CAPITULO 18

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MARATÓN 3/3
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No sé cuánto tiempo estuve inmóvil, ida en mis pensamientos, la tristeza comenzó a hacer de las suyas.

Pero cuando traté de volver en si, y traté de mover una de mis extremidades algo me lo impidió, terminé de reaccionar y estaba presa en los brazos de Daniel.

Su voz me sacó del ensimismamiento en el que estaba — No sabes cuánto te extrañé — esas palabras me causaron repulsión.

— ¡SUELTAME! — Traté de empujarlo pero no me soltaba — ¡DANIEL! — al final no le había quedado de otra.

— Por favor Camila debes perdonarme — Pidió, aunque parecía más bien una exigencia.

— ¿Debo? — pregunté indignada — ¿Debo? — volví a repetir la pregunta pero ya muy molesta.

— Camila por favor — Intentó acercarse a mi pero retrocedí aún más.

— No pidas, ni supliques que pareces perrito, no despues de que jodiste todo, ¡LO HAS JODIDO TODO! — Le grité llena de rabia.

— Camila no estuvo en mis manos — dijo.

— ¿Ah no? ¿Entonces en las de quién? — pregunté expectante a la estúpidez de su respuesta — Fuiste tú el que se fue, fuiste tú el que me dejó, y fuiste TÚ quien ha mandado éste amor a la… — frené para no terminar muchísimo más molesta de lo que estaba ya.

— Yo... — nunca había sido bueno con las palabras y no esperaba menos de él en ése momento.

— La traición es amarga para el traicionado — lo miré a los ojos para que le quedara claro lo último que le diría — Pero resulta aún más amarga para el que traiciona ¿No es así?

— Yo no te he traicionado — fue lo único que pudo argumentar.

— Se considera tal traición tanto como un engaño, como dejar un amor a la deriva, sin una despedida y sin darle un cierre digno.

— Solo debes escucharme — pidió

Pero yo ya no tenía nada más que decir, tomé mi tristeza, y el último adiós que me había dado la persona que empezaba a amar y di media vuelta para volver a entrar a casa.

— ¡YO AUN TE AMO! — Gritó, lo escuché correr hacia a mi, y tomó una de mis manos.

— Ahora yo amo a alguien más — dije tan bajito como la fuerza que me quedaba por el recuerdo de Mason me lo permitió, y hale mi brazo para que me soltara.

No supe ni como entré a la casa, solo sabía y sentía que mi corazón se me iba a salir del pecho.

Había hecho todo mal, había cometido muchos errores y los estaba pagando con creces.

No sólo Daniel había jodido nuestra relación. Ahora era yo quien había dañado una que nisiquiera había empezado, le había roto el corazón, y estaba segura que ya me odiaba por haberle mentido.

En esos meses había cambiado mi miedo al rechazo, por un miedo a perderlo. Y había caído profundo en ese hueco de sufrimiento del que solo él podría sacarme.

No quería volver a sentirme como me sentía antes, pérdida. Pero ahora era mi culpa, por tonta, por estúpida, creyendo que callando hacia menos daño.

Pero la verdad es que estaba abriendo la herida lentamente para de repente solo echarle sal y limón.

Le dolió tanto a él, como a mí. Aunque creía que a mí había comenzó a matarme.

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Where stories live. Discover now