su crisis, al ser consciente de lo ocurrido, escondió el rostro entre sus manos avergonzado.

—No te preocupes —tranquilizó—. Encontraremos a tu hermana.

Este la miró sorprendida.

—Su nombre era lo único que decías, supongo que estar lejos de ella te puso así.

—Es la primera vez que nos separamos por tanto tiempo.

—Puede ser aterrador, pero te aseguro que la hallaremos.

Mentía, Avery mentía, aunque era algo que no solía hacer. A veces se preguntaba como las personas podían mentir tan fácilmente, en aquel momento descubrió que existían mentiras que podían salvar a las personas. Tampoco era algo imposible, estaba consciente de que podían reencontrarse, así como también sabía que podían estar muertos o ellos podrían morir antes de hallarlos.

Con esto en mente, escogió mentir, tal vez para calmar al mellizo o puede que para convencerse a sí misma, pero ambos se aferraron a esas palabras como si fueran un salvavidas.

—Lo haremos —aseguró.

***

Esa posibilidad disminuía con el tiempo.

Luego de cambiar de escenario y pasar del boque de las hadas al del terror, ella se obligaba a mantenerse fuerte, aunque el pesimismo la inundaba cada vez más.

Algunas criaturas salvajes los atacaron antes de caer la noche, Mark estaba orgulloso de haber sedado varias —cosa que sugirió la castaña, no permitiría que los matara—. Ambos estaban cargados con pistolas de dardos tranquilizantes, pero Avery no podía dejar de pensar que esas eran inofensivas, que tenían suerte de no haberse topado con las más feroces.

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