CAPÍTULO 31

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Escuchar lo que mi hermano tenía para decirme fue algo un poco sorpresivo, e igual de emocionante, jamás hubiera esperado esa respuesta y esa explicación.

Tal vez un; me equivoqué, no quise hacerlo o cualquier otra cosa.

Pero no sabía cómo reaccionar, podía molestarme pero no tenía caso, si me ocultó todo, tuvo sus razones y supongo que se las respetaba.

No sabía si esa explicación me aliviaba, me hacía feliz o me aterraba. Pero de algo si estaba segura.

—¿Y bien me dirás o no? —Cuestioné.

—Está bien, está bien, no comas ansias —Contestó —Todo ésto no era lo que yo tenía planeado, las cosas se me han ido de las manos —Apenas y lo oí susurrar.

—¿Cómo Marcus? —necesitaba saber porque no le entendía nada —Explicate, porque nada me queda claro.

—Que lo que pasó no era lo que yo quería, Camila, he metido la pata, ¿No lo entiendes? —balbuceaba y aún no lograba entenderlo.

—No, no lo entiendo, será mejor si te dejas de rodeos —insistí —Que he dejado a mi amiga con el corazón desecho Marcus, ella si te quiere —le hablé claro.

—¿Y tú crees que yo no? —Esa pregunta sin duda me había sorprendido —¿Por qué crees que digo que la he cagado Camila? —Seseo.

—¿Y por qué no has hecho nada al respecto entonces? —prengunté sin pelos en la lengua.

La quería, pero había metido la pata hasta el fondo, aún no entendía el porqué, pero solo necesitaba ayudarle para que hiciera algo, luego trataría de entenderle.

—Porque no puedo —dijo cabizbajo

—¿Cómo no vas a poder Marcus? —comencé a exaltarme un poco —Debes hacer algo, y pronto.

—Yo le he dicho que no éramos nada ni lo seríamos, ahora debe estarme odiando y en realidad era lo que buscaba —habló prácticamente para sí mismo.

—¿Ahora me vienes con ésto? —me puse de pie —Ella te quiere, me has dicho que tú la quieres a ella, y que has metido la pata sí, pero debes hacer algo ¡Caramba!, la has dejado mal, no lo demuestra del todo pero es así —exploté

—Lo nuestro no puede ser, entiende —pidió.

—Ok, me he cansado, me vas a explicar ahora mismo —exigí

—Siempre la he querido ¿Bien? —comenzó su extensa explicación —No ha sido repentino mi interés en ella, solo que como siempre me comportado diferente con ustedes, como un hermano para ellas también, ella no lo ha notado —se encogió de hombros —Cuando vino a casa fue mi oportunidad, pero no pude evitar comportarme como siempre, meterme con ella, molestarla, y cuando ya estaba rojita como un tomate pues la he besado, y ha sido el beso más deseado de toda mi vida, me fui en las nubes y la deseé, la quise en mi vida.

—¿Entonces qué pasa?

—Lo intenté de mil maneras, y logré lo que quería, pero cuando ha sido así, me ha dado miedo, es tu amiga, siempre fue como una hermana para mí, en un momento temí que solo fuera una atracción, costumbre o una simple fantasía y lo he echado todo a perder a propósito —pasó sus manos por su cabello un poco ansioso.

—¿Por qué? —pregunté confundida.

—Es una linda chica, es una princesa, la mejor.  Pero ha sido un error, no puedo solo hacerla sufrir —admitió.

—¿Por qué tú la harías sufrir? — lo tomé de los hombros —Eres el mejor chico que conozco, con un corazón gigante, capaz de amar, capaz de amarla a ella —le busqué la mirada, que la tenía pérdida —Ella no es diferente, o bueno sí, un poco, pero de buen modo —sacudí mi cabeza para enfocarme —Lo que quiero decir es, que eres merecedor de su amor, y ella lo desea tanto o más que tú.

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora