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MÚSICA
Hazy Shade of Winter — Gerard Way, Ray Toro

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Capítulo 11
La carrera

Margo no había salido de la enfermería hasta no terminar el resto del argumento y el interrogatorio al que el director Lancaster la había obligado a responder con puros detalles específicos. Hal estaba muy interesado en su experiencia y Margo no pudo saber el por qué.

El director tenía sus sospechas, que tal vez Margo realmente había viajado hasta aquel orfanato de una manera fisicamente imposible, y que realmente le había hecho daño a aquel hombre. Tal vez todo aquello no había sido un simple producto de sus memorias, sino que aquello había sido igual de realista que el mundo en el que se encontraban.

Cuando terminó de responder todas sus preguntas, Hal no dejó que ella hiciera las suyas, no porque no quisiese responderlas, sino porque no quería que la muchacha se perdiera más clases de las que ya el tiempo no les sobraba.

Aquella había sido su excusa para evadirla, y a Margo no le había caído para nada bien teniendo que haberse quedado ahí durante una hora respondiendo y contándole todo su relato y que a cambio no hubiese obtenido nada. Su desagrado por Hal Lancaster no había hecho más que aumentar, subir y subir cada vez más.

—¿Y? —Xenia tiraba del brazo de Margo mientras caminaban por el pasillo de la academia—. ¿Qué pasó? ¿Estás bien? ¿Te duele algo?

Margo comenzaba a cansarse de su voz y a pesar de ser su mejor amiga, Xenia podía ser un poco irritable a veces, y un grano en el culo con bastante intensidad. A Margo le dolía un poco la cabeza para aquella hora de la tarde y no tenía muchos ánimos como para responder tantas preguntas, así que tal vez su respuesta fue un tanto cortante.

—Estoy bien Xen... —suspiró mientras se llevaba una de sus manos a sus cienes para masajearlas—. Estuve hablando un poco con el viejo...

—¿Qué viejo? —preguntó su amiga sin comprender.

—Lancaster —le respondió.

Entonces, Xen la miró como si estuviese bromeando.

—¿A él le llamas viejo? —se burló haciendo molestar un poco más a Margo—. Pobres de los ancianos entonces...

Margo la miró sin gracia.

—Es una forma de decirle, Xenia... —se molestó—. No te tomes todo tan en serio...

Margo bajó los escalones.

—Veo que alguien esta gruñona hoy... —le sonrió su amiga—. Volviendo a la realidad, te perdiste la clase de Defensa.

—¿Cómo te fue? —le preguntó Margo sin mostrar demasiado interés.

—Estuvo muy entretenida en realidad... —le contó ella, pero Margo de repente cerró sus oídos a sus palabras y su mente viajó muy lejos de ellas, a unos cuantos pueblos de distancia, más específica, situándose en el orfanato donde ambas se habían criado y habían formado los peores recuerdos de su infancia. Margo todavía no podía creer que había sido espectadora de tal horrible atrocidad—... aunque no creo que sea igual que los demás, digo... recién en el tercer intento pude lograrlo, pero bueno... ahora eso no importa. Tenemos unos seis minutos para llegar a Destreza y según Ralph esta muy lejos...

Margo volvía a la realidad y a escuchar la voz de su mejor amiga. Odiaba haber escuchado el nombre de Ralph en el segundo en que sus pies cayeron sobre la tierra, comenzaba a detestar a aquel chico.

𝐀𝐂𝐀𝐃𝐄𝐌𝐈𝐀 𝐋𝐀𝐍𝐂𝐀𝐒𝐓𝐄𝐑 ✔️Where stories live. Discover now