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MÚSICA
Powerful — Major Lazer, Ellie Goulding

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Capítulo 24
Me vuelves loco

Margo no paraba de dar vueltas, Andrew le había dicho que en su estado empezar a girar lo único que la haría sería largarlo absolutamente todo, pero por otro lado, él mismo le dijo que girar era lo más divertido así que la muchacha haciendo caso omiso a las advertencias como solía hacer la mayor parte del tiempo, continuó saltando y girando.

Era evidente que Margo estaba ebria, y no solo eso... sino que estaba muy contenta, por primera vez podía decir que estaba feliz de rodearse de personas en su mismo estado. Su sentido de la orientación estaba en un estado bastante deplorable, y el balance de su cuerpo por poco la mantenía de pie. Sin embargo, aquello era lo más gracioso de todo, sentir como su cuerpo ya no era confiable ni para sí misma.

—Bueno amores, papi tiene que sentarse un rato... —a Andrew se le cerraban los ojos, se había quitado el abrigo y se lo había prestado a Margo que tanto le gustaba y ahora ella lo lucia mientras bailaba.

—¿¡Nos dejas!? —Margo ya no sabía cuanto tiempo llevaban bebiendo y bailando, pero hacía tiempo que no veía a Xenia por ningún lado y aquello no le gustaba nada, pero a causa de su estado, se distraía con cualquier cosa.

Andrew se volteó a verla, semidesnudo con su camisa transparente abierta, le sonrió de oreja a oreja.

—Solo voy a relajarme... un poquito... —extendió sus brazos haciendo unos gestos particulares provocando la risa nuevamente en Margo—. ¡Tú, cuida a mi margarita!

Milo llevó su mano a su frente y haciéndole una señal de despedida de soldado, le sonrió.

Margo lo miró por unos segundos. Milo era alto, pelirrojo de ojos verdes, y si mantuviese la boca cerrada tal vez no opacaría su atractivo. Claro que Margo estaba lo bastante borracha como para darse cuenta de lo que estaba pensando, pero en cierta manera tenía razón, Milo no estaba tan mal.

—Oye —lo llamó Margo dejando de moverse como una loca.

—¿Qué me dices princesa? —le sonrió él acercándose un poco más para hablarle sobre la música y no tener que gritar.

—Princesa una mierda —se quejó ella al escuchar su voz.

—Perdón, perdón... —sonrió él—. A partir de ahora te llamaré como quieras.

—Margo —le sonrió ella falsamente volviendo a beber de su vaso.

—Bien Margo, dueña de mi corazón... —dijo en broma obligándola a rodar sus ojos por no darle un puñetazo—. ¿Qué desea?

—Tengo una duda —alzó su dedo recordando lo que iba a decirle, Milo se detuvo a escucharla con atención—. ¿Cómo es que no se te secan los ojos? Digo... con el viento que generas cuando corres, ¿qué hay de ti?

En los labios de Milo se formó una sonrisa sorpresiva.

—Sabes, eres la primera que me lo pregunta —asintió admirando su curiosidad e ingenio—. Hal modificó unos lentes de contacto, los reforzó y los agrandó para que cubrieran todo el ojo...

Margo impresionada ahora no podía dejar de ver sus ojos verdes.

—¿Los llevas ahora? —le preguntó acercándose un poco más en un intento por distinguirlos.

Milo sonrió al ver sus intenciones.

—Si, pero no vas a poder verlos... y dudo que quieras —le confesó Milo.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora