XXXI.

298 23 0
                                    


Después de tal muestra de afecto en la habitación personal de Dante resultaría irónico y hasta hilarante que tanto él como yo nos hubiéramos ido a un museo a pasar la tarde con Aura.

Y normalmente hubiera hecho todo tipo de bromas por la ocasión, pero es que debía de comportarme como una mujer adulta, pero más que nada como una madre responsable para con mi hija, por eso me guardé mis comentarios para mí misma y para la misma noche, solo para los momentos en que podríamos estar solos y nada más que en esos haría esos comentarios.

Sobre todo porque algo mas había pasado en su dormitorio esa misma mañana.

Y aún no estaba segura de querer averiguar que era exactamente.

Por lo que solo entré en el auto todo terreno que había sido modificado y adaptado para poder llevar a una pequeña de cinco años y es que por parte de las normas viales del estado, todo niño menor de seis años que deba ir a bordo de un vehículo debe ser llevado en una silla especial para niños.

De todas maneras me sorprendió ver la pequeña silla de color negro, con líneas rosadas instalada del lado el co piloto para Aura cuando entramos en la camioneta de Dante.

Pero no me sorprendió tanto como ser subida por primera vez en una Range Rover, nunca en mi vida me había subido en una pero tenía tantas ganas de hacerlo. Tanto que hace un par de años había casi convencido a Samuel de comprarse una de ellas.

Aunque al final no lo hizo y yo estaba decepcionada por ello.

Pero no podía culparlo, para que quisiera un hombre tan sencillo como él una máquina de esa magnitud. Además no es como si la fuéramos a necesitar más de lo que podríamos haber usado cualquier otro vehículo.

Pero eso no me quitaba la decepción y las ganas de montarme en ella.

Y gracias a Dante lo había conseguido, una cosa más que el bendito Hamilton había conseguido cumplirme.

Ya sé que está no es una competencia, pero desde el primer día que dormimos juntos no puedo evitar compararlo con mis novios anteriores.

Especialmente con Samuel.

Y aunque no quiera después de lo que paso en su cuarto hace un rato, según el puntaje Dante iba ganando en cuanto a sexo. Porque sin dudarlo nunca nadie me había hecho sentir de esa manera en la alcoba.

Claro que jamás lo reconocería ante él. Eso nunca, primero muerta. Le inflaría el ego hasta las nubes y lo perdería.

¿Lo perdería?

¿Lo haría?

Pero eso es lo que quiero, ¿no?

Sí, es lo que quieres. Grita mi conciencia desde lo profundo de mi cabeza.

Sí, lo quiero. Confirmo.

A él. Grita mi conciencia traicionándome en el proceso.

Me giró a todos lados, nadie me ha escuchado, solo lo he dicho en mi mente.

Gracias a todos los dioses del mundo.


***


Quizás este mal para mí decirlo, pero comparado con esta mañana y con todos esos momentos de pasión entre Dante y yo la excursión al museo y a una tienda de juguetes para comprarle a Aura una nueva muñeca, ya que la niña le había soltado a medio desayuno que había perdido una anteriormente y por mi parte no había anticipado antes de que él bendito Dante Hamilton se ofreciera a comprarle otra, no había sido nada, habían sido pan comido.

Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin