Capitulo XXV

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"Solamente aquellos espíritus verdaderamente valerosos saben la manera de perdonar. Un ser vil no perdona nunca porque no está en su naturaleza".– Laurence Sterne.


Dejo escapar otro suspiro cuando soltó el documento que, por enésima vez, intentaba leer pero, como las veces anteriores, su mente se negaba a concentrarse.

El trabajo se acumulaba sobre su escritorio y para él, alguien que siempre llevaba al día el mismo, resultaba inadmisible que eso le sucediera. Le gustaba el orden, la calma y el trabajo al día, algo que para el significaba que todo marchaba correctamente pero, con todos los problemas que tenía encima, su cabeza se negaba a cooperar y el estrés acumulado tampoco ayudaba.

Sabía la razón de aquella situación pero se negaba a corregirla, su orgullo le impedía hacer lo que su corazón le gritaba y, dicho diatriba le estaba pasando factura.

Pero... ¿Cómo lo hacía?

¿Cómo perdonar a quien había causado tantos problemas? ¿Cómo olvidar lo sucedido en el pasado e ir a verle? ¿Cómo hacer de lado todo lo sucedido y recuperar su lazo?

Habían prometido no volver a mentirse, ¿y qué era lo primero que su estúpido hermano hacia?

Su mente era un caos, su corazón un torbellino de emociones, los recuerdos de hace dos meses y medio seguían frescos, y las constantes palabras de su pareja tampoco ayudaban.

Sabía que Xichen solo quería ayudarle, el conocía su pasado mutuo y era alguien que compartía el sentimiento de haber sido engañado por alguien a quien quería mucho –aunque odiaba a ese hombre no podía negar lo sucedido– por lo que, pensar en un posible encuentro con ese idiota había pasado por su mente un par de veces pero, temía no poder controlarse y que ambos salieran lastimados –más de lo que ya lo estaban–.

Sin poder encontrar la forma de concentrarse en su trabajo, se levantó de su lugar y salió de su despacho, abandonando el trabajo acumulado que tanto le tenía irritado.

No tenía un destino fijo solo camino por muelle de loto, dejando que la brisa de aquel día lograra despejarlo un poco y enfriara su mente. Necesitaba centrarse si quería seguir manejando su clan correctamente, algo que últimamente no estaba haciendo muy bien.

Estaba de mal humor, le gritaba más de la cuenta a sus discípulos, le gruñía a todo aquel que se le acercaba más de la cuenta... Es cierto que no tenía el mejor temperamento del mundo pero, hasta el sabia cuando su humor sobrepasaba su carácter habitual.

Continuo su camino sin rumbo que no se dio cuenta que el lugar a donde había llegado, era la vieja habitación que alguna vez utilizo junto con Wei Wuxian para dormir cuando niños... Lugar donde siempre terminaban encerrados, ya sea por castigos, por heridas que los dejaron en cama...Y donde siempre su querida hermana los cuidaba tiernamente.


– ¡Auch! – exclamo Jiang Cheng mientras su hermana desinfectaba la última herida que tenía en la pierna.

– Ya termine – aseguro Yanli con una suave sonrisa.

Con calma la joven omega se levantó de su sitio junto con la canasta donde guardaba las medicinas y se acercó lentamente a la cama donde estaba su otro hermano.

– A–Xian – lo llamo gentilmente – dame tu brazo.

– ...

– A–Xian – esta vez lo llamo con un tono de advertencia en su voz.

Lazos de Sangre |Completo|En Edición|Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα