Dieciocho

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Mimi

Fui hacia el bar donde había quedado con Miriam, aunque estaba adormilada, dentro de mí habitaba el nervio, ¿Qué me depararía aquel café? La verdad era que Miriam no me había querido contar nada y aquella quedada estaba envuelta en misterio. Más aún. Durante la noche teoricé sobre qué podría haber pasado. Tras aquel intercambio de mensajes la idea de que la boda había fracasado había tomado fuerza en mi mente aunque tampoco quería hacerme demasiadas ilusiones. No quería volver a llevarme un ostión de realidad.

Llegué al bar, miré a través de los cristales si estaba dentro, pero no la vi. Miré mi reloj el cual apuntaba que había llegado diez minutos antes. Miriam era extremadamente puntual pero obviamente, aquel día me había adelantado bastante. Decidí esperarla fuera. Para hacer tiempo revisé los mensajes de WhatsApp. Tenía un par de Ricky, eran de la noche anterior.

"Ricky:  

- Se me ha liao' la noche con Ago en el cine. Vamos a mi casa, me quedaré a dormir aquí, mucha suerte mañana con la leona, ya me cuentas.

-  Ah y por si pensabas que iba a dejarlo pasar, cuando termines, me llamas y me lo explicas todo, maricona." 

Negué con la cabeza con una sonrisa en los labios, estaba fatal. Seguía alucinando por ese acercamiento con Agoney aunque tampoco terminaba de sorprenderme por el mero hecho de que ya en la academia hubo cierto acercamiento. Pero pensé que no había seguido más allá ni había tenido mayor trascendencia para ambos. Cada uno había hecho su vida después de aquello. Pero bueno, en realidad, algo similar me había pasado a mí con Miriam, aunque ellos sin el drama de que nosotras sí teníamos encima. Porque había pasado dos años pero habían sido dos años en los que si ella estaba en un sitio o evento, yo evitaba ir y casi casi diría que fue viceversa porque donde yo aparecía, ella ni asomaba. Nosotras nos evitábamos para no remover, para no abrir los ojos a la realidad.

Guardé el teléfono en el bolsillo y volví la mirada a la calle. Allí estaba, doblando la esquina. Caminaba con prisas, posiblemente habría salido a correr y se le habría hecho algo tarde y por eso iba con ese paso acelerado. Le miré de arriba abajo sin reparo alguno. Joder, qué guapa estaba. Sonrió cuando nuestras miradas se cruzaron y casi como si de un automatismo se tratase, mi boca también dibujó una sonrisa tímida. Los nervios arremetían contra mi autocontrol y sentía que en cualquier momento me saldría el corazón por la boca, ¿Cómo debíamos saludarnos? ¿Dos besos? ¿Un abrazo? ¿Un simple hola? Miriam se iba acercando y ya prácticamente estaba a menos de un metro de mí. Se detuvo justo ahí. En su mente había la misma pregunta que revoloteaba por mi mente escasos segundos antes de que se detuviera. Sonrió y agachó la cabeza al darse cuenta. 

- Buenos días.-dijo algo tímida pero volviendo a mirarme.

- Buenos días.-respondí con una sonrisa.- ¿Entramos?-pregunté tratando de romper el hielo.

- Sí, vamos, vamos.-dijo asintiendo.

Colocó un mechón de su melena detrás de su oreja derecha y bajó la mirada mientras jugueteaba con los anillos de su mano izquierda. Estaba nerviosa pero aquel nerviosismo desprendía ternura. Pocas veces dejaba verse así, frágil. Fuimos hacia la puerta del bar la cual empujé abriéndonos paso al local. No había estado nunca allí pese que había pasado muchas veces por delante puesto que la academia de baile donde solía practicar con Juan. 

El interior era acogedor, del techo colgaban diferentes bombillas de tamaños distintos, todas sostenidas por un cable rojo que formaba una especie de red en el techo. Las paredes blancas donde se podía ver los restos de tochos, el suelo de madera oscura y las mesas de madera clara con sillas de metal pintadas de diferentes colores. A medida que entrábamos y avanzábamos por el interior, pudimos ver que había un rincón acomodado con sofás y pufs, también había un pequeño escenario. Cerca de este había un cartel: Conciertos en acústico los jueves y los viernes de 19h a 23h. Nos sentamos en una mesa resguardada del pequeño tumulto de gente que había cerca de la entrada. Nos sentamos en los pufs. Miriam cuando se sentó suspiró dejando muestra de su cansancio.

BANDERA BLANCA - Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora