✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖘𝖊𝖎𝖘:✨

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Nuestro viaje a Valencia se resumió en comidas que nos hicieron desabrocharnos los pantalones de lo llenos que terminábamos, playas, tardes y noches de piscina, risas, charlas, juegos, muchas más carcajadas, besos, caricias, piel morena y anécdotas vergonzosas pero graciosas, entre muchas más cosas.

Cuando volvimos a Madrid, la Universidad ya había abierto las puertas a la gente que quería inscribirse para su primer año allí.

Alex y yo llegamos a nuestra habitación, un poco decepcionados por haber vuelto del mejor viaje que habíamos hecho.

- Qué pena me da- susurré, dejando la maleta sobre mi cama.

- A mi también me da pena- respondió, haciendo lo mismo que yo pero en su cama-, me lo he pasado estupendamente en Valencia, ¿y tú?

- Pues claro- le miré, sonriendo-. Ha sido el mejor verano de mi vida.

- Y el mío.

(***)

Las clases empezaron días después. Mi segundo año de magisterio empezó bien, normal...

Pasaron los meses, no pasó nada especial, hasta que llegó un día de diciembre que recibí una llamada de mi madre.

Eran las siete de la tarde, el sol ya se había escondido y en el exterior ya era de noche. Estaba sentada en el escritorio terminando un trabajo, hasta que escuché que me llamaban. Miré la pantalla de mi teléfono, y mi estómago dio un vuelco cuando vi la palabra "Mamá" en esta.

Miré a Alex, quien estaba sentado en la cama leyendo un cómic de Star Wars. Me miró él a mi y frunció el ceño al verme tan pálida.

- ¿Qué pasa?- preguntó, cerrando el cómic y dejándolo sobre la mesita de noche.

- Me está llamando mi madre.

Abrió la boca para responder, pero simplemente señaló el teléfono con la mano, diciéndome sin palabras que respondiera. Pero justo cuando fui a hacerlo, se colgó solo.

- Mierda- musité.

Reuní el valor de llamarla.

Me levanté de la silla y caminé por la habitación, sintiendo la mirada de Alex sobre mi y escuchando los tonos de la llamada.

Un tono, dos tonos, tres... Hasta cinco tonos, y cuando pensé que no iba a contestar, escuché su voz.

- ¿Hola?- me quedé de piedra al escucharla, y me paré en seco-. ¿______?

- E-Eh... Hola, ¿me has llamado?

- Sí, quería saber como estás. Hace casi un año que no sabemos nada de ti, y...

- He estado ocupada- mentí. Sinceramente, no quería hablar con mis padres después del espectáculo que me montaron en Barcelona.

- Ah... ¿En verano también?

- E-Ehm, sí- cogí aire y lo solté poco a poco-. Me fui de viaje a Valencia con Rubén, Irina y Alex.

Silencio. Silencio absoluto. Hasta pensé que me había colgado tras decir el nombre de Alex, y estaba apunto de llamarla cuando escuché un suspiro.

- ¿Te lo pasaste bien?- dijo por fin.

- Sí, muy bien...- esta vez fui yo la que suspiró-. ¿Vosotros como estáis?

- Bien... Querría preguntarte una cosa- me di cuenta de que su voz temblaba.

- Claro, dime.

- ¿Puedes venir por Navidad?- me quedé sin habla, y abrí la boca para responder, pero de esta solo salió un pequeño balbuceo.

- Yo... Mamá, lo que me dijisteis el año pasado me dolió, mucho.

- Cariño, ya lo sé, y nos lo hemos estado pensando y... Nos arrepentimos. Si quieres, puedes traer a Alex, y nosotros también le damos una oportunidad.

Abrí mis ojos como platos, y volví a mirar a Alex, quien me miraba entre curioso y confundido. "¿Qué pasa?" preguntó simplemente moviendo los labios, sin emitir sonido. Moví una mano en señal de "Te lo cuento luego" y le di la espalda.

- No sé, mamá...

- Por favor, hija mía, te lo digo muy sinceramente, lo sentimos mucho... Déjanos demostrarte que hemos cambiado y queremos verte feliz.

- Por favor- escuché la voz de mi padre a su lado y cerré los ojos, mordiéndome el labio inferior.

- Está bien, iré.

Escuché gestos de felicidad por la otra parte de la línea, y sentí que Alex se levantaba de la cama y se puso delante de mi, con el ceño fruncido y de brazos cruzados, seguramente preguntándose que habían dicho mis padres para convencerme de ir a verles.

- Gracias, cariño- la voz de mi madre temblaba-. Muchas gracias, no te arrepentirás, te lo prometo.

- Te creo, mamá. Nos vemos en Navidad.

- Nos vemos en Navidad, te queremos.

- Y yo a vosotros- y mi voz tembló con la última palabra.

Colgué, y cuando alcé la vista, me encontré con la mirada confundida de Alex. ¿Le iba a hacer ilusión saber que mis padres también querían darle una oportunidad? ¿O me iba a dejar ir sola, porque no quería enfrentarse a ellos y verlos en persona, después de todo lo que me habían dicho?

- Eh...- al ver que él no decía nada, empecé a hablar yo-, quieren que vengas a Barcelona. Conmigo. Por Navidad.

Alzó las cejas, seguramente flipando con la propuesta de mis padres.

- ¿Disculpa?- preguntó finalmente.

- Dicen que se arrepienten de todo lo que me dijeron, y que quieren darte una oportunidad...- me encogí de hombros. No sabía qué iba a responder, y hasta tuve miedo de que me dijera que no iba.

La habitación se inundó en un silencio que me pareció eterno, y hasta pensé que todo se había detenido al ver a Alex tan quieto. Me sobresalté disimuladamente cuando se puso a caminar por la habitación, pensando.

Estaba impaciente por lo que me iba a responder. ¿Ahora iba a ser él quien no quería ni ver ni en pintura a mis padres? ¿Les odiaba? ¿Iba a decirme que no?

La ansiedad que me recorrió el cuerpo en ese momento se notaba a flor de piel, llegué hasta a hiperventilar de lo impaciente que estaba por su respuesta. Hasta que se paró en seco, giró lentamente su cuerpo hacia mi, y sin ninguna expresión en el rostro dijo:

- Está bien.

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora