𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 52

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Hoy era el último día de clases antes de que comenzaran las vacaciones de navidad, y me encontraba en la biblioteca buscando información, solo. Así podría concentrarme mejor.

Finalmente me decidí no decirle a Harry nada. Prefiero tenerlo de esta forma, a que exista la posibilidad de perder su amistad. Y esa decisión me costó una noche de insomnio. Como estaba en las últimas mesas de la biblioteca, y el lugar se encontraba relativamente vacío además de tres estudiantes, cualquier ruido se sentía más fuerte de lo normal. En este caso los pesados pasos de cierto rubio.

–¿Qué estás haciendo? –preguntó Niall sentándose a mi lado.

–Solo estoy averiguando si hay alguna manera de des-enamorarse de alguien –respondí por inercia concentrado en la pantalla de mi teléfono.

–¿Estás enamorado, Tommo?

Mierda.

–NO –exclamé ganándome la mirada de algunos estudiantes–. Obviamente no...obviamente.

–Eres un asco mintiendo –rió Niall acomodando sus pies en la orilla de una silla–. Dime la verdad Louis, ¿estás enamorado?

–Que no Niall, no estoy enamorado –apagué mi teléfono y lo miré–. Deja de hablar estupideces.

–Oh, entonces esto no tiene nada que ver con Harry, ¿no? –levantó las cejas mirándome atentamente.

Ahí está, otra vez.

–¿Niall qué demonios? –entré en pánico ante sus palabras–. ¿Qué tiene que ver Harry con todo esto?

–No lo sé, tú dime –rió un momento acomodándose en su asiento.

–Nada, no tiene nada que ver –tomé los libros de la mesa que había estado leyendo de pasada y mientras los ordenaba lo miré–. Harry es uno de mis mejores amigos, nada más.

–Está bien Lou –se encogió de hombros y se levantó al mismo tiempo que yo–. Solo...no te mientas a ti mismo, puedo ver cómo Harry te cambió. Desde la muerte de tu abuelo ya no eras el mismo, y con la llegada de él tú volviste...

Me dio unas palmaditas en el hombro y se fue, dejándome aún más confundido. Me levanté de la mesa y tras volver a acomodar los libros en sus respectivos lugares y pedir otros dos para llevarlos a casa, salí a los pasillos. Era hora del almuerzo, y seguramente los chicos estaban en la cafetería, así que caminé tranquilamente hasta mi casillero para guardar los libros que había tomado prestado.

–¡Louis! –el grito de Harry me sobresaltó, y tras mirar a ambos lados buscándolo, vi como venía caminando hacia mí con una linda sonrisa.

Cerré la puerta del casillero con nerviosismo, temiendo que viera los libros que tenía ahí dentro y me giré por completo acomodando mi mochila.

–¿Donde te habías metido? –preguntó con un puchero. Sonreí y toqué la punta de su nariz riendo.

Normalmente hubiera besado su mejilla o le hubiera dado un abrazo, pero habían días en que tenerlo cerca me ponía nervioso. Y éste era uno de esos.

–Estaba en la biblioteca, necesitaba buscar algo –respondí jugando con la correa de mi mochila. Harry se acercó un paso más y tragué saliva, sintiendo como mi corazón se aceleraba.

–¿Estás bien? –preguntó frunciendo el ceño. Tocó mi frente con una mano y después tomó mis mejillas–. Estás muy caliente, Lou.

–Estoy bien Harry –respondí dando un paso atrás mientras respiraba profundamente, intentando calmarme. Estaba actuando como un tonto, y lo sabía–. ¿Los chicos están en la cafetería?

QUERIDO ABUELO Where stories live. Discover now