| Página cuatro |

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"Es difícil querer expresar todo lo que siento y más si sé que él me rechazará. Y no niego que he tenido impulsos de decírselo, de encontrar esa motivación para hacerlo sin importar el lugar, si está acompañado o no, o si él sienta lo mismo.

Es demasiado difícil tener este sentimiento dentro de mí, obligándolo a permanecer en mi interior cuando quiere salir... de querer evitar sentir esas "mariposas en el estómago" cuando lo veo o escucho su voz a la lejanía. Es difícil mantener oculto este sentimiento, pareciendo ser indiferente cuando lo tengo cerca y disimular verlo sin que mis amigas lo noten.

Mina y Uraraka podrían ser las primeras en saberlo... pero temo que Ashido abra la boca delante de Bakugō y me delate. Es por ello que he decidido mantener mis sentimientos ocultos... será lo mejor (?)

A veces me gustaría tener el valor de decírselo. Pararme delante de él y mirar esos rubíes que podrían quemarme al más mínimo cruce de miradas y decir...

Me gustas Katsuki Bakugō..."




Chasqueó la lengua justo después de terminar de leer y de cerrar las pastas del cuaderno para seguidamente dejarse caer de espaldas sobre su cama. Extendió ambas manos a cada uno de sus lados, mirando la blancura del techo de su cuarto, dejando a su mente divagar cuando lo que más quería era concentrarse en sus estudios, entrenamientos y ser el mejor en todo.

Sin embargo, aquellas últimas palabras no dejaban que lograra ese objetivo. No podía parar de imaginarse con una chica, era difícil siendo que ésta era completamente desconocida para él; sabía que estudiaba en el curso de héroes, pero no tenía claro si era de su clase o la clase B, pero mencionaba a Uraraka y a Mina ¿acaso será de su clase? No podía estar tan seguro, descartó a chicas de otros cursos y grados para llegar a solo esas dos opciones. Ahora debía descubrir la clase a la que pertenecía, aunque era más que seguro que sería alguien de su grupo...

Pero más que concentrarse en encontrar a esa chica misteriosa y autora de esas páginas, sentía que sus objetivos se desviaban de los que se planteó hace mucho, y algunos hábitos de él cambiaron. Últimamente prestaba atención a todas y cada una de las chicas de ambas clases cuando tenían prácticas de heroica al mismo tiempo, pero no lograba conectar con el par de ojos que de inmediato dejarán de mirarlo al encontrarse con los suyos. No había señales de nerviosismo en ninguna de ellas y eso le frustraba.

Le frustraba el hecho de prestar atención a esos detalles que anteriormente no serían de su completo interés. Se sentía estúpido por hacer aquello que esa chica escribía en lo que apenas leyó y no tenía ni la menor idea del por qué llegó a tanto, aunque era cierto que su traje normal no estaba listo todavía..

Levantó su mano derecha, en ella sostenía el cuaderno negro, el cual miró con su ceño fruncido decidiéndose si hacerlo molesto o de otra forma inexplicable que terminaba para hacerlo enfadar. ¿Cómo diablos es que llegó a interesarle su contenido? Había pasado tanto tiempo acostumbrado a recibir insultos, críticas o comentarios negativos por parte de los demás gracias a su actitud altanera y arrogante, que no imaginó que alguien se tomara la molestia de escribir sobre él, o más bien, a él y de una forma diferente.

Nunca planeó ser visto de esa manera, él estaba concentrado en lograr sus objetivos y sobrepasar a los demás mostrando sus habilidades y en ocasiones negándose a reconocer que sus compañeros progresaban y mejoraban, todo bien ¿Cierto? Así había sido su estadía en Yūei, hasta que ese cuaderno llegó a sus manos; una chica misteriosa se atrevió a escribirle.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora