Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]

✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖊𝖎𝖘:✨

Me desperté a las 19h. Mientras me sentaba en la esquina de la cama me froté un ojo y bostecé, ¿enserio estaba tan cansada?

— ¿Y yo ahora qué hago...?– susurré mirando al techo y apoyando mis manos en el colchón.

Al final decidí por ir a dar una vuelta por la Universidad para conocerla mejor, ya que al día siguiente empezaban las clases. Recordé que la secretaria me había dado un folleto para no perderme por los edificios, así que lo saqué de mi bolsillo trasero.

Salí de mi habitación y andé sola y en silencio por los pasillos. Había bastante gente hablando por estos. Sin darme cuenta llegué a la cafetería y me senté en una mesa, bastante apartada de los demás alumnos que hacían lo mismo que yo, lo que en grupo.

— Hola– una voz me hizo levantar la vista de mi teléfono. Vi a un chico joven, castaño y de ojos claros; bastante mono. Se sentó en frente mío-. Hola, perdón por molestarte... Es que te he visto y me ha extrañado ver a una chica como tú tan sola- me quedé mirándole en silencio y con el ceño fruncido.

— ¿Una chica como yo?– arrugué mi labio superior.

— Sí, tan guapa. Me extraña verte sola.

— Ah...

— Me llamo Carlos– extendió una mano sobre la mesa que nos separaba–. ¿Y tú eres?

— ______– le acepté la mano y la agitó levemente.

— Encantado, ______... Supongo que ya nos veremos en clase– se levantó y se dirigió a una mesa con más gente.

— E-Ehm... ¿Vale?– me quedé bastante extrañada, pero decidí ignorarlo volviendo a mirar mi teléfono.

Después de un rato, me sentí algo observada y miré hacia la mesa donde se había ido ese tal Carlos. Como suponía, me estaba mirando, pero solo él, todos los demás seguían hablando entre ellos. Sentí algo de miedo al sentirme así, que él no apartase su mirada de mi y que, a la vez, tenga una pequeña sonrisa marcada. Así que me levanté y salí de la cafetería rápidamente.

— ¡Hey!– como estaba tan centrada en no chocarme debido a los nervios que me provocó ese chico, no vi que me cruzaba con Rubén- ¡______!

— ¿Eh? Oh, hola– miré tras de mi.

— ¿Estás bien?

— Mh... S-Sí, ¿por qué?

— Pues porque estás pálida.

— ¿Pálida? Que va, ¿yo? Pf...– bufé– Tonterías.

— ______, te conozco, ¿qué te pasa?– frunció el ceño.

— Nada, solo que... Me he asustado por una cosa– volví a mirar hacia la puerta de la cafetería.

— Vale... Vamos a tu habitación, ahí estarás mejor- posó una mano en mi espalda, por la parte de mi cintura y me acompañó hasta las habitaciones, no si antes dirigirle una mirada a la misma puerta.

(***)

Me senté en mi cama de un suspiro y cerré los ojos.

— A ver– sentí como Rubén se sentaba a mi lado–. ¿Qué ha pasado?

— Pues, sé que pensarás que es una tontería, pero...– le miré seria–, he conocido a un chico llamado Carlos, parece majo y tal... Pero después no paraba de mirarme fijamente.

— ¿Cómo que fijamente?

— Sí, con una sonrisa que me incomodaba bastante– me senté mejor.

— De... De acuerdo, tú tranquila, será un mal educado que no sabrá respetar la intimidad de los demás.

— Lo sé, pero Rubén, he sentido pánico con tan solo mirarle, daba miedo.

— Te repito que estés tranquila...– me abrazó pasando sus brazos por mi cuello, e hizo que apoyara mi cabeza en su pecho– Oye, esta noche harán una fiesta antes de que empiecen las clases– ambos nos separamos y nos miramos.

— ¿Una fiesta? No, no... No quiero parecer un zombie en mi primer día de clase. Y además, me has dicho que descansase para mañana...

— Vamos... ¡Será divertido! Además, Irina me acompañará, ¿no tienes ganas de volver a verla?

— O-Obviamente sí, pero...

— Pues no se hable más– me interrumpió y se levantó–. Te pasaré a buscar por las... Nueve– se dirigió hacia la puerta–. Ponte guapa.

— Dudo que pueda– le acompañé.

— No digas eso, eres preciosa.

— Ya...– sonreí negando con la cabeza.

— Que sí, hazme caso– besó mi frente y abrió la puerta–. Nos vemos en unas horitas, adios muchacha.

— Adiós idiota.

Rodó los ojos y rió, saliendo de la habitación y volviendo a cerrar la puerta.

Andé lentamente hasta mi cama y me tiré con poca gana sobre esta. Estuve mirando el techo un rato, hasta que decidí mirar mi teléfono.