| Página treinta |

1.4K 185 56
                                    

.

.

.

ꟷꟷꟷ••◊•◊•◊•◊•◊••ꟷꟷꟷ

Irritada, quizá así podría definirse su estado de ánimo o su actitud. Habían pasado ya algunos meses desde que la tranquilidad desapareció dando paso a ruidos estridentes y molestos con los que tenía que lidiar todos los días. Ella ya no podía salir con completa libertad, estaba en la mira de los cuerpos de policía al igual que Kohaku; comprar lo que necesitaba no estaba en sus posibilidades y debía conformarse con las compras erróneas que sus nuevas compañeras hacían al poder salir como si nada gracias a su apariencia madura, diferente a la infantil que tuvieron al enfrentarse con los héroes. No negaba que les estaba agradecida por su intervención, de otra forma no estaría segura si hubiera sobrevivido o al menos salido con grandes heridas que, al ver su comportamiento, no le hubieran importado a Kohaku, o ni siquiera estaría ahí.

No obstante, descubrió cómo funcionaban sus particularidades e incluso el nombre y rostro de los dos sujetos con los que se encontraron tras regresar de su encuentro con los héroes. Kurama, el mayor de todos y quien se encargó de reclutar al resto de compañeros con los que debía, quisiera o no, convivir. Aquel hombre podía crear ilusiones completamente realistas y pese a su poca o nula habilidad para combates cuerpo a cuerpo, su particularidad le permitía manipular los pensamientos de los demás; lo sabe muy bien al recordar la forma en la que escaparon de los héroes, ellos podrían suponer que huyeron por el subterráneo, pero simplemente caminaron para alejarse mientras los profesionales y policía eran distraídos por su ilusión.

Hisagi, un chico poco hablador, o quizá no pueda hacerlo, o al menos no lo ha escuchado hablar. Su apariencia es la de un chico normal, su cabello es oscuro y sus orbes son como el cacao, aunque muy opacos; de él no ha logrado descubrir del todo cómo funciona su particularidad, solo sabe que puede cambiar la apariencia de las personas e incluso manipular sus edades, como lo hizo con las gemelas, aunque no sabe cómo es que puede hacerlo... y justamente lo observa sentado en el sofá de la habitación donde todos se mantienen ocultos. Tan tranquilo, tan quieto que pareciera que no respira y solo es una estatua. No hablaría con él a menos que le fuera ordenado, además de no tener un tema de conversación, por ello, solo voltea para otro lado, encontrándose con las chicas que parecen conversar, aunque no le interesa saber de qué.

Ellas controlan los elementos, es curioso que el color de sus cabellos dé la respuesta de ello. Amaya no sabría cómo describir su particularidad, tal vez algo común, pero desconoce si pueden hacer más de lo que vio tiempo atrás, pues estando bajo los efectos de la particularidad de Hisagi podrían disminuir sus habilidades y fuerza, como si realmente fueran unas niñas, así que se mantiene con cuidado con ellas. Si logró ver que la castaña, Hana, logró manipular un gran pedazo de concreto y destruirlo en un instante, no estaría segura si esa es su verdadera fuerza o no.

Por ultimo Ron, no conoce su particularidad o cual sea su función, no estuvo en el enfrentamiento que tuvo contra la hija de GrandAlhpa pero logró escuchar que sus manos quedaron muy heridas. Recuerda que la chica estuvo a una larga distancia de él, lo que le da la mínima idea de que estira sus brazos, aunque no es algo que tenga relación con la apariencia que tiene... pero no sería algo bueno.

—Hasta ese día actuaremos —la voz mayor y tranquila de Kurama se oyó segundos antes de entrar a la habitación y llamar la atención de todos los presentes.

Tras él, ingresó Kohaku rebosante de emoción por lo que estuvieran hablando entre ellos, aunque no tardó en revelar el motivo de esa ancha sonrisa en sus fracciones—: Espero que todos estén preparados, no quiero errores —elevó su tono de voz, observando sus manos que poco a poco se cubrían del pelaje grisáceo y sus garras creían en sincronía—. No me importa qué ideales tengan, o cuales sean sus objetivos al unirse a mí, pero si logran ayudarme en esto, tengan por seguro que sus vidas mejorarán —una risa estridente se encargó de finalizar su pequeño monólogo.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora