✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖎𝖊𝖈𝖎𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊:✨

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⚠️ADVERTENCIA⚠️

No me hago responsable de las convulsiones o la posible muerte de Carla Salvador tras leer este capítulo :)

Gracias por leer, y disfruten...

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Llegaron mi estación y mi festividad del año favorita. El invierno y la Navidad. Y vinieron a la misma vez que mi resfriado se fue. Sólo duró menos de dos semanas

Quedaba una semana para que volviera a Barcelona por vacaciones de Navidad. Tenía unas ganas impresionantes de volver a ver a mis padres y a Lucía, les echaba demasiado de menos, y el sentimiento de añoranza me provocaba tener los ojos llorosos al pensar en ellos.

Me desperté como otro día normal y corriente, lo que con una pequeña sorpresa en la ventana de la habitación. Todo era blanco fuera. Había nevado.

— ¡¿Nieve?!– susurré para mi misma mientras me levantaba y me acercaba a la ventana a toda prisa.

Sonreí como una niña pequeña. En Barcelona no solía nevar, y sabía que en Madrid tampoco, pero para mi suerte, esa noche hizo tanto frío que llegó a nevar. 

Abrí el armario en silencio y con cuidado de no despertar a Alex, quien roncaba tiernamente en su cama. Ignoré completamente que todavía llevaba mi pijama de Harry Potter, me puse mi chaqueta, gorro de lana y mis guantes, otro par de calcetines sobre los que tenía ya puestos, y las botas de nieve.

Me lo pensé mejor, y decidí acercarme a mi compañero. Lo zarandee durante un rato hasta que finalmente abrió los ojos poco a poco.

— Hm... ¿Qué pasa?– dijo por fin, frotándose un ojo.

— ¡Está nevando!– susurré–. ¡Ha nevado! ¡Fuera está todo lleno de nieve!

— ¡¿Qué?! ¡¿Nieve?!– asentí muy rápidamente y él se levantó a toda prisa, chillando como un niño pequeño.

— ¡Vamos, abrígate!

Se puso su chaquetón a toda prisa. Se le atascó la cremallera en la mitad y soltó un chillido de molestia.

— ¡LA CREMALLERA!– solté una carcajada, y finalmente pudo abrochársela del todo. 

Se puso sus botas, sus guantes y un gorro de lana, igual que yo, junto a una bufanda que le cubría casi todo el rostro. 

— ¡VAMOS!

Salimos de la habitación y también del edificio, y miramos el paisaje con una sonrisa enorme.

La nieve ya no caía, pero esta se había quedado sobre el césped y sobre las hojas de los árboles, iluminándolo todo de una manera alucinante. Parecía una escena sacada de una película.

Cuando di el primer paso, mi pie se hundió en la nieve, llegándome casi por las rodillas.

Me sentí como cuando tenía cuatro años, y mis padres y yo nos íbamos de vacaciones a las montañas a esquiar. 

— ¡NIEVE!– gritó.

Me agaché y empecé a palpar la nieve, hundí los dedos en ella y los saqué, conteniendo una bola de esta en la mano. La aplasté con la otra mano y sonreí juguetona.

— ¡Hey! ¡Alex!– le grité, y se giró hacia mi con la misma sonrisa que cuando habíamos salido.

Cuando estuvo de cara a mi, le lancé la bola de nieve en todo el rostro, provocando que empezara a reírme a carcajadas como una jodida loca.

Se quitó la nieve de la cara con ambas manos y me miró, muy cabreado.

— ¿Así que con que esas tenemos? Ya verás...– escuché que decía.

Paré de reír de golpe cuando noté como una bola pasaba por al lado de mi rostro. No había apuntado bien, y le dio a la pared que se situaba detrás de mi.

— Menuda puntería de mierda que tienes, chaval– grité, y me volví a reír a carcajadas mientras me volvía a agachar para coger más nieve.

Llevé mi brazo hacia atrás para lanzársela, pero una bola de nieve me pegó en la pierna y me hizo tambalear.

— ¡Toma!– celebró Alex, cerrando los puños.

No podía parar de reír.

— ¡Apunta a la cara si puedes!– le lancé la bola a la cara otra vez, pero la esquivó y le dio en la espalda–. ¡TOMA!

— ¡¿Toma de qué, payasa?! ¡Ven aquí!– vino corriendo hacia mi, y con cada paso que daba, la emoción subía cada vez más por mi cuerpo.

— ¡No! ¡Aléjate!– empecé a retroceder, pero la pared hizo que me parara en seco y salí corriendo por un lado.

Escuché que empezaba a correr detrás de mi, y volví a reír a carcajadas.

Finalmente, él fue más rápido que yo y me tiró con él sobre la nieve. Yo me había girado para ver si estaba muy lejos, y allí fue cuando le vi más cerca de lo que me esperaba, y más específicamente, abrazándome por la cintura y tirándome al suelo.

Yo estaba tumbada boca arriba, y él encima de mi de rodillas, con ambas manos a cada lado de mi rostro. Yo seguía descojonándome sin darme cuenta de como estábamos, hasta que me fui calmando y finalmente me percaté.

— ¿Quién dice toma ahora?– preguntó con una sonrisa muy atractiva.

— ¿Qué manía tienes con placarme y tirarme?– ladeé la cabeza y fruncí el ceño, sonriendo igual que él.

— No lo sé, supongo que me hace gracia verte en el suelo, o empapada– se encogió de hombros como pudo.

— Dios, lo del lago fue a malas, ¿eh?

— ¿Tú crees?– arqueó una ceja.

— Claro que lo creo– ninguno de los dos nos dimos cuenta de que Alex iba acerándose a mi, muy poco a poco.

— Pero admite que te gustó.

— ¿Gustarme? Ambos terminamos enfermos, Alejandro.

— Ni tampoco la parte de...– miró rápidamente mis labios, y sentí un escalofrío por todo mi cuerpo.

— ¿De?– no tenía ni idea de porqué me hice la tonta, si sabía perfectamente que llegaría a pasar... Eso.

Yo no podía moverme, ni tampoco escapar, pero tampoco intenté irme cuando finalmente me besó. Al principio, solo rozó nuestros labios como aquella vez en el lago, pero yo moví un poco la cabeza hacia delante, la ladeé y le besé, sin consciencia ninguna. No tenía ni puta idea de lo que hacía, mi cabeza iba sola, pero tuve el sentimiento de que no me llegaría a arrepentir de hacer lo que hice.

El beso fue a más, hasta que ambos reaccionamos y él se levantó de golpe, rascándose la nuca y más rojo que un tomate. Pero yo tenía que estar peor. Me levanté yo también con su misma rapidez y miré al suelo.

¿La había cagado? ¿La HABÍAMOS cagado?

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Oaaaa

Vengo a decir una cosita.

Carla, si has llegado hasta aquí sin haberte muerto, ¡me alegro muchísimo por ti! Lo que me parecería hasta raro, porque madre mía con este capítulo.

Lo he escrito con una sonrisa enorme pensando en como iría a reaccionar Carla, pero bueno, ya lo veremos en los comentarios que me pondrá. (A saber... Seguro que hasta me comenta sus convulsiones)

Carlateamonomemates :>

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora