Ayuda [GeorArg]

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Argentina lloraba desconsolado mientras el georgiano más fuerte lo abrazaba, sintiendo su corazón romperse con cada hipido y sollozo que soltaba el argentino en sus brazos.

--No entiendo --Se separó del euroasiático con enojo y fuerza, el chico suspiró ante esto-- Me encantaría saber porque mierda piensa que lo estoy engañando --Exigió con furia, sus lágrimas no dejaban de descender de sus ojos.

Georgia tomó su mano derecha entre las suyas, apretándolas de forma ligera y cálida, deseando que el contrario se calmara, sólo un poco.

--Necesitas calmarte un poco, Arge --Pidió en un tono tranquilo, pero claro, él estaba tan dolido como el argentino, porque él lo adoraba con todo su ser, siempre había sido alguien a quien amara, pero que este jamás le pudo corresponder.

Le dolía saber que aunque intentara de todo para tener su atención nada jamás era suficiente, no importaba que lo volviera uno de sus mayores compradores, no importa cuantas veces se reunieran para conseguir fortalecer más sus comercios, para hablarse, nada era suficiente.

Nunca era suficiente cuando el bastardo de Reino Unido estaba en la ecuación.

Suspiró con tristeza, tomando ahora las dos manos del americano, para así entrelazar sus manos, en un cálido intento de robar su atención, lo cual fue conseguido, porque sus ojos dorados, ahora rojos por el llanto, y con lágrimas aún cayendo lo observaban sólo a él.

--¿Qué? --Preguntó con su voz ahogada por el nudo en su garganta, y eso a él le dolió.

--Quiero que respires, Argie, sólo eso, llora todo lo que desees, pero no quiero que cometas un error del que te puedas arrepentir --Pidió, acariciando con lentitud y calma las manos entrelazadas entre ambos, separando las mismas.

Georgia se sentó de rodillas sobre el sofá, para después tomar la cabeza del argentino y abrazarla contra su pecho, el mayor no tardo en corresponder y abrazarlo con fuerza y desesperación, tirando sin querer el cuerpo de ambos contra la esquina del sofá, acostando sus cuerpos, el del euroasiático debajo del sudamericano.

Argentina no dejaba de llorar como si fuera un niño, abrazando su cuerpo con desesperación, mientras este acariciaba sus cabellos con melancolía y tristeza.

Odiaba al británico, principalmente porque este era demasiado influenciable, y por lo que decía su amor imposible, este había terminado con él porque creía que lo estaba utilizando para ver a sus amadas islas, lo cual en lo persona no tiene lógica considerando que este ya tiene días para verlas.

Además de que al parecer le había exigido el nombre de su amante, el cual claramente no existía, pero en la pobre mente manipulada del británico parecía que si.

No entendía porque debían de hacer esto, aunque odiara admitirlo, ellos hacían buena pareja y se complementaban bien, pero tal parecía que había alguien o algunos que no estaban de acuerdo.

Y ahora, veía sufrir a la persona que más amaba, y agradecía totalmente haber viajado hasta su país para visitarlo y encontrarlo así, porque lo conocía, y él no quería ser una molestia, no cuando otros tenían sus problemas.

Ahora tenía el privilegio de consolarlo y ser su apoyo, eso era un buen avance, aunque fuera por accidente.

--Puedes llorar, Argie, yo jamás te juzgaría por eso --Mencionó en un leve susurró, besando su cabeza, acariciando su espalda con tranquilidad, sentía las manos del argentino aferrarse a su ropa, dejándose mimar.

Y él se sentía bien con tan sólo calmar a su amigo.

Esperando algún día ser capaz de revelarle aquellos asfixiantes sentimientos.

Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]Kde žijí příběhy. Začni objevovat