✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖙𝖗𝖊𝖘:✨

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- Estás de coña, ¿a que sí?- me levanté y me crucé de brazos.

- Eh... Que va.- se encogió de hombros.

- Dios mío, no has cambiado nada.- reí sarcásticamente.

- ¿Qué cojones?- frunció el ceño. Literalmente no se enteraba ni del clima.

- ¿Enserio no te acuerdas...- me fui acercando a él, la rabia se notaba a flor de piel.- ...de esa chica a la que le arruinaste la vida desde 3º de primaria hasta 6º? ¿Y qué tal de esa chica a la que le hiciste cambiarse de puta ciudad, que se tuvo que ir a Barcelona, porque sabía que si seguía en Madrid y en ese puto colegio, terminaría perdiendo la vida por tu culpa?- le señalé con el dedo índice.- ¡¿Qué me dices de eso?!

Apartó la mirada y la dirigió al suelo, pensando. Después de un buen rato de yo intentar contenerme las ganas de pegarle una paliza ahí en medio, su rostro cambió por completo y se iluminó. Me volvió a mirar con los ojos como platos.

- ¿_-______? ¿______  ______?- me señaló y miró de arriba a abajo.

- Mira, ¿sabes qué? Vete a la mierda, Alejandro.- me giré, pero la mano de Alex agarrando mi muñeca me paró.

- ¡Espeera...! ¡Por favor!- volvió a girarme y me atrajo hasta él, quedando a centímetros.

- ¡Suéltame, imbécil!- pegué un tirón, haciendo que me soltase al instante.- ¡¿De qué cojones vas?!

- ¡¿Y de qué cojones vas tú?!

- ¡¿Yo?! ¡No, no, no!- volví a reír sarcásticamente y negué con la cabeza.- ¡Tú me arruinaste la vida!

- Por lo que veo fue justo lo contrario.- me volvió a mirar de arriba a abajo y entendí a lo que se refería. No pude contenerme más y le di un bofetón.

El golpe resonó por toda la habitación y después hubo un silencio bastante violento y largo. Le miré con los ojos llorosos mientras él se frotaba la zona donde le había pegado con una expresión de dolor. Le había dado tan fuerte que supuse que quedaría marca durante unos días.

- No vuelvas... A dirigirme la palabra.- mi voz temblaba, pero lo ignoraba por completo. Él no respondió, sólo se dedicó a mirarme con un poco de rabia.- Voy a pedir que me cambien de habitación, paso de compartirla con un cabronazo como tú.- y esta vez si me dejó ir.

Salí y cerré la puerta tras de mi. Solté un largo suspiro, ahogando mis ganas de llorar y anduve hasta recepción, donde la misma mujer de antes seguía masticando el chicle. Carraspeé al ver que no le hacía caso a mi presencia. Giró lentamente su cabeza hasta a mi y volvió a bajarse las gafas.

- ¿Le puedo ayudar en algo más?

- S-Sí, ¿podría ser posible un cambio de habitación?- ella frunció el ceño y yo sonreí inocentemente. Después de darse cuenta de que no iba en coña, apoyó sus codos encima del escritorio.

- Cariño, no podemos hacer eso ahora, ya es tarde.

- ¿Tarde? ¿Por qué?- esta vez fruncí el ceño yo.

- Pues porque cada estudiante ya tiene su habitación, no podemos hacer un cambio tan repentino ahora.- se quitó las gafas.- Además, he visto quien te ha tocado y es muy mono, ¿o es que estás ciega?- rodé disimuladamente los ojos. Por favor, señora, no diga que es "mono".

- A-A ver...- suspiré e intenté evitar ese "cumplido" que le había tirado a Alex.- ¿E-Está segura de que no puede hacer ningún cambio?- empecé a temblar internamente, no quería compartir habitación con él, por favor, no.

- Lo siento, joven, pero no puedo.- torció la boca y me miró con algo de lástima.

- Bien... Gracias igualmente...- me marché y me dirigí a mi habitación.

Entré con la cabeza agachada y noté como Alex me seguía con la mirada.

- ¿Y bien? ¿Dejas de compartir habitación con un cabronazo como yo?- su tono era burlón, que asco me dio.

- Cierra esa puta bocaza tuya, ¿quieres?- le miré con rabia y me tumbé en la cama boca abajo.

Cerré los ojos y me dormí después de escuchar algunas risas bajas de Alex.

(*.*.*)

Miré el reloj de mi teléfono, las 12:40h, no era mala hora para ir a dar un paseo...

Me levanté y miré a mi al rededor, Alex no estaba por ninguna parte. Mejor, porque no quería verle ni en pintura.

Me arreglé, me puse los zapatos y salí de la Universidad.

Estuve unos 10 minutos andando por las calles de Madrid, hasta que finalmente encontré un bar encantador.

Entré y el ambiente era perfecto, no hacía ni mucha calor ni mucho frío, de fondo se escuchaba una canción, pero no sabía cual era. Me senté en una de las mesas de la izquierda de la puerta y suspiré, relajada.

- Buenos días, ¿quieres un café?- alcé la mirada hasta el chico que me atendía, y de repente supe quien era.

- ¿Rubén?- sonreí, muy contenta.

- Perdona... ¿Nos conocemos?- entrecerró los ojos y frunció el ceño.

- Ah, cierto.- reí nerviosa.- Soy ______.

- No te creo...- abrió la boca en señal de estar bastante sorprendido.- ¡¿______?!

- ¡Sí!

- ¡Dios! ¡Cuanto tiempo, hola!- me levanté y me abrazó muy fuerte.

Rubén y yo nos hicimos muy amigos en primaria. Nos gustaban las mismas cosas y lo compartíamos todo, llegamos a ser casi hermanos. Él fue el primero en saber lo de Alex e intentó ayudarme, pero era "inferior" a Alex al igual que yo y también le atormentó. No supe nada de él después de irme de Madrid.

- Madre mía.- reí y me volví a sentar.

- Estás preciosísima, menudo glow up de la ostia que te has pegado.- rió conmigo.

- Gracias, tu tampoco estás nada mal.- le señalé de arriba a abajo.

- Nah, si estoy igual.- volví a reír.- Oye, que me quedan 10 minutos de turno, si quieres cuando termine nos vamos a dar una vuelta y me pones al día.

- ¡Claro! Con tal de no volver a mi habitación de la Uni...- suspiré.

- Uy, ¿qué ha pasado?

- Ya te contaré.- rodé los ojos.

- Bueno, vale.- rió.- ¿Quieres algo para tomar?

- Sí, ¿qué me recomiendas?

- Te recomiendo la taza de chocolate caliente y el croissant de azúcar que está recién sacado del horno.

- Pues ponme eso.- asentí y sonreí.

- Muy bien, pues en 2 minutos vuelvo.

- Okey.

Saqué mi teléfono y miré mis notificaciones, tenía un mensaje de un número desconocido...

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin