XII.

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Llegó el esperado día en que tendría que verme de lo mejor para causar la mejor de las impresiones.

Quizás aún no sabía que es lo que tendría a que enfrentarme una vez que llegará a esa casa, pero si estaba segura de una sola cosa, tendría que reunir todo el coraje y el odio que le tenía a esa gente para hacer lo que más odiaba en este mundo.

Ser una de ellos.

Aliste a Aura, puse en una bolsa de mano de tela todo lo necesario para que ella pudiera disfrutar de la piscina si es que se nos permitía.

Nunca había ido a una de esas fiestas, ni siquiera en mis sueños, por lo que tenía que ayudarme de todos los ejemplos que los libros, las series de televisión y las películas y de todos los ejemplos que estos me podían ofrecer.

Así que me fui lo más elegante e informal que me pude permitir con lo que me compré gracias a Camila en el centro comercial, incluido el traje de baño que decidí ponerme abajo, por si acaso Aura quería entrar en la piscina de manera desesperada.

Como casi siempre lo hacía cuando estábamos en sus clases de natación.

Una vez que mi hija entraba en piscina, era muy difícil sacarla por lo que me había dado a la tarea de explicarle que en lugares como estos tendría que comportarse de una manera muy diferente a como lo hacía conmigo, o en sus clases normales.

Tendría que usar palabras medidas y amables y decir lo menos posible, porque con esa gente no se sabía, no sabía que podía esperar, y de ninguna manera permitiría que se burlaran de ella, solo por no tener dinero.

Si escuchaba algo así, me iría y abortaría la misión sin dudarlo.

Pueden meterse todo lo que quieran conmigo, pero con ella no.

—¿Recuerdas que palabras debes usar siempre? —Digo al ponerle el último zapato.

—Sí, por favor y gracias. —Contesta ella.

—Bien, pequeña Barney estaría orgulloso de ti. —Le digo mientras tomó nuestras cosas y le sigo de cerca.

La niña me sonríe y se encamina a la puerta, esperándome ahí para irnos.

—Vamos mami, la fiesta es a las cuatro y ya son las cuatro.

Eso me hace reír, porque no son las cuatro.

Realmente son las tres y media, pero es que todos nuestros relojes están adelantados precisamente para evitar que se nos haga tarde a cualquier lugar al que vayamos.

—Lo sé, pequeña, vamos —digo tomándole de su pequeña mano, y con mi otra mano libre cierro la puerta detrás de nosotras.


***


Esta semana he tenido una semana de lo más pesada en la oficina, por ello en cuanto mi único y mejor amigo Marcial me ha mencionado las palabras mágicas "Es mi cumple años, este sábado" estaba extasiado hasta la última partícula de mi cuerpo.

Solo bastaron esas palabras para reavivar algo que creía muerto desde hacía ya mucho tiempo atrás.

Mi espíritu.

Ese que te da ganas de hacer cosas nuevas, ese instinto que te hace querer saltar de un avión en movimiento desde las alturas más locas.

Me sentía como muerto en vida sin ella.

No, yo estaba muerto en vida, aun sin ella.

Ella.

Pensaba en ella todo y cada uno de los días que llevaba en este mundo sin ella.

Sr. Hamilton "Trilogía: Tú, Yo y Nosotros".Where stories live. Discover now