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Sentía un inmenso cosquilleo en todo su cuerpo. El aire fresco envolvía su cuerpo provocándole por primera vez un escalofrío ante la sombra del edificio de la estación de policía que se cernía sobre ella y miraba creyéndolo el más grande que podría haber visto en su vida.

La reunión ahí adentro fue tan breve que no paraba de pensar una y otra vez en lo que tenía que hacer a partir de ese instante. Miró la hora en su celular, siendo el momento adecuado para caminar hacia el centro comercial donde se encontraría con su grupo de amigos para pasar un buen día, como lo mencionó Naomasa en el pasado. Parte de su trabajo era acudir a la estación de policía a ser mejor informada de lo que sucedería, creando tiempo para encontrarse con el resto de sus amigos mientras debajo de su vestimenta casual llevaba su traje de heroína para estar preparada.

Confiaba en que todo saldría bien, en que Endeavor se encargaría de aquel villano mientras ella solo se preocuparía por el bienestar de los civiles. Pensar en lo que diría su madre solo había sido un martirio, pues en cuanto le habló de su próxima misión, aceptó sin reclamar que estuviera involucrada, reconociendo sus cualidades y habilidades para hacerle frente a lo que tuviera en su camino y disculpándose por todo lo que le prohibió en el pasado; sin embargo, Sayio no dejaba de hacer énfasis en no recurrir a su habilidad cortante por grandes intervalos de tiempo, dejando consternada a la joven por volver a tocar el tema sin dar una explicación que justificara su petición, pero tampoco deseaba discutir con ella, ya tenía suficiente con saber que su padre ya no estaba como para crear un abismo entre ellas una vez más por aquel tema.

Luego del día en que Bakugo la llevó una vez más a su casa, tras encontrarla en aquella calle repleta de cerezos, no volvió a verlo dadas las circunstancias de sus pasantías. Ese día no supo si debía hablar y tal vez él pensó lo mismo después de decir aquello que no estaba tan alejado de ser una confesión que no esperaba. Se trataba de Katsuki Bakugo, sabía lo mucho que le costaría expresar sus sentimientos o hablarlos con claridad, y no iba a presionarlo a que se lo dijera abiertamente porque no sabría qué hacer después. Le parecía algo especial, y quizá habría un momento luego de toda esa mierda en el que pudieran hablar al respecto. Pero confesaría que a pesar de todo sintió que tenía una sonrisa de idiota enamorada el resto del día.

Ahora, debía ocuparse de lo que estaba por venir, de reaccionar ante los acontecimientos y pensar con la cabeza fría frente a lo que viera o sucediera, pues sabía que ya no estaría sola, mucho menos que se enfrentaría a Kohaku.

Se decía que por esa vez podía estar tranquila.

—Por aquí —la voz de Izuku la llamó cuando se dio cuenta de que ya deambulaba por el centro comercial, encontrándose con sus tres compañeros.

Sintió un cosquilleó en todo su cuerpo al verse de nuevo con Katsuki, con un atuendo casual donde destacaba la gran sudadera que usaba cubriendo su traje de héroe, sabiendo que tanto él como los demás, guardaban otra parte de sus complementos en la mochila que cargaban.

Su punto de ubicación les permitía acudir al lugar donde resguardaban el resto de sus pertenencias de héroe si algo más ocurría, siendo un puesto de ropa el más adecuado para ocultar las grandes granadas del joven ahí.

—Me alegra verlos —les saludó al llegar, sonriéndoles siguiendo su papel, pero guardando entre líneas un mensaje lleno de agradecimiento por verlos con ella y no sentirse sola— ¿A dónde iremos primero?

—Hablaba con Midoriya sobre ir a la tienda de libros —improvisó Shoto con un gesto imperturbable, como si realmente fuera lo que pretendía hacer—. Pero Bakugo no quiere ir ahí.

—Podemos separarnos y volvernos a ver —zanjó el rubio en un gruñido enfadado por no ser el primero en responder e improvisar.

—Son tres votos contra uno, Katsuki —habló la joven con una sonrisa burlona por apuntarse de inmediato en el plan de Todoroki—. Vamos todos juntos, quizá puedas encontrar algo que te guste —solicitó, enviándole un mensaje a través de sus ojos suplicantes, diciéndole que no le agradaba la idea de separarse, sino hasta que ocurriera algo que realmente lo ameritada.

Diario perdido  •Katsuki Bakugō•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora