𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 42

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Ya era lunes, otra vez. Y una semana desde que Harry había decidido ignorarme. El fin de semana no supe nada de él, y eso me volvió loco. Así que hoy finalmente me decidí a enfrentarlo. Ya no soportaba tenerlo lejos de mí y cada día se me hacía más difícil. Lo busqué por los pasillos de la escuela mientras veía a unos pocos estudiantes caminar a sus casilleros. Aún faltaban veinte minutos para entrar a clases, así que tenía tiempo.
Doblé en la esquina del pasillo y vi a Harry parado frente a su casillero sacando unos libros de su mochila, con sus audífonos puestos.

Sin pensarlo dos veces caminé hacia él y cuando estuve a su lado le quité los audífonos.

–¿Cuál es tu pro...? –Harry se giró enojado hacia mí, pero el verme se calló.

–¿Qué fue lo que hice? –fruncí el ceño buscando su mirada, sin éxito.

–Nada, Lou –negó y levantó la vista un momento hacia mí–. ¿Estás bien? Te ves muy mal...

–No, no estoy bien Harry –me crucé de brazos sintiendo cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Respiré profundamente–. ¿Por qué me estás evitando?

–No lo estoy haciendo...

–Me has evitado una semana completa, Harry, esta la conversación más larga que hemos tenido –tragué saliva y suspiré–. Si quieres grítame, enójate, golpéame...pero no me ignores, por favor.

–Lou...no estoy enojado contigo –negó y pude ver como una pequeña sonrisa aparecía en su rostro.

–¿Entonces qué pasa? ¿Ya no quieres ser mi amigo? –sequé una lágrima que corría por mi mejilla y miré mis manos, nervioso–. No me gusta esto, no me gusta que me ignores.

–Tú no hiciste nada –negó y cerró su casillero–. Lo siento si te hice pensar eso.

–¿Por qué no me dices qué sucede? Puedo ayudarte, no tienes que alejarte de mí –pasé mis manos por mis ojos para secar cualquier rastro de lágrimas.

Durante esta semana había estado extremadamente sensible. Cualquier cosa me alteraba o me afectaba emocionalmente y con eso solo podía darme cuenta del poder que Harry tenía en mí.

–No llores, por favor –negó tomando mis manos y vi como sus ojos también se llenaban de lágrimas–. Soy un idiota, lo siento mucho.

–Solo dime qué ocurre –le di un apretón a sus manos y subí una para correr un rulo de su frente que se había escapado de su gorro.

–Pasa que fui un idiota y por mis problemas te herí a ti, lo siento Lou –acarició el dorso de mi mano con su pulgar y sonrió–. No quería alejarte de mí.

–No lo hagas de nuevo –me acerqué y lo abracé con fuerza, sintiendo su calidez de nuevo después de una semana. Él me correspondió el abrazo y escondió su rostro en mi cuello.

–No lo haré, lo juro –suspiró y subió una mano para acariciar mi espalda.

Nos quedamos así unos minutos, mientras sentía como los pasillos comenzaban a llenarse cada vez más. Harry suspiró y se alejó de mí para mirarme. Una sonrisa genuina apareció en su rostro y me quedé un momento viendo sus hoyuelos antes de que él hablara.

–Te quiero Lou –besó mi mejilla y se separó sonriendo–. Te quiero mucho.

–También te quiero, Hazza –sonreí volviendo a abrazarlo–. Como no tienes idea.

Nos separamos y de camino al salón de clases nos encontramos con Zayn y Niall. Llegamos y nos sentamos en nuestros asientos y mientras los chicos se reían de alguna broma a la que no le presté atención, Harry comenzó a jugar con mis dedos por arriba de la mesa.

Y en ese momento lo único que me importó fue la calidez de sus dedos y la bella sonrisa que me regaló.











C.

QUERIDO ABUELO Where stories live. Discover now