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Capítulo 23: Juegos.
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—Oh claro que no lo haré, no puedo es demasiado peligroso Chanyeol y si me sucede algo allí adentro. Será mi fin.—protestó el más bajo,, rehusándose absolutamente a ser partícipe de aquella loca idea provenida por el guardaespaldas del alto.

No, claro que no iba a vestirse de chica para infiltrarse en una fiesta de los enemigos mafiosos de Chanyeol, no quería terminar muerto allí mismo. Era inaceptable.

—Tampoco quiero arriesgarte a tal cosa, te considero más preciado que a mi propia vida, pero eres el único fiable de poder entrar.—respondió Chanyeol.

—Excelente ¿Acaso quieres que muera?—se mofó el rubiecillo. 

—Baekhyun, no te dejaré ir como si nada a ese lugar. Si te lo estoy diciendo es porque rodearé ese jodido perímetro de francotiradores y escoltas para preparar una emboscada en caso de que te quieran hacer algo. Técnicamente solo quiero que entres a verte precioso en ese lugar. 

—Eso no me reconforta. Estaré rodeado de matones.

—Voy a cuidarte cueste lo que cueste Baekhyun.—dijo, atrayéndolo entre sus brazos para abrazarlo y transmitirle esa calidez que emanaban sus cuerpos conectándose en el calor de ambos. 

Como si con la suavidad en que Chanyeol besó gentilmente su frente, sus mejillas y su boca; consiguieron que cayera bajo ese hechizo de seguridad que solo él podía darle a sentir en el presente de cada uno de sus días.

—¿Prometes que estaré bien en ese lugar?—le cuestionó, subiendo sus brazos hasta su cuello para lograr acurrucarse en su pecho. Pegando su mejilla en el torso de este, pudiendo percibir los latidos del portador de su amado.

—Prometo que nadie se atreverá a hacerte algo.

Y con esas dulces promesas que vociferó, con esa mano grande y de un tacto rasposo que dejó caricias en sus cabellos; aceptó. Aceptó a participar en dicha propuesta peligrosa.

Días más tarde, ya se encontraba sentado en una habitación enorme con diez personas alrededor. Mirándolo y analizándole en silencio entre todos ellos. Algo que lo hizo sentir ciertamente cohibido. 

—Tengo el atuendo perfecto para él. Unas extensiones rubias largas, un vestido de gala para llamar la atención entre la multitud, decoramos con un par de joyas y unos zapatos combinados; si, se verá fabuloso.—dijo el chico de la pañoleta larga en un tono verde musgo, sobre su cuello.

Sin previo aviso se acercó al rubio y como si se tratase de un muñeco títere, lo movió a su gusto. Pasando una cinta métrica por todas sus extremidades y apuntando todos estos datos en su cuaderno.

Y entonces luego del toqueteo del chico que al parecer se encargaría del atuendo; le siguió otro:

—Mnm, tienes una piel bonita y limpia, agregando las facciones féminas. Será sencillo de remodelarte en su totalidad.—mencionó el segundo hombrecillo, sujetando su rostro y observando cada parte durante largos minutos.

Y así sucedió con los demás, cada uno encargándose en algo en especial sobre su vista al público. Hasta que un día, llegó uno en especial.

Pero a diferencia de los otros en el salón, esta era una chica. A simple vista se miraba seria, su rostro no expresaba nada en especifico, y una sonrisa ni tan siquiera podía ser imaginada allí. Llevaba un tranquilo traje de mezclilla, unos tacones blancos y un maquillaje suave que se ajustaba perfecto a su largo cabello lacio en su espalda.

Dangerous Promise ◌ ChanBaek ♞Where stories live. Discover now