✨𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖛𝖊𝖎𝖓𝖙𝖎𝖈𝖎𝖓𝖈𝖔:✨

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(Nota de la autora)

No he estado en Valencia en mi vida así que si digo algo mal o que no está en Valencia no me funéis, grasias u.u

Ahora disfruten del capítulo porque se viene (Carla no mueras)

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Fuimos a dar un paseo y a cenar al lado de la playa. 

Todo era precioso. Las luces de las farolas que decoraban la calle del paseo marítimo se reflejaban en las olas del mar, las cuales se acercaban a nosotros de vez en cuando. La brisa era tranquila, movía mi pelo ligeramente junto al vestido de fina tela azul que llevaba.

Había un mirador cerca del restaurante al que fuimos, y fue Alex quien me propuso de ir, a lo que yo acepté encantada.

— ______, hay un mirador bastante bonito aquí cerca– aprovechó para preguntármelo cuando Irina se fue al baño y Rubén se acercó a la barra para pagar la cena–. ¿Quieres ir?

— Claro.

— Pues si me concedes el placer...– tendió una mano hacia mi y yo se la acepté, ayudándome a levantarme–, de acompañarme.

No dije nada más y ambos nos dirigimos a la salida cogidos de la mano. Noté unos ojos clavados en mi nuca, pero supuse que eran o los de Rubén o los de Irina, así que lo dejé pasar.

Seguíamos de la mano de camino al mirador, balanceándolas y jugueteando, riendo y lanzándonos miradas tímidas. Hasta que finalmente llegamos. El mar se extendía oscuro delante de nosotros, con los reflejos de la luna, las farolas y las luces de las casas a lo lejos. Noté como la piel se me erizaba ante tal paisaje, y noté como aumentaba al sentir la mano de Alex en mi cintura.

Le miré en silencio, y él me miró a mi a los ojos. Me perdí en los suyos durante un segundo hasta que, de reojo, observé como señalaba el suelo, preguntándome sin palabras si quería sentarme.

Me senté con las piernas cruzadas y él a mi lado, todavía con la mano en mi cintura. 

— Esto es precioso– dije finalmente, con la mirada clavada en el paisaje. Mi piel seguía de gallina.

— Sí que lo es, ¿no has estado nunca en Valencia?

— Pues no, no he estado nunca.

— Vaya...– susurró.

— En vacaciones siempre nos quedábamos en Barcelona, como ahí también hay playas y montañas mis padres ponían esa excusa para no salir de ahí ni irnos a ningún otro sitio.

— ¿Me estás diciendo que en los casi diez años que llevas en Barcelona– se notaba que estaba flipando– no has salido nunca de ahí para ir de vacaciones de verano o de invierno?

— Exactamente– asentí y le miré, él me estaba mirando a mi con los ojos como platos.

— Joder...

— Sí, era una putada– abracé mis piernas y apoyé la barbilla en mis rodillas, volviendo a mirar las vistas. Noté como Alex seguía mirándome fijamente–. Pero al menos he podido escaparme este año, con vosotros– giré mi cabeza hacia él con una pequeña sonrisa, la cual le contagié.

— Ya...– agachó la cabeza y se rascó la nuca, tímido–. Con este viaje quería aprovechar para...– resopló, se le veía bastante nervioso, y observé detenidamente que sus manos estaban temblando.

— ¿Para?– pregunté, con un tono bastante bajo y tranquilo, casi susurrando.

— Creo que ya va siendo hora de decidir lo que somos– sentí como mi expresión cambiaba por completo, y como mi rostro empezaba a encenderse. Ya sabía por donde iba. ¿Iba a preguntármelo, de todas formas? ¿O quería que lo preguntara yo?

— Ah... ¿Te refieres a...?

— ______– me interrumpió–, me gustas mucho y ya lo sabes, pero... ¿Sólo somos amigos, o... Algo más?– su expresión mostraba que estaba entre confundido e impaciente por mi respuesta.

— Yo... He estado esperando que alguno de los dos se atreviera a preguntarlo bastante tiempo.

— ¿Entonces? ¿Quieres ser mi...?

— Sí– respondí antes de que terminara la pregunta.

— ¿Sí?– asentí, y a juzgar por como su rostro se iluminó, supe que esa había sido la mejor noticia que le habrían dado en su vida.

Cuando me enteré, ya estaba estrechándome entre sus brazos mientras me besaba.

Después de un largo rato más de charla, caricias, besos y más charla, recibí un mensaje de Rubén.

"Donde estáis Alex y tú?" 

"Estamos en un mirador, ahora volvemos al restaurante" respondí, sintiendo como Alex apoyaba la cabeza en mi hombro. 

— Es Rubén, me pregunta donde estamos– dije.

"Tranquila, Irina y yo ya estamos en casa, venid cuando queráis tortolitos" sonreí al leerlo, y escuché como Alex soltaba una pequeña carcajada.

— ¿Quieres volver ya?– después de que lo preguntara, sentí como la piel se me erizaba de nuevo, pero esta vez era de frío. Alex lo notó– Parece que tienes frío, mejor volvamos...

— ¿No estás bien aquí?

— Pues claro que lo estoy, pero si tienes frío es mejor irnos.

— Vale.

Se levantó y me tendió la mano para ayudarme a levantarme. Cuando ya estuve de pie, entrelacé nuestros dedos con dulzura y andamos hasta la casa.

Sin duda, una de las mejores noches de mi vida.

(***)

Cuando volvimos a la casa, todo estaba en silencio y oscuro, pero desde el salón, se veía como la luz de la terraza estaba encendida. Rubén e Irina estarían allí.

Y así fue, cuando salimos al jardín, nos los encontramos sentados en la mesa de madera, ambos con una copa de vino en la mano.

— ¿La última copa, señores?– pregunté sonriendo. Provoqué una pequeña sonrisa en sus rostros.

— Pues sí– Rubén le dio un pequeño trago a su copa y la dejó sobre la mesa.

— ¿Queréis una?– preguntó Irina haciendo lo mismo.

Miré a Alex.

— Yo no– respondí, y volví a mirarles–, yo tengo sueño, ha sido un día largo y me voy a descansar.

— Buenas noches– Alex se acercó a mi mejilla para plantar un pequeño y dulce beso, pero después se acercó a mi oído y susurró–. Después voy contigo.

Asentí y sonreí, algo nerviosa debido al tono con el que me lo dijo.

Les deseé buenas noches a la parejita y volví a entrar en casa, subí al piso de arriba y fui hacia nuestra habitación. Ahí, me quité el vestido y me puse una camiseta lo suficientemente grande para que me llegara sobre las rodillas. Las mangas eran cortas, pero me llegaban a los codos. Me la dio mi padre años atrás y seguía yéndome grande.

Por mi mala suerte, me quedé dormida antes de que Alex entrara en la habitación.

Te odio... - Alexby y tú © [𝚃𝙴𝚁𝙼𝙸𝙽𝙰𝙳𝙰]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant