CAPITULO 45

396 23 30
                                    

No sabía qué hacer, no tenía ganas de seguir, sacarlo de mi vida me dejó desecha. No había querido salir de mi habitación, esa vez fue peor, a pesar de que mi madre me rogó prácticamente para que saliera o por lo menos comiera algo no lo logré hacer.

Mi tratamiento estaba en riesgo, la última vez que me puse así pasó algo que casi me deja ciega, pero no me importaba, podía perderlo todo, si no lo veía más a él, ¿Que sentido tenía seguir viendo el mundo?

Solo abrí la puerta para dejar pasar a Ada, la dejé abandonada en el patio cuando salí corriendo, estaba tan ensimismada que solo la recordé cuando mi madre llegó con ella.

Yo solo esperaba que él me hiciera caso, que aceptara la propuesta y que su sueño se montara en el vagón y no lo dejara votado y abandonado en el andén.

Estaba matándome hacer algo como eso, y esperaba que cuando su tren llegara a la estación yo pudiera estar ahí para recibirlo, pero claro, eso no podía decírselo porque solo le daría esperanzas, no quise hacerlo porque ni yo misma sabía si lo esperaría, si mi camino algún día se encontraría con el de él. No sabía cuánto tiempo pasaría, no sabía absolutamente nada, lo único que tenía claro era que lo amaba y sino corrí a sus brazos fue porque me importaba más su vida, que lo que yo quería o anhelaba, porque ella estaba encaminada y no sería yo quien pusiera el freno o la piedra en el camino.

Pasaron dos días, días muy difíciles en los que traté de asimilar que tenía que seguir sin él y poner en práctica lo que con mucho esfuerzo había tratado de enseñarme y ver, aunque tuviera los ojos cerrados.

Marcus el día anterior casi tumba la puerta a patadas, y solo una amenaza me hizo darle una respuesta, una que le prometía que al día siguiente seguiría siendo yo, y que saldría, todo por no permitir que él fuera a buscar a Mason para reclamarme haberme dejado en el estado en el que me encontraba.

Él no tenía la culpa, yo estaba sufriendo porque quería, porque yo provoqué aquel shock, todo con un solo fin, uno que jamás me arrepentiría, y que hasta ese entonces crei que era lo mejor que había hecho.

A mí hermano solo le quedaba menos de un mes para marcharse y yo no podía dejar ese poco tiempo sin demostrarle que dejaba a una Camila estable y confiada.

Justo en ese momento estaba en la cocina abrazando a mi madre después de haberle pedido perdón por ser tan cruel, esa que le gritó no era yo, como hubiera dicho Laila, no era yo, era Patricia.

Y hablando de una de mis mejores amigas, estaba esperándolas a las tres porque precisamente Laila no aceptó un no como respuesta cuando me llamó para saber qué había sucedido, y que sólo me daría un par de días, pero que al pasarlos estaría en mi casa jalandome las orejas.

Aún intentaba asimilar que seguiría una vida sin él, aunque pareciera tonto en tan solo esos meses me acostumbré y en tan solo un par de semanas me hice un sueño, y una vida junto a él en mi cabeza.

Él, una persona amable, un chico extrovertido, con sus ganas de vivir. Fue quien me enseñó tanto, quien me hizo ver la vida sin maquillaje, quien al solo estirar la mano me dió el mundo.

Él fue quien se volvió mi mundo sin estar en el.

Y no me quedaba de otra que seguir.

-¡HOLA MUNDO! -La entrada de mi mejor amiga a mi casa sin siquiera tocar la puerta, era siempre épica.

-Hola Cami, hola señora T -Esme apareció en mi campo de visión con cara preocupada.

-Ami, señora T -Abi se acercó, saludó a mi madre y se unió al abrazo que Laila ya se había adelantado y que sólo fueron minutos para que Esme se juntara.

Si No Veo Tus Ojos [Corrigiendo]Where stories live. Discover now