𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 49

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–Dios, creo que comí demasiado –se quejó Harry al cerrar la puerta de su casa.

Subimos las escaleras y entramos a su cuarto después de sacarnos las zapatillas.

–Ni lo menciones –me recosté en su cama y suspiré, rendido.

Veníamos de vuelta de comer con los chicos, y con Harry decidimos venir a su casa para ver películas, ya que últimamente no habíamos pasado tiempo juntos.

–¿Alguna recomendación? –se recostó a mi lado con su computadora.

–Lo que sea, menos The Notebook –hice un puchero mirándolo–. Creo que ya memoricé los diálogos, igual que tú.

–Me encanta esa película –rió sin despegar la vista de la pantalla.

–¿Podemos ver Shrek? –tiré de la manga de su camiseta para llamar su atención. Él solo rodó los ojos y buscó la película.

Nos acomodamos de modo que la computadora quedara en el regazo de Harry y yo apoyado en su hombro. A mitad de la película comencé a aburrirme así que después de darle una mirada a la habitación, terminé viendo la mesa de noche, donde había un esmalte negro. Lo tomé y lo acerqué para verlo mejor. Siempre me había dado curiosidad el olor, así que mientras Harry veía la película abrí la tapa y lo acerqué a mi nariz, inhalando.

–Ay –me quejé y me senté rápidamente en la cama tomando mi nariz, para después estornudar.

–¿Estás bien? –preguntó Harry sentándose a mi lado. Me miró unos segundos y luego a mi mano, quitándome el esmalte rápidamente.

–Mi nariz duele –sorbí un poco y miré Harry, quien tenía las mejillas sonrojadas–. ¿Qué pasa?

–¿Qué? No, nada –negó levantándose para guardar el esmalte en un cajón de su escritorio.

–Hazza –me levanté y tomé su mano, mirándolo. Había notado su cambio repentino y no sabía a qué se debía–. Dime qué sucede.

–Yo...es tonto –negó jugando con mis dedos. Tragó saliva y me miró–. No quería que supieras que me pinto las uñas.

–¿Por qué? –fruncí el ceño ante su respuesta.

–Tenía miedo de lo que pensaras –se encogió de hombros sentándose en su cama.

–Harry, no tiene nada de malo –negué volviendo a tomar su mano mientras me sentaba a su lado–. Solo me ofende que pensaras que no te aceptaría. No lo esperaba de ti Styles.

–Lo siento –rió suavemente mirándome. Sonrió un momento y se acercó para abrazarme–. Es solo que nadie lo sabe, y jamás he salido a la calle con las uñas pintadas.

–¿Te gusta? –pregunté refiriéndome a las uñas. Él asintió–. ¿Entonces por qué lo escondes?

–La gente...

–Harry –lo interrumpí separándome para mirarlo–. No pienses en la gente, lo único que importa es lo que a ti te gusta y con lo que te sientas cómodo. No hay nada más lindo que ser uno mismo.

–Aún así, las personas pueden ser muy crueles, y si llego a salir con las uñas pintadas...hablarán cosas malas, lo sé –dijo apretando los labios.

–¿Y qué con eso? –fruncí el ceño y tomé su mejilla para que me mirara–. Hazza, no puedes vivir por lo que la gente piense y diga, ¿entiendes? vive por ti, no por ellos. Si quieres pintar tus uñas, hazlo. No te bases en los demás, es tú vida –sonreí acariciando el dorso de su mano–. La gente va a juzgar siempre, hagas algo o no...me costó mucho entender eso Harry, pero tienes que abrir los ojos y solo...ser tú, porque al final del día, eso es lo que cuenta.

QUERIDO ABUELO Where stories live. Discover now