Capítulo Trece

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Levi abrió sus ojos.

Estaba confundido, «¿Qué pasó?» Pensó por un momento, luego recordó lo empujaron al rio, luchó para salir, pero la corriente era tan fuerte que lo arrastró provocando que se golpeara con algo en la cabeza, perdiendo así la conciencia.

Vio el cielo, este estaba con una mezcla de morado y rojo. También notó la luna, lo que lo llevó a concluir que era de noche, podría haber pasado un día o más. Así que decidió incorporarse para observar su alrededor.

—Joder —exclamó con dolor.

Estaba a la orilla del rio, no sabía cómo llegó allí o si alguien lo puso. Detrás de él un bosque tan colorido como los que había visto en noches anteriores junto a sus compañeros. Lo que lo llevó a pensar en Alicia, la vio caer, pero no tenía idea de donde estaba. Analizó rápidamente su entorno, estaba recostada en una roca, parecía dormir.

Se levantó con dificultad, descubrió que le dolía el cuerpo pese a tener un traje tan resistente, por suerte seguía intacto. Tocó a Alicia para despertarla, pero esta no respondió.

—Alicia —llamó insistentemente.

Fue al moverla que advirtió sangre debajo de ella.

—No —dijo desesperado.

Vio que tenía una herida en la pierna, se veía larga y profunda, lo peor era que el traje estaba roto en esa zona. No sabía cuánto tiempo llevaba así, pero se obligó a actuar rápidamente.

Sacó un regenerador de los compartimientos de su traje, por suerte este era pequeño y no se había quedado con las cosas que seguramente tenían los demás. Luego de hacer el trabajo, arregló la abertura esperando que el contacto con las condiciones de esa dimensión no dañase a la mujer.

—No me acostumbraré a ver cómo funciona esa cosa —murmuró débilmente la morena.

Suspiró aliviado.

—Y yo no puedo creer que una cortadita te tenga en ese estado —bromeó el chico.

—Es tu culpa —tosió—. Pesas un montón, líder.

Rio débilmente y siguió tosiendo. El joven la miró impresionado, su resistencia era increíble.

—¿Enserio? —preguntó mientras sacaba una inyección—. Tal vez sea tu manía de salvar hombres y llevarlos en brazos.

—Lo siento, es mi debilidad —tosió nuevamente—. No podía dejarte inconsciente en el fondo del rio, menos cuando olvidaste activar el modo acuático.

Su voz era un susurro divertido, el pelirrojo inyecto su brazo.

—Gracias —dijo dejando las bromas de lado—. Es mejor que descanses, tu cuerpo está muy herido.

—Está bien, pero no te alejes mucho —murmuró—, o el lobo te comerá.

Después de eso se recostó sobre la hierba para descansar, Levi negó divertido.

—Lo has hecho bien, ahora cuidaré de ti —añadió.

***

Alicia se despertó confundida.

Pronto recordó todo y suspiró, al incorporarse vio a Levi ir de un lado a otro explorando el terreno.

—Parece que ya te encuentras mejor —dijo divertida.

—Alicia —saludó este—. Ya hice el reconcomiendo, como siempre las hadas solo se muestran de noche —mencionó— ¿Cómo estás?

—Esto no es nada —informó mientras se incorporaba— ¿Has tenido señal de alguien?

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