Voz [EstArg]

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Desde su última dictadura, Argentina no pudo volver a hablar, esto debido a las rocas y metales que le incrustaban en la garganta al no soportar más sus "gritos", las heridas ocasionadas por los militares eran tales que ni OMS, ni Dinamarca, los expertos en la salud, pudieron hacer algo para ayudarlo.

Descubrir que jamás volvería a hablar de manera fluida era doloroso, pero no tuvo de otra que vivir resignado ante este nuevo estilo de vida que le esperaba.

Era molesto en muchos sentidos, porque sus hijos lo vigilaban todo el tiempo de que no estuviera mal, además de vivir con Buenos Aires siempre y en todo momento, esto por el miedo de que algo le pasara y que él no pudiera dar explicaciones o pedir ayudar.

Odiaba ese trato, pero aunque intentara hablarlo, explicarlo y hacerles ver que podía estar solo, ellos se negaban y continuaban cuidando de él. Lo apreciaba, en verdad lo hacía, pero él quería tener autonomía propia.

Ingresó junto a Buenos Aires a la sala de reuniones del edificio de la ONU en Brasil, por protocolo, él no podía faltar a menos que se encuentre en graves condiciones físicas como para no asistir, y su hijo fue porque alguien debía hablar, y siendo consciente que no todos hablan el lenguaje de señas argentino, no podía hacerlo por si mismo.

A él le gustaba ir siempre rotando con sus hijos, para que en cierta forma se tomaran un descanso de sus trabajos por dos días, dado que ellos sólo debían leer lo que preparaba, y en todo caso dar algún comentario que tuviera que hacer.

Se sentaron en sus respectivos lugares, del lado del bonaerense se encontraba Guinea Ecuatorial, con quien se puso ha hablar de manera muy animada mientras él de su lado sólo se dedicó a tomarse unos mates dulces en soledad.

Los tomaba dulces para no amargarse más de lo que ya estaba al no tener a nadie con quien hablar, y los únicos que hablaban el lenguaje de señas argentino estaban prácticamente en la otra punta de la sala, por lo que no valía la pena siquiera esforzarse en tener algo de esperanza en hablar con alguien.

Debía respirar, ver sus hojas escritas con anotaciones corroborando que todo estuviera en orden mientras hablaba consigo mismo de manera mental, opinando de cualquier cosa que pudiera darle unos momentos de entretenimiento.

Lo único bueno de su situación era que al tener que pensar lo que iba a decir con sus manos, ya sea por las señas o por la escritura, no podía equivocarse de decir algo brusco o sarcástico que sabía que podía molestar.

No sabe como terminó mirando de forma detalla la planta cerca a una de las puertas para ingresar, pero se quedó allí, admirándola mientras cebaba otro mate para él solito. Sus ganas de insultar eran inmensas, él amaba hablar y ahora sólo debía hablarse a si mismo porque le daba pena interrumpir a su hijo que se veía entretenido en la conversación.

El ruido de la silla a su lado lo hizo salir de sus pensamientos, volteando a ver quien se encontraba ahora como compañero de asiento, se sorprendió al ver una combinación de colores que no podía reconocer. 

Observaba curioso al Representante a su lado, que parecía estar completamente nervioso, sonrió ante eso, nadie se encontraba así a menos que fuera su primera reunión. Aún podía recordar a Corea del Sur y a Corea del Norte ingresando por primera vez a las reuniones de la ONU, la surcoreana temblaba cual hoja de papel, mientras que el norcoreano parecía que en cualquier momento se desmayaría de los nervios.

Eran tan cómicos ese par.

Cuando volvió a la realidad, lo primero que notó fue el hecho que el contrario también volteó a observarlo, le sonrió, buscando transmitirle confianza, pero el chico giró su cabeza para otro lado ante la timidez.

"Es muy tierno, se parece a Ale cuando era chiquito" Pensó con algo nostalgia.

Preparó un mate, con un poco de azúcar en caso de que el contrario no le gustara lo amargo y fuerte de la yerba mate. Colocó su mano sobre su hombro, buscando llamar su atención, la cual obtuvo, el pobre chico estaba sonrojado y nervioso con unos cuantos papeles en sus manos, seguramente de lo que expondría.

--What do you want? (¿Qué quieres?) --Preguntó con algo de inseguridad. Sonrió tranquilo, esperando transmitirle confianza, y apuntó el mate en su mano. El tricolor lo observó confundido ahora, y se señaló a si mismo-- Is for me? (¿Es para mí?) --Volvió a preguntar, con curiosidad, asintió ante eso.

El contrario tomó el mate de madera en sus manos, observándolo de manera detalla, tocó también la bombilla mirando a la misma de manera curiosa, pero sin moverla, quiso hacerlo, pero Argentina hizo movimientos con sus manos dando a entender que no debía hacerlo, quiso preguntar, pero el argentino ya estaba volviendo a hacer señas de lo que debía hacer, incluso lo estaba observando escribir detrás de una hoja en blanco.

"You should only drink the liquid through the straw (Sólo debes tomar el líquido por la pajilla)" Le aclaró en la hoja, a lo que él asintió confundido, pero de igual forma hizo caso.

Tomó despacio la infusión ante la desconfianza que le generaba, pero en cuanto sintió el ligero gusto del mismo con aquel gusto dulzón, la terminó en cuestión de segundos emocionados, y eso Argentina lo notó.

"En verdad es igual a Ale de niño" Pensó con nostalgia al recordar los lindos momentos que había tenido junto a su hijo cuando este mismo era pequeño, y que claro, ahora se encontraba en su territorio, ocupándose de las responsabilidades de Buenos Aires hasta que él pudiera hacerse cargo de su territorio.

--This is very delicious sir... (Esto es muy delicioso, señor...) --Felicitó pasando el mate a su dueño quien tenía una pequeña sonrisa entre sus labios, lamentaba haber desconfiado-- What is your name? My name is Estonia (¿Cómo se llama? Mi nombre es Estonia) --Preguntó con más confianza, observando como el mayor, preparaba un nuevo mate, pero para él ahora.

Tomando de nuevo la hoja con la que se comunicó antes, comenzó a escribir su nombre.

"My name is Argentina, nice to meet you, Estonia (Me llamo Argentina, un gusto conocerte, Estonia)" Leyó el estonio, observando al sudamericano que estaba tomando del mate ahora.

--The pleasure is mine, Mr. Argentina (El gusto es mío, señor Argentina) --Dijo con una sonrisa el europeo, que notó, a su vez, como el más alto terminaba su mate-- Sorry for the inconvenience, Mr. Argentina, but (Disculpe la molestia, señor Argentina, pero) --Sus mejillas se ruborizaron ante la timidez, pero juntó valor para poder decirlo-- Could you pass me another one of those? Please (¿Me podría pasar otro de esos? Por favor) --Pidió con total cortesía y respeto, algo que le provocó una sonrisa más grande al argentino. 

El americano asintió ante eso, preparando nuevamente el mate, tal y como lo hizo anteriormente para su compañero de al lado. 

Estonia aceptó encantado la infusión y se dispuso a disfrutarla mientras se preguntaba de manera interna porque el contrario no hablaba, no quería parecer irrespetuoso cuando aquel Representante le estaba convidando tan deliciosa bebida caliente. 

Cuando terminó la bebida notó que el argentino tenía frente a él otra hoja escrita.

"Would you mind telling me about yourself until the meeting starts? (¿Te molestaría contarme de ti hasta que comience la reunión?)" Leyó ahora, a lo que asintió con una sonrisa, comenzando desde su independencia de la URSS y de como estaba allí por primera vez junto a muchos de sus hermanos.

Argentina escuchó de manera atenta todo el tiempo, pasándole mates, disfrutando de la voz tan calmada y tierna del europeo.

Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]Where stories live. Discover now