CAPITULO 41

395 30 23
                                    

Vencer uno de mis miedos más grandes, fue todo un reto. No sólo era enfrentarme a los jueces y a esa multitud que no dejaría de seguir cada uno de mis pasos y movimientos, era tener el valor para saber qué podía con ellos y más, entender que mis rivales eran buenos, pero que yo también lo era, era sobre todo poder moverme en el escenario con lo reducida que estaba mi vista, y no conforme con eso, hacer contacto visual tanto con los jueces, como con mi guitarra, que por más que la conociera a la perfección debía verla un par de veces para asegurarme de estar haciendo lo correcto.

Había olvidado por completo y pasado a último plano el hecho de que Mason había desaparecido por unos días, estaba feliz con tenerlo ahí conmigo, abrazándome, felicitándome, pudiendo tocarlo y sentirlo conmigo.

Por eso cuando se despidió de mí y que nos veríamos luego no le tome demasiada importancia, pero al día siguiente volví a lo mismo, sin tener noticias de él, llamándolo y que mis llamadas fueran enviadas al buzón.

Iba a volverme loca, necesitaba saber que era lo que estaba pasando por esa cabecita y ese corazón que lo sentía más mío que de él.

Agradecía que Marcus por todas las cosas que estaban pasando en su vida en ese momento no estuviera mucho por casa, porque sabía muy bien que notaría algún cambio en mi ánimo.

Quería salir, ver dónde estaba, hablar con su padre, o con quien sea, pero no pretendía quedarme de brazos cruzado viendo como la persona que yo quería se iba a alejando de mi vida poco a poco, y con algo atorado que aún no salía de su ser.

Pero todo se saldría de mis planes al ver a Marcus llegar tan repentinamente con una cara que nunca le había visto en mi vida.

Había llegado el día en que me daría un golpe de frente con la brecha en mi corazón que había olvidado, esa que estaba oculta, que dolía pero que ignore mandándola al fondo. El destino tenía planeado para mí una verdad que me daría una bofetada. No sé si era para entrar en razón de que no podía vivir en paz o esa que me decía…

¡Date cuenta rápido, para que más rápido la sanes!

Pero intentar sanarla me dejaría débil, y eso ni el destino ni mi cabeza lo sabían, porque cuando llegó un golpe más, estaba más débil y distraída que nunca.

La cara que tenía Marcus me puso alerta, no era normal verlo así, por lo que me puse de pie como un resorte al verlo entrar.

—¿Que sucede? —Sus ojos se posaron en mi y me vio aún más sorprendido.

—Camila yo… —no podía ni hablar —¿Donde está mamá?

Su evasiva me puso más alerta, siempre había hablado conmigo sin ningún problema y mucho menos ne había evitado. Mi madre no estaba, fue al supermercado por unas cosas y me dijo que no tardaría por eso yo no me dispuse a salir esperando a que regresara, en parte eso me detuvo.

—No está Marcus, fue al súper, ¿Que pasa?

—Necesito hablar con mamá —insistió

—Ya me preocupaste, y me vas a decir lo que pasa en este mismo instante —sentencie

—Yo no creo… no creo poder —eso me asustó muchísimo más.

—Pero Marcus… ¿Que puede ser tan grave?

—Papá.

En cuánto esa palabra de cuatro letras salió de su boca, esa que mis labios se habían obligado a no volver a decir desde que se marchó, quedé de piedra, inmóvil, sin saber siquiera que contestarle o preguntarle.

—¿Qué… que con él? —tomé el valor de preguntar.

—Murió.

Mis ojos casi se salen de sus órbitas, mi corazón se saltó un latido y sentía que iba a explotar, sentí un nudo extraño en la garganta e inconsciente o no, mi mandíbula comenzó a temblar.

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Where stories live. Discover now