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Hola bella gente. Aquí su escritora llega con la actualización de esta historia esperando que hayan recibido el año nuevo de la mejor manera y que estén bien.


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Los escombros caían por todas partes dentro los muros que Cementos creaba una y otra vez para ellos. Hasta el momento (Nombre) no usó su habilidad cortante contra él y eso le aliviaba, pero no dejaba de pensar qué pasaría en cualquier momento y Midoriya no estaría seguro de cómo actuar hasta entonces. Aizawa le dijo que diera aviso y (Nombre), por otro lado, le pidió no hacerlo.

—Sé lo que Aizawa-sensei te dijo, pero no quiero que lo hagas.

El recuerdo de la breve conversación llegó a su cabeza a medida que daba saltos para desplazarse y evitar los puños de la azabache contra él. La chica lobo miraba sus manos con enojo, quizá odio por no poder controlar su particularidad, formando puños que tensaban las vendas a tal punto de hacerle creer que las rompería fácilmente. Quizá ella no pretendía hacerlo, pero buscaba sacar las frustraciones que acumuló hasta ese momento y las emociones que no pudo expresar cuando su padre murió; era una forma distinta de sacarlo, al menos una mínima parte, pues dentro de ella, inconscientemente, se formaba la imagen de Kohaku a la hora de atacar a Midoriya, volviéndose su objetivo.

No sé si este poder sea peligroso, pero no podré saberlo hasta intentarlo.

Había decisión en su mirada, miedo y la tristeza que no desaparecía gracias a los golpes que la vida le dio hace semanas. Deku la miró desconcertado por un instante, tratando de comprender de qué iba todo aquello que la azabache decía en un inicio; ella no dejaba de mirar sus manos con molestia, comenzando a odiar los problemas que se imaginaba le darían a futuro si no lograba controlarlo.

Mi padre era el único que podría hablarme de él. Mamá evita el tema y aunque los profesores traten de encontrar una solución para usarlo, no puedo quedarme de brazos cruzados... dime, Deku, si hubiera alguien que pudiera enseñarte cómo usar tu particularidad y de un día para otro se fuera ¿qué harías?

Ahora podía entenderla, él sabía qué tan importante era contar con alguien que le enseñara cómo usar su particularidad; de no ser por All Might y el resto de personas que conocen el One for All, Deku se habría roto los huesos más veces de las que lo hizo antes de poder dominarlo aún no al 100%. Quizá (Nombre) podría tener el mismo futuro que él si seguía lastimándose, como un médico se lo mencionó desde su primer año en Yuei.

Al no existir alguien más que le ayudara a mejorar usando su particularidad, (Nombre) optó aprender por su cuenta, pidiéndole ayuda para practicar sus desplazamientos y guardara el secreto de hacer algo que se le tenía prohibido por casi todos. Ella quería entender por qué se lastimaba al usar su habilidad cortante, por qué su madre se lo impedía, algo... solo deseaba conocerla, usarla para el bien, salvar a las personas o impedir que un villano acabara con la vida del padre de una chica como ella. Deseaba sacarle provecho, demostrarle a su madre que ella podría usarla y no tenía necesidad de preocuparse por lo que pudiera pasarle, después de todo, al ser una heroína retirada, Sayio entendía lo que implicaba ser un profesional.

Un golpe más al concreto y grandes piedras se desprendieron de él. Midoriya las aprovechó para alejarse de un nuevo ataque de (Nombre), pero decidió usarlas contra ella, esperando ver su habilidad de corte, al menos para conocerla, saber cómo funcionaba y buscar las formas más adecuadas para manejarla. Y logró su objetivo, Deku lanzó una gran roca contra ella, expectante a que la esquivara o pasara sobre ella, pues los movimientos de la chica podrían asemejarse a los de él, quizá a los de Bakugo, pero no podría desplazarse en el aire, (Nombre) debía encontrar la forma de pasar ese gran obstáculo.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora