Uno

3.6K 101 8
                                    

Miriam

Era una mañana fresca de finales de agosto, un lunes. Cargué mis maletas en el coche y me apoyé en la puerta del conductor esperando a mi acompañante. La brisa de primera hora de la mañana me hizo estremecer. Me revolví en la sudadera gris y me envolví cuerpo con mis propios brazos. Escuché a lo lejos unos pasos acercarse. Giré la cabeza en dirección a aquel sonido y lo vi acercarse. 

- Ya era hora, perra del demonio.-dije abriendo la puerta del piloto.

- No me des dos besos ni un abrazo, eh rancia.-respondió con su particular acento.

- Ven aquí pesada.-respondí alegre acercándome a él.

Nos fundimos en un abrazo. Su olor inundó mis fosas nasales. Él tan coqueto como siempre. Sonreí al percibir esa dulce sensación que produce el reencuentro con alguien a quien quieres.

- Venga, súbete que Mireya debe estar esperándonos tacón en mano.-dije volviendo a la posición del piloto entre risas.

- Son unas pesadas con sus prisas, vivan al ritmo canario y les irá mejor.-respondió él vanagloriándose de su impuntualidad natural.

Clavé la mirada en él y alcé una ceja con sarcasmo. Agoney me miró y explotó en una carcajada. De camino a la casa de nuestra amiga cambió como 15 veces de canción trasteando por mi Spotify. Cuando llegamos al chalet donde la malagueña se afincaba, la pudimos ver en la puerta, sentada en una de las 3 maletas que llevaba y con cara de hastío. Cuando reconoció el coche cambió el hastió por enfado. Sin que pudiéramos escucharla, puesto que seguíamos en el coche y Ago había puesto la música a tope, ya podíamos intuir la bronca que nos estaba echando desde el exterior. Miré de reojo a Agoney el cual me miraba sonriente. Ya estaba acostumbrado a este tipo de reacciones de Mireya. Negué con la cabeza con una sonrisa y apagué motor y quité el contacto.

- Ella nerviosa.-dije saliendo del coche provocando que Mireya aún se alterara más.

- Sí encima de risitas, si quedamos a y cuarto es para que estéis aquí a y cuarto no y media.-respondió la malagueña cargando con sus tres maletas. 

Agoney le ayudó mientras yo abría el maletero para hacer hueco a todas aquellas pertenencias de la reina de Málaga. Y os preguntaréis que a hacia dónde nos dirigíamos. Pues habíamos planeado irnos un fin de semana a una casa rural por Asturias íbamos Nerea, Raoul, Mireya, Ago y yo, pero como Raoul y Nerea se encontraban por Barcelona, nos reencontraríamos todos en la casa. Así que una vez pudimos cargar todo el equipaje de Mireya, pusimos rumbo a Asturias al ritmo de Hollywood de Lewis Capaldi.

Mimi

El ruido del timbre me despertó de un sueño de los más placentero. Me levanté de la cama frotándome los ojos con los puños y algo molesta por la interrupción de mi fase rem. Mientras me dirigía a la puerta el timbre seguía sonando de manera intermitente pero con insistencia. Abrí la puerta y tras ella Ricky.

- Joder Ricky, ¿qué quieres maricón?-pregunté molesta.

- ¡¿Que qué quiero?! ¿Es que no te acuerdas del viaje?-preguntó serio cruzando los brazos por debajo de su pecho.

- ¿Viaje?-pregunté adormilada.

Me quedé pensativa, ¿qué viaje? me pregunté. No recordaba ningún viaje. O sí. Mierda. Sí. Con Ricky, Roi, Cepeda y Ana habíamos planeado un viaje, bueno, lo había planeado Ana y al resto nos pareció bien. Mierda. Se me había olvidado completamente. Apreté el gesto cuando lo recordé.

- Ni la maleta hecha, ¿verdad?-preguntó Ricky poniendo esa cara de pretends to be shocked que a veces odiaba tanto.- Tira y mientras me hago un café.-resolvió entrando en mi piso.

BANDERA BLANCA - Miriam²Where stories live. Discover now