✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊:✨

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Cuando me di cuenta, se habían hecho las 20:15, así que dejé mi móvil sobre mi cama y me levanté para dirigirme a mi armario. Sin saber la razón, había metido en mi maleta un vestido negro, estrecho y que me llegaba por encima de las rodillas. (Multimedia)

Me lo pensé dos veces, lo estuve mirando en silencio durante unos segundos hasta que decidí descolgarlo del armario y dirigirme al baño para prepararme.

Me lo puse. Me miré repetidas veces en el espejo, girándome sobre mi misma mirando los diferentes ángulos de mi cuerpo. Pasaba mis manos por las zonas que miraba, insegura, así que decidí salir y agarrar mi teléfono. Volví a entrar al baño, me hice una foto y, no muy convencida, se la mandé a Rubén.

"QUÉ OPINAS AA" le escribí. Como no se conectaba, decidí seguir mirándome al espejo, todavía no muy convencida.

Después de unos dos minutos recibí una notificación, y vi que era él.

"aaaAAA PERO-"
"PERO SI ESTÁS PRECIOSA"

Sonreí levemente al leerlo.

"ENSERIO???" respondí.

"QUE SIII"
"Dominas a cualquiera con ese vestido, mira qué cuerpo"

"AaaaAaAaAAA BASTA que me pongo roja 😠" me miré al espejo y, como había dicho en el mensaje, estaba rojísima. Sentía como mis mejillas ardían.

"Perdóoon pero yo solo escupo factores 😌"

"Agh, que sí que sí, te veo luego, gracias tiamo ✌🏼😔♥️"

"JAJAJA adiós hermosa 🐴👍🏼"

Bloqueé mi teléfono y lo puse encima del lavamanos. Miré una última vez mi vestido, esta vez más convencida, y decidí seguir preparándome.

Me maquillé un poco, no mucho, solamente la línea de agua, la raya del párpado y rímel.

Salí del baño y me preparé un pequeño bolso negro, donde solo tenía pensado dejar mi teléfono. Me lo colgué del hombro y le mandé un mensaje a Rubén.

"Hey you, que ya estoy mamawebo"

(***)

Vino a buscarme después de diez minutos a mi puerta. Tocó tres veces con sus nudillos y yo fui abrir, sintiendo como mis nervios aumentaban y disminuían.

— Hola...– suspiré e hice una mueca.

Abrió la boca para saludarme, pero se quedó sin habla mientras me miraba el vestido con los ojos como platos.

— ¿Hola?– pasé una mano por delante de su rostro para que volviera a poner los pies sobre la tierra–. ¿Tierra llamando a Rubén?

— Perdón, es que estás impresionante– me miró a los ojos con una de sus sonrisas y sonreí yo también.

— Exagerado...– resoplé.

Alex llegó en ese momento. Se quedó al lado de Rubén, paralizado y mirándome igual que él hacía un momento. El estómago me dio un vuelco al verle y mis nervios volvieron a aumentar, provocándome un dolor de tripa increíble.

— Bueno...– mi mejor amigo rio sarcásticamente y apartó la mirada.

— Va-Vámonos, Rubén– le agarré de la muñeca y tiré de él.

— Hola, ¿eh?– soltó Alex mientras empezábamos a andar hasta la salida.

Ni nos dignamos a responderle, le dimos la espalda y salimos del edificio. El cielo empezaba a ser anaranjado, y las nubes se tiñeron de un rosa y morado precioso. 

— ¿Has visto como te miraba?– dijo Rubén después de un rato.

— ¿Qué?– fruncí el ceño.

— Vamos, ______. Te miraba embobadísimo, te dije que se arrepentiría de todo lo que hizo...– canturreó con una sonrisa.

— No creo que sea por eso.

— Agh, lo que tú digas.

Solté una pequeña risa y, finalmente, llegamos a la fiesta. Estaba escondida del resto de la Universidad, y seguramente también de los profesores. Había gente por todas partes, ya con sus bebidas en la mano y charlando.

Me costó adentrarme en el jaleo de personas que había bailando, al igual que me costó apartarme de todos para descansar mis pies. 

Bailé con Rubén durante mucho tiempo, hasta que empecé a sentir como mis pies me pedían que descansara, porque notaba como pequeñas punzadas en mis talones y en la punta de mis dedos.

Mientras bebía de mi cerveza, vi como Rubén se acercaba a mi agarrado de la mano con una chica preciosa, rubia y de ojos claros. Irina.

— ¡¿Irina?!– me levanté al instante y fui a abrazarla.

— ¡______!– correspondió a mi abrazo con una pequeña risa.

— ¡Madre mía! ¿Pero y tú?– me separé mirándola de arriba a abajo. Su sonrisa era enorme, e igual de preciosa que ella– Estás preciosísima.

— Tú tampoco te quedas atrás, no pareces la misma.

— Dios, no me lo creo– ambas reímos a carcajadas junto a Rubén.

— Venga, las dos sois preciosas– dijo mi mejor amigo.

— Madre mía– no podía dejar de repetir esas dos palabras. Mi reencuentro con Irina me había dejado sin habla.

(***)

Los tres volvimos a adentrarnos en la multitud para seguir bailando. Reí, canté a pleno pulmón hasta pensar que me quedaría sin voz, bailé, bebí, volví a reír... Fue la mejor noche de mi vida en mucho tiempo.

Me había vuelto a quedar apartada y sola, dejando a Rubén y a Irina bailando en la pista. Me quité los zapatos, dejando que mis pies respiraran por fin. Solté un suspiro y me senté en una de las sillas de plástico que estaban pegadas a la pared. Estuve mirando a mis amigos haciendo tonterías y bailando un buen rato y con una sonrisa de idiota. 

Lentamente, fui notando como el alcohol de mis cinco vasos de cerveza iban subiendo a mi cabeza, haciendo que mis mejillas empezaran a arder y que mi alrededor empezase a dar vueltas. 

Me levanté para volver a entrar entre la gente, pero alguien se acercó a mi. Era Carlos, quien me sonreía algo pícaro. No supe sus intenciones hasta que me agarró de la cintura para acercarme a él. Intenté separarme de un empujón, pero el alcohol me debilitaba.

— Suéltame...– conseguí decir, pero no me hizo ni caso.

— Me has gustado desde el primer momento que te he visto, y sé que eres una fácil– me susurró al oído de manera provocativa–, así que acompáñame...– me agarró de la muñeca con fuerza y tiró de mi, llevándome a la fuerza hasta la salida.

— ¡Suéltame!– tiré de mi brazo para que me soltara, cosa que fue inútil.

Empecé a llorar por la impotencia que sentí. Mis amigos estaban demasiado distraídos como para centrarse en mi, y no conocía a nadie más allí que me pudiera salvar, excepto...

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora