𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 34

123 14 24
                                    

Parte 1/2.

Ya era viernes, y con los chicos estábamos muy emocionados por la fiesta de hoy en la noche. Luego de salir de la escuela, con Harry fuimos a su casa para recoger lo que ocuparía en la noche, ya que acodamos vestirnos en mi casa.

–¿Estás nervioso? –pregunté al notar como tiraba de un hilo de su abrigo.

–Un poco, la verdad hace mucho que no voy a una fiesta –se encogió de hombros y llevó sus manos a su boca para calentarlas.

–Está bien, solo hay que divertirnos –sonreí sacándome el gorro que traía puesto para colocárselo a él. Hoy estaba nevando un poco, y los copos caían suavemente en los rulos de Harry, desapareciendo después de unos minutos.

–Realmente no me gustan las fiestas, solo he ido a un par –arrugó la nariz y se acomodó el gorro. Se acercó a darme un beso en la mejilla y se separó con una sonrisa–. Pero los chicos se veían emocionados, y no pude negarme.

–Lo están –reí mirando hacia arriba para sentir los copos en mi rostro–. Pero si no quieres ir está bien, podemos quedarnos en tu casa o en la mía y mirar películas y pedir algo de comer...

–No, tú quieres ir –negó bajando un poco la cabeza–. No quiero arruinarte los planes Lou.

–Hazza, no me importa ir a la fiesta o quedarme en casa, siempre y cuando esté contigo está bien –tomé su mano y comencé a jugar con sus fríos dedos.

–Iremos –sonrió mirando nuestras manos un momento. Levantó la vista y se encogió de hombros–. Un poco de alcohol y diversión no le hace mal a nadie.

–Así es –reí pasando un brazo por sus hombros. Pasé mi mano por su brazo para transmitirle calor mientras seguíamos caminando.

Al llegar a mi casa subimos a mi cuarto para ver una película mientras daba la hora en que los chicos aparecieran. Comimos algo e incluso Harry tomó una siesta, y cuando dieron las nueve de la noche, ya estábamos terminando de alistarnos.

–¿Trajiste un abrigo? –pregunté asomándome por la ventana de mi cuarto. No había dejado de nevar y el suelo era cada vez más blanco.

–Hm, si –respondió Harry detrás mío. De repente sentí sus brazos rodearme la cintura y su cabeza apoyada en mi hombro.

–¿Y guantes? Sueles tener las manos muy frías siempre –coloqué mis manos sobre las suyas y me incliné un poco hacia atrás, quedando en su pecho.

–Si, Lou –soltó una pequeña risa y apretó más el agarre–. También traje guantes.

–Está bien –sonreí inconscientemente ante su risa y me giré, quedando frente a él–. No quiero que te enfermes.

–No lo haré –negó con una sonrisa, marcando sus hoyuelos–. No podría cuando tú me cuidas más que mi madre.

–Oye, sólo me preocupo por ti –hice un puchero y corrí uno de sus rulos de su frente–. Si te molesta...

–No –me interrumpió volviendo a negar–. Me gusta que te preocupes por mí.

–¿De verdad? –sonreí aún acomodando su cabello.

–Si, me hace sentir...protegido –sus mejillas comenzaron a sonrojarse, y mordí mi labio para evitar reírme, era una ternura.

–Eso es bueno, siempre cuidaré de ti Hazza –me acerqué para besar la punta de su nariz.

–Gracias Lou –sonrió tímidamente y bajó sus brazos para darse vuelta y terminar de abrochar sus zapatillas.

Diez minutos después los chicos tocaron la bocina desde afuera y tras despedirnos de mamá y mis hermanas salimos y subimos al auto.

–¿Tú eres el conductor designado? –pregunté mirando a Liam a través del espejo retrovisor. Este asintió.

–Si, hoy me toca cuidarlos y devolverlos sanos y salvos a sus casas –sonrió aumentando un poco la velocidad.

–Eres un amor –tomé su mejilla y la apreté un segundo antes de que me diera un manotazo.

Al llegar a la fiesta bajamos del auto y los chicos se adelantaron saludando a alguien a lo lejos, perdiéndose en la gente.

–No te alejes mucho –tomé la mano de Harry y lo arrastré conmigo adentro–. También hay chicos de otras escuelas.

Harry solo asintió mirando a todos los que nos rodeaban. Había gente bailando en la sala, en los sofás había un grupo que estaba fumando y en el patio se veía gente dentro de la piscina. Entramos a la cocina donde estaba un poco más tranquilo y tomé dos botellas de cerveza, ofreciéndole una a Harry.

–Ahí está Niall –apunté el rubio que estaba bailando. Tomé un sorbo viendo sus raros pasos de baile y reí.

–Si quieres ve con él –dijo después de tomar un largo sorbo de su botella.

–No –sonreí acercándome a él. Me apoyé en la mesa, a su lado–. No soy mucho de bailar, aunque no lo creas.

–Tampoco yo –rió tomando otro sorbo.

–Genial, así nos hacemos compañía –lo empujé un poco con mi hombro, a lo que él me lo devolvió.

–¿Louis? –una chica entró a la cocina y se acercó a nosotros con una sonrisa.

La miré un segundo, intentado recordar de donde la conocía, hasta que la escena de ella declarándose llegó a mi mente.

–¡Eleanor! –sonreí y ella se acercó para darme un beso en la mejilla–. ¿Viniste sola?

–No, vine con unas amigas –sonrió acomodando su cabello–. ¿Y tú?

–También vengo con unos amigos, pero los perdí de vista –reí y pasé un brazo por los hombros del ojiverde, quien se mantenía serio–. Él es Harry.

–Oh –la chica lo escaneó rápidamente de pies a cabeza y sonrió–. Hola Harry.

–Hola –respondió él acurrucándose más en mí.

–Bueno, tengo que volver con mis amigas, pero si quieres bailar o algo estaré en el patio –Eleanor me miró y se acercó a darme otro beso antes de alejarse–. Adiós.

Harry se aclaró la garganta y se alejó un poco, tomando un trago de su botella. Yo aún miraba la puerta por donde Eleanor se había ido, preguntándome cómo demonios aún no había notado que yo era gay y que me interesaba Harry.

–¿Irás con ella? –preguntó el ojiverde luego de unos segundos.

Lo miré mientras terminaba de tomar mi cerveza. Dejé la botella vacía en la mesa y me acerqué a tomar otra mientras negaba.

–Creo que le gustas –volvió hablar y soltó una risa que sonó más como un suspiro.

–Si, pero a mí no –me encogí de hombros y volví a su lado. Lo miré unos segundos y sonreí–. Además no tengo intención de separarme de ti en lo que resta de la noche.

–Me parece bien –susurró y levantó su mano para pasar su dedo por mi mejilla. Al mostrarme, tenía restos del labial de Eleanor en él.

–Gracias –sonreí agradecido sin quitar la vista de él. Con la luz de la cocina sus ojos se veían más oscuros, apenas dejando rastro de verde.

Él se acercó a mí y besó mi mejilla donde anteriormente tenía labial.

Pasamos toda la noche juntos. Harry sólo había tomado dos botellas de cerveza pero yo ya había dejado de contar a la cuarta.

Y honestamente, sentía que podía decirle todo lo que sentía hacia él.











C.

QUERIDO ABUELO Where stories live. Discover now