Consolando [Austrina]

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Alemania lloraba en los largos y fuertes brazos de su padre, Argentina lo acariciaba y buscaba consolarlo para que pudiera sentirse un poco mejor, no sabía que hacer principalmente porque el alemán era muy reservado en cuanto a sus emociones y sentimientos.

El menor se aferraba a su padre mientras entre hipidos y sollozos buscaba explicar como fue rechazado por Rusia para así quedarse con Finlandia. Aquello le partió el corazón, porque él como padre, quiere lo mejor para su niño, y ahora este estaba entre lágrimas y mocos aferrándose a las ropas del mayor.

--Y-y m-meg dij-jo q-qu-que me iba-as a aba-ndo-nar --Continuó intentando explicar mientras sentía como era abrazado con mayor fuerza por el menor.

--Tesoro, papá jamás te va a abandonar, nunca, nunca --Aclaró mientras besaba la cabeza del chico, acariciando su espalda-- Sos mi bebé, ¿Cómo voy a dejarte? 

Su tono era cómico, pero no aflojaba el fuerte agarre que tenía hacia el europeo, se le partía el alma al verlo sollozar con tal fuerza y no saber como calmarlo, no le gustaba verlo llorar, lo odiaba.

Atrás de ellos estaba la australiana, quien era la actual pareja de Argentina, estaba de brazos cruzados apoyada sobre el marco de la puerta que daba a la cocina, observando todo, sintiendo impotencia de ver al pequeño en ese estado.

Argentina y ella se habían hecho pareja cuando el alemán tenía diez años, y ahora con el pequeño cerca de los dieciséis, ellos estaban a punto de casarse, a dos meses de hecho.

Se volvió a la cocina cuando la pava estaba lista, y se dispuso a llevar la pequeña bandeja con las tres tazas de té, el azúcar y la pava con agua caliente hacia la sala para apoyar a su pareja con la cruda situación que estaba pasando.

Dejó todo sobre la mesita y comenzó a acariciar la espalda del joven, el cual no dudó en aferrarse a ella para continuar llorando. Ambos mayores estaban preocupados, Alemania jamás lloraba demasiado o se volvía incontrolable con sus emociones. No sabían que hacer y eso comenzaba a desesperarlos

--Tranquilo tesoro, Mamá está aquí para abrazarte y cuidarte --Mencionó tratando de aparentar tranquilidad, pero se notaba en su expresión lo dolida que estaba.

Argentina por su parte sólo pensaba en matar al ruso por lastimar a su bebé.

Hace una o dos semanas Rusia había hablado con él y Australia para poder invitar a su pequeño a una cita, hablando de sus intenciones, y tal parecía que el pequeño hijo del soviético no era más que un mentiroso que quiso engañar y lastimar a su hijo.

Agarraría a URSS para hablar de la situación y saber que diablos pasaba con Rusia para hacer lo que hizo, nadie merece que jueguen con sus sentimientos. 

Se dispuso a preparar las tazas de té para cada uno, sería una tarde cargada de angustia para la pequeña familia, pero era preferible mil veces ayudar a desahogar correctamente a Alemania ahora antes de que se encerrara en su cuarto a llorar en silencio, fingiendo estar bien, con los dos mayores sabiendo perfectamente que es mentira. Quedándose con la impotencia y la preocupación en la garganta de no saber lo que ocurre.

Prefería pasar toda la tarde de esta forma antes de sentir la culpa de ser un mal padre del cual ni su propio hijo confía para hablarle de sus problemas. 

Besó con tristeza la cabeza de su niño mientras los abrazaba a los dos, escondiendo su rostro en el cuello de Australia, eran tan desesperante los llantos del menor que en verdad tenía ganas de llorar de la angustia.

A veces era difícil consolar a un hijo.

Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora