𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 64

126 21 46
                                    


–¿Te dijo a qué hora llegaría? –preguntó Liam al subirnos a su auto. La escuela había acabado por hoy, y Liam se ofreció a llevarnos a casa.

Estaba muy nervioso. Harry llegaba hoy y no sabía qué hacer o cómo actuar. Solo esperaba que todo saliera bien.

–No exactamente, pero dijo que llegaría en la noche –abroché mi cinturón y puse un poco de música en la radio.

–¿Esperarás hasta mañana para ir a verlo o qué? –preguntó Niall desde el asiento de atrás. Me encogí de hombros y me giré para verlo.

–Si fuera por mí iría hoy, pero no quiero verme muy intenso...

–¿Más aún? –preguntó Liam burlándose y ganándose un golpe de mi parte–. Ay, salvaje.

–Solo haz lo que quieras Tommo, si quieres ir a verlo hoy supongo que está bien, él estará más que encantado –opinó Zayn poniendo una mano en mi hombro.

–Supongo que tienes razón –suspiré jugando con mis dedos. Ahora que había besado a Harry, tenía mucho miedo de arruinar todo. No quiero perderlo.

–Solo respira, después de todo es Harry de quien hablamos –aconsejó Liam cuando llegamos a mi casa.

–Bien –abrí la puerta del auto para bajarme–. ¿Ustedes qué harán?

–Podemos esperar hasta mañana –Zayn me guiñó un ojo, riendo. Miró a Liam y lo apuntó–. Nos quedaremos a dormir en casa de Liam mañana, avísale a Harry si lo ves hoy.

La cara de Liam se desfiguró y después se cruzó de brazos, bufando.– Claro, invítense solos.

–Oh, gracias –sonreí y cerré la puerta–. ¡Nos vemos mañana!

–¡Adiós enano! –se despidió Niall sacando la mitad de su cuerpo por la ventana. Le mostré el dedo del medio mientras caminaba a la puerta de mi casa.

Al entrar me quedé parado al lado de las escaleras un momento, admirando el silencio. Bostecé y subí lentamente con mi mochila al hombro. Saqué el teléfono para ver si tenía algún mensaje de Harry, pero no había nada. Abrí la puerta de mi cuarto y al hacerlo me quedé congelado.

–Harry.

–Hola Lou –su sonrisa nunca se había visto más hermosa, acompañada con esos lindos hoyuelos.

Caminé a grandes zancadas hasta llegar a su lado y abrazarlo con fuerza. Hundí mi nariz en su cabello y aspiré, extrañando su suave olor a manzanilla.

–¿Por qué no me dijiste que llegarías más temprano? –pregunté separándome para verlo a los ojos. El verde se veía aún más brillante de lo que recordaba, y sonreí inconscientemente al darme cuando de lo mucho que lo había extrañado.

–Quería que fuera una sorpresa...–sonrió y movió las manos de un lado a otro–. Sorpresa.

–Eres un bobo –reí para volver a abrazarlo. Me apoyé en su hombro, sintiendo su familiar calidez–. Dios, te extrañé mucho.

–También yo, no sabes cuánto –respondió jugando con mi cabello. Suspiré al sentirme increíblemente tranquilo, y nos quedamos así unos minutos. Abrazados en silencio.

QUERIDO ABUELO Where stories live. Discover now