Treinta y uno

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Miriam

Miré a Mimi con cierta confusión y temor. Ver aquella pantalla negra donde únicamente se leía "Número oculto" me puso especialmente en alerta. Descolgué sin pensarlo demasiado. Mimi me miraba atenta, acariciaba mi muslo con suavidad, como queriendo evitar que la ansiedad subiera de grado.

- ¿Miriam?-preguntó una voz femenina tras la otra línea.

- S-Sí, soy yo.-respondí con temor.

Aquella voz... Aquella voz me era conocida. Se me aceleró el pulso al reconocerla, ¿por qué me llamaba desde un número oculto? ¿Qué estaba pasando? 

Mimi me miraba inquieta, podía percibir mi preocupación e inquietud. Ella podía percibirlo todo.

- Soy Inés.-dijo mi cuñada.- ¿Te han llamado ya? ¿están allí contigo?-preguntó nerviosa.

- ¿Quién debería haberme llamado? ¿Con quién debería estar?-pregunté confundida.- Estoy con Mimi, en su casa.-añadí sin entender aquellas preguntas.

Escuché a Inés suspirar con cierto alivio. Aunque su alivio era angustia para mí. Odiaba aquella sensación. Últimamente mi vida se estaba convirtiendo en una montaña rusa llena de subidas y bajadas. Parecía estar inmersa en una serie de ciencia ficción.

- Se han llevado a Efrén a comisaría.-dijo tras una breve pausa.- Vino la inspectora y se lo llevó. Tan solo nos dijeron que encontraron unas cosas y precisaban reabrir la ronda de interrogatorios. Dijeron que contactarían con todos de nuevo.-añadió con nerviosismo.- Por eso te he llamado en oculto, por si estabas con ellos.

- Pero.-articulé como pude, sorprendida.- Inés, ¿por qué se han llevado a mi hermano? Él no estuvo en el hospital, quiero decir, no llegó antes que yo.-añadí confusa.

Su silencio denso me hizo intuir que había partes de la historia que me había perdido.

- Inés, mi hermano no llegó antes que yo, ¿no?-pregunté llevándome temblorosa una mano a la frente.

- Estuvo antes. Estuvimos.-dijo suspirando.

- ¿Cómo que estuvisteis?-pregunté nerviosa.- Inés, ¿Qué carallo pasó? Pero es que ¿Por qué me estoy enterando ahora de esto? ¿No habéis podido contarme esto antes?-pregunté de nuevo, esta vez alterada, elevando el tono de voz.

- Miriam, yo tampoco sé muy bien qué pasó.-respondió Inés rápidamente.- Fuimos sobre las cuatro y media o así, cuando terminamos de comer en el italiano. Fuimos porque Efrén quería ir a ver a tu padre. Al poco de estar allí apareció la doctora, Laura, nos estuvo contando cómo estaba evolucionando, en principio todo estaba yendo bien. Mientras estábamos hablando con ella me llamaron del trabajo y salí fuera para hablar con tranquilidad. Cuando colgué y fui a entrar de nuevo al hospital, Efrén salió y quiso volver a casa.- explicó del tirón.

- ¿Y por qué salió de ese modo?-pregunté contrariada.

- Según lo que me dijo porque la doctora le dijo que no podía estar mucho más rato allí puesto que se lo llevaban a hacerle un par de pruebas a modo de chequeo.-respondió mi cuñada.- Pero me quedé algo intranquila, no terminé de creerme aquella versión, y ahora aún dudo más.-añadió suspirando.

- ¿Pero qué iba a hacer Efrén?-pregunté con angustia.- No entiendo nada.-dije apoyando la espalda en el respaldo del sofá.

Mimi tiró de mí y me abrazó. Me recreé en la sensación que me producían sus brazos envolviéndome. Me hacía sentir que estaba ahí.

- No sé qué pudo pasar Miriam, no tengo ni la más remota idea.-dijo con frustración Inés tras la otra línea.- He intentado ir a comisaría con él, pero no me han dejado, hay un secretismo que me asusta.-añadió con angustia.

BANDERA BLANCA - Miriam²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora