XXVI.

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No iba a ser nada fácil convencerla, no iba ser nada fácil la entrega pero aunque el resultado pudiera ser negativo para ambos al final valdría la pena.

Para los dos.

—¿Aún no me has dicho si te ha gustado el regalo? —Dante Hamilton está quitándose el labial color rosa salmón de los labios que minutos atrás yo misma llevaba en mi boca con un paño humedecido para que esté salga más rápido.

Me rió por ese gesto y le recuerdo que aún le falta acomodarse la corbata, él comienza a jugar con ella y aunque no le queda tan mal sin verse en un espejo me acercó para ayudarle y que quedé perfecta. Como se que a él le gusta.

—Es muy bonito, pero sencillamente no es algo que yo usaría o compraría por lo que te lo devuelvo.

Dejé la bolsa en la silla en seguida de donde me había sentado tantas otras veces.

Dante tomó la bolsa en sus manos, la examinó un poco y luego habló.

—Creo recordar que el regalo venía en una bonita caja gris con papel de regalo blanco, no en una bolsa de tela reciclable de Walmart.

—¿No creerías en serio que iba a cargar esa pesada y ostentosa caja por más de diez cuadras desde casa, verdad?

—No esperaba que me lo devolvieras Susana —buen punto.

Me bajó la falda y acomodó mi blusa dentro de ella.

Cuando le miró de regreso está mirándome jugando un poco con su cabello bien peinado.

Me muero un poco el labio.

—No hagas eso, te despeinarás —le regaño yendo hasta él y posando mi cabeza en su pecho para tranquilizarle un poco los nervios que pueda sentir ahora.

Lo he dicho antes y lo diré hasta que te canses de escucharlo.

Pero le necesitó centrado y seguro.

Para después tenerle hecho un desastre e inseguro.

—Déjame llevarte a cenar.

—No necesitas hacer eso, esa clase de gestos son para gente que quiere hacer lo que nosotros ya hemos hecho en tu escritorio y en tu cama.

—No es por eso. —Dice haciendo que le obligué a mirar para tratar de averiguar que pensamiento le trae dando vueltas por la cabeza— Déjame llevarte a una cita de verdad.

Eso sí que no me lo esperaba.

Puedo hacer dos cosas aquí mismo, correr o quedarme.

Sí corro puede ser interpretado de dos maneras, cómo un juego solamente de mi parte o como una manera desesperada de buscar su atención para que esto sea algo casual nada más pero sí me quedo, puede parecer más serio de lo que quiero que sea.

Tengo que decidir, me piden sus ojos azules centrados en los míos.

Pero es que sí doy el salto de fe y el paracaídas no se abre la que perderé seré yo. Y sí todo sale bien el que perderá será él.

Cómo dije antes, debes apostarlo todo para poder ganar.

—Está bien.

Y con eso me voy caminando lo más rápido que pueda de ahí o por lo menos sin que parezca que estoy huyendo de otra cosa realmente.

Del amor.

Amar es destruir y ser amado es ser destruido.


Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".Where stories live. Discover now