✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖈𝖆𝖙𝖔𝖗𝖈𝖊:✨

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Pasaron dos meses enteros y llegó Noviembre. Las clases iban normales, ni muy bien ni muy mal, como siempre. Con el trabajo igual, cada día me sentía más cansada, pero Rubén conseguía animarme invitándome alguna que otra vez a un café y unos donuts. Era nuestro pequeño momento de la semana.

Alex se presentó dos veces en el trabajo en todos los meses que habían pasado. La primera vez, me quise morir de vergüenza cuando le vi pasando la puerta, acompañado del repetitivo tintineo de la campanita. Obviamente le conté a Rubén que le había dado una oportunidad, lo cual él aceptó a regañadientes, pero llegué a notar que él pensaba que yo sentía algo más por Alex.

— ¡Tú!– me susurró mi mejor amigo dándome un violento codazo en el brazo, mientras que yo limpiaba la cafetera en silencio.

— ¡Au! ¡¿Qué?!– me froté la zona afectada y él señaló a la puerta con la cabeza.

— Mira– dirigí mi vista hacia donde él miraba, y sentí una punzada en el estómago al verle dirigirse a una de las mesas vacías.

— Ostia– murmuré.

— Atiéndele tú, yo...– miró a su alrededor a toda prisa, se notaba de sobra que intentaba buscar una excusa de mierda para dejarme a mi a Alex– ...voy a seguir limpiando la cafetera.

— Pero si ya lo estaba haciendo yo...

— ¡Ve a atenderle!– me interrumpió.

— Me las pagarás– le amenacé con un dedo, mientras él intentaba contenerse la risa, yo cogía la bandeja vacía y me dirigía a la mesa donde se había sentado Alex–. Buenas tardes– saludé dejando la carta de cafés y batidos delante de él.

— ¡______!– le sonreí mientras me ponía la bandeja bajo el brazo–. N-No sabía que tenías este turno...

— De cinco a nueve, todos los días entre semana.

— Oh, pues qué coincidencia– se rascó la nuca y yo asentí.

Mentía, él sabía que yo trabajaba a esa hora. Cuando entró por la puerta, le vi buscándome con la mirada con algo de impaciencia. No rechisté, me pareció tierno.

— Sí– alcé las cejas y sonreí, mientras sacaba mi libreta de uno de los bolsillos de mi delantal y mi bolígrafo de otro–. ¿Qué vas a querer?

— Pues...– miró la carta que le había dejado–. ¿Qué me recomiendas?

— El chocolate caliente se ha vuelto algo... Popular, como por así decirlo. Lo pide todo el mundo ahora que viene el frío– señalé con el boli a unas cuantas mesas a lo lejos, donde se sentaba gente tomando el chocolate. Volví a mirarle–. ¿Quieres?

— Adelante, y podría acompañarlo con... ¿Una napolitana de chocolate?

— Está recién sacada del horno– dije mientras apuntaba en mi libreta con mucha rapidez, y sin apartar la mirada de esta– ¿Algo más?– cuando le busqué con la mirada, nuestros ojos chocaron, haciendo que sintiera otra leve punzada en el estómago. Él volvió a dirigir su vista hacia la carta con rapidez, y pude ver como sus manos temblaban y sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas.

— P-P-Pues... No, gracias– me dio la carta y yo la cogí con una sonrisa algo nerviosa.

— Bien, pues ahora vuelvo.

— Vale– guardé el bolígrafo en el mismo bolsillo que antes y volví detrás de la barra.

Dejé la bandeja sobre la mesa y aparté a Rubén de mi camino hacia la máquina de chocolate caliente con un leve empujón.

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Where stories live. Discover now