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La autora se emocionó, primer aviso.

•◊•

—¿Te vas a ir?

Aquello no era una súplica proveniente de él, sino una pregunta que mostraba la poca paciencia que tenía de verla parada delante de la puerta de la residencia, dudosa por tomar la perilla y girar de ella para abrirla.

(Nombre) se sobresaltó al escuchar su voz y giró abruptamente sobre sus talones para mirarlo y comprobar con sus propios ojos que Bakugō era quien le hablaba. Portaba su ropa de dormir habitual y (Nombre) —tanto como la autora— no evitó pensar en lo jodidamente bien que se veía con aquel atuendo, pero desvió la mirada.

—S-sí, me iré —ella respondió y se sintió en una especie de película o serie con un final abierto dando paso a una segunda temporada o secuela; donde, como protagonista, optaba por irse y buscar sus sueños..., aunque en su caso iría al centro comercial solo a dar un paseo mientras pensaba bien si debería ir con su madre o no para asegurarse de que estaba bien a pesar de que se lo dijo la última vez que hablaron.

Katsuki notó ansiedad en sus fracciones, cómo mordía su labio inferior desde el interior y podía intuir que buscaba la excusa perfecta para responderle. Había algo que la joven podría ocultar y él quería saberlo—. Entonces ¿Qué te detiene? —cuestionó metiendo sus manos a los bolsillos de su pantalón.

La chica se sorprendió por el interés de Bakugō. No esperaba encontrarse a nadie al momento de marcharse, pero sí que él saliera a correr o a realizar alguna rutina de ejercicio, aunque no contemplaba encontrarlo en la sala de estar ¿Qué le diría? Quizá no podría mentirle con el mayor de los éxitos y a pesar de darse cuenta de ello no preguntaría más y le daría por su lado, sin embargo, necesitaba hablarlo con alguien, pedir algún consejo que le ayudara a tomar la decisión que le hiciera marcharse o quedarse y confiar en que su madre estaba bien como se lo dijo. Pero... era Bakugō, el chico del que estaba enamorada desde tiempo atrás. Si se lo preguntaran, diría que era emocionante saber que el chico del que le gusta se ha preocupado o despertó cierto interés, pero no quería expresarlo, debía reprimirlo porque estaba más que claro que él no correspondería, ni si quiera sabía si él tenía esos intereses como una prioridad.

Pero qué más daba... él había preguntado ¿no?

—Pensaba ir a casa —habló observando la puerta detrás de ella—, solo para asegurarme de que mi madre está bien.

—Creí que dirías "para verla", no "para asegurarme" —comentó Bakugō dando algunos pasos hasta acercarse a ella, observándola desde esos centímetros de diferencia en sus alturas— ¿Sucedió algo?

—No lo creo... no sé —murmuró permitiendo que Katsuki la escuchara—. Hace unos días le llamé luego de que no respondiera mis mensajes desde la mañana. La noté un poco distante, evasiva. Casi a esos días en los que me decía que mi padre estaba bien cuando era todo lo contrario —explicó levantando el mentón poco a poco para encontrarse con la atenta mirada de Bakugō y su ceño fruncido.


...

—Protección individual para los civiles... —(Nombre) murmuró pensativa, y Bakugō la miró confundido—. De esa forma no tengo que cuidarlos.

—¿Entonces porque quieres ser una heroína? —Katsuki se mostró confundido por ello, suponía que para eso estudiaba en UA, para proteger a las personas, como diría Deku, y ganar.

—No me mal entiendas —se apresuró a explicar—. Quiero decir... algo que pueda resguardarlos del peligro mientras yo los protejo. No siempre salen ilesos cuando lo haces —dijo teniendo un pequeño recuerdo—. Además...

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora