Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]

No está mal [NorcorArg]

El asiático observaba con preocupación el como su pareja comía un bocado de aquel dulce de leche casero que había preparado para celebrar su mes juntos.

Estaba extremadamente nervioso, Sur había quedado desmallado todo un día después de probarlo y tanto China, como Laos y Vietnam criticaron de manera muy cruda la preparación, quizá la única opinión positiva había sido de Cuba, además de que este último lo había animado a hacerlo sabiendo que a Argentina le encanta el Dulce de Leche.

Pero claro, recibir cuatro críticas negativas contra una positiva no le daba muchas esperanzas y expectativas sobre su mezcla y talento culinario. 

Aunque tampoco considera que fuera su culpa del todo, él no estaba preparado para hacer un dulce tan complejo y difícil como ese, por lo que no podía culparse del todo.

Tenía tantos ingredientes e instrucciones tan complejas que sólo los verdaderos genios podrían prepararla con tal magnificencia, y como él claramente no era alguien de los dulces tan difíciles, no podía culparse por equivocarse tanto. 

Después de todo, cuatro ingredientes eran demasiados para preparar algo tan delicioso como el Dulce de Leche.

Lo único bueno era que si se enfermaba él podía cuidarlo y hacerlo quedarse unos días más en su territorio.

El premio de consolación ideal.

--Está riquísimo amor --Anunció completamente feliz el argentino, llevando otra cucharada de la mezcla a su boca, y comenzando a comer completamente emocionado.

Dicha emoción había sido contagiosa, porque Corea del Norte también sonrió con felicidad al saberlo.

--¿Eso crees Argie? --Preguntó con un toque de esperanza de haber preparado de manera decente el dulce, preparándose para burlarse en la cara de sus amigos y hermano que tanto lo habían criticado.

--Y si boludo, alta obra maestra preparaste --Argentina se separó del tarro donde norcorea había dejado el Dulce de Leche, y así besar los labios del mismo con una gran sonrisa, beso que claramente había sido bien recibido por el asiático.

El americano se separó sin perder la sonrisa de sus labios, y volvió a besarlo, el coreano sentía el dulzor de los labios del mayor a causa del regalo. Ambos se dejaron llevar en un cálido y tranquilo beso, sintiendo la calidez del contrario nada más.

En verdad iba a disfrutar demasiado burlarse de sus amigos y hermano por burlarse del regalo que le había hecho al sudamericano.