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MÚSICA
Armenia — Joan Thiele

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Capítulo 8
Andrew

Margo se acercó hasta su mesa, al parecer se dividían dependiendo las edades y los pisos en los que dormían. Se había dado cuenta de ello por como las personas se asignaban en cada grupo, además de que en la mesa que se encontraba Xenia, estaban todas las chicas vecinas de su dormitorio.

La muchacha se sentó en la mesa junto a su amiga, a su derecha se encontraba Xenia y a su izquierda Martha y Cassie, las chicas del día de ayer. Frente a Xenia estaba Ralph y seguido de él frente a Margo estaba Milo, y a su lado un chico que Margo no había conocido hasta el momento.

—Hola Margo, ¿quieres tostadas? —le preguntó Cassia arrimándose por el costado de Martha a su lado para poder verla—. Hay mermeladas...

Pero Margo ya no sentía tanta hambre como antes, ahora su curiosidad estaba en el muchacho junto a Milo. Este llevaba unos anteojos de sol que cubrían sus ojos y gran parte de sus cejas, su cabello parecía un remolino de lo desastroso que se veía, pero aquello no le importó a Margo quien tampoco solía prensarle mucha atención a su apariencia.

—Ey, Andrew... —Milo le dio una sacudida con su hombro, pero el chico todavía no respondía.

Con una de sus manos sostenía su cabeza apoyando su codo encima de uno de los platos limpios sobre la mesa.

Ralph se arrimó por detrás de Milo y le quitó los anteojos de sol con brusquedad. Andrew quien parecía demasiado cansado y claramente estaba dormido hacia unos segundos atrás, parpadeó varias veces llevándose lentamente una mano hacia su frente.

—Jesus, Ralph... mi cabeza... —parecía molesto, frotaba su cien con lentitud—. Ten piedad, ¿quieres?

—¿Qué te fumaste anoche, Andrew? —le preguntó Ralph con una sonrisa mientras volvía a lo suyo.

Andrew volvió a abrir los ojos para mirarlo, sus pupilas estaban dilatadas, y sus párpados rojos e irritados. Claramente no había dormido bien, pero esa no era la verdadera causa de aquel estado.

—La vida misma hermano... —bromeó con una sonrisa, entonces miró al frente donde se encontró con un rostro nuevo, era el de Margo—. Otra carita nueva... —Andrew llevó sus manos a su mandíbula y apoyando sus codos sobre la mesa se acercó a ella para verla de cerca—. ¿Cómo te llamas bonita?

Margo alzó sus cejas al escucharlo.

—Margo —le respondió mientras buscaba algo para beber, precisamente el jugo exprimido de naranja.

—Margo... —sonrió de oreja a oreja—. Como las margaritas... me gusta —aquel chico parecía drogado al igual que despistado—. Dime que tu habilidad tiene que ver con las plantas... sh, ahora no, todavía es temprano Max y me duele la cabeza...

La muchacha lo miró algo sospechosa al ver como el chico hablaba por encima de su hombro derecho, pero a su lado no había nadie con quien pudiese comunicarse. E iba a preguntarle cuan drogado estaba en aquel momento, pero entonces lo entendió al instante en que la interrumpieron.

—¿¡Max está aquí!? —saltó Martha igual de emocionada que de costumbre.

Andrew la miró y rodó sus ojos cansado.

—Cuando no... —entonces miró a su lado donde el banco estaba vacío—. Es como tener un grano en el culo, no hay privacidad...

Margo miraba a Andrew intentando descifrar que era lo que lo hacia especial, además del extraño atuendo que llevaba aquella mañana.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Where stories live. Discover now