Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]

Padre copado [ArgBra]

Argentina terminaba de fijarse que estuvieran todas las cosas, desde la billetera hasta las llaves de la casa y las del auto, Alemania, que estaba a su lado nervioso tratando de arreglar su alborotado cabello no conseguía resultado alguno.

Esta sería la primera vez, teniendo sus recién cumplidos dieciséis, que su padre lo llevaría a tomar y estar en un club nocturno para festejar su cumpleaños.

El argentino había sido excesivamente claro en todo momento, no aceptar bebidas de extraños a menos que él le ofrezca, vigilar su trago en todo momento y si se siente incómodo o está muy cansado se volvían. Después si se peleaba con algún borracho él saltaría a defenderlo, y si surgía alguna aventura con alguien él no lo molestaría hasta que fuera la hora acordada de volver.

Argentina no tomaría absolutamente ni una gota de alcohol, bueno quizás se terminaría comprando alguna bebida con baja graduación de alcohol, después de todo, era quien debía manejar el auto porque Alemania aún no hacía el examen para sacar su licencia de conducir y además debía de cuidar a su hijo de que nada le pasara, claro, manteniendo distancia para que si quisiera salir con alguien él no le molestara.

Sonrió al ver los nervios del menor, hace dos o tres años, él había salido a un boliche con unos amigos, algo que no hacía desde que nació Alemania, esto porque el pequeño alemán siempre estaba detrás de él en todo momento, después de perder a sus padres lo último que tenía era al argentino por lo cual nunca se separaba de él y lo seguía a todos lados, así debía quedarse en una silla leyendo un libro con su padre al lado haciendo sus cosas.

Es por esa razón que hace dos años sino mal recuerda, él había aprovechado para salir con sus hermanos de corazón, claro que no fue todo tan divertido como esperaba, recibía llamadas y mensajes del alemán durante todo momento, por lo que él le había grabado varios momentos en los cuales él no hacía el ridículo pero sus amigos si, para que viera que estaba bien y no tenía de qué preocuparse.

Ha Alemania le llamó la atención el lugar, por lo que le prometió que cuando él cumpliera los dieciséis lo llevaría a un boliche para que conociera el lugar y después vería él si seguir yendo o no.

Aunque claro, Argentina no admitiría en voz alta lo emocionado que estaba por ir también, hace dos año que no iba a ninguna salida con música a todo volumen y alcohol por todos lados, así que su emoción era grande también, en las fiestas, incluido su cumpleaños también, la música era moderada en cuanto al sonido dado que su padre, España, era alguien bastante estricto, maña que tenía por alguna razón Alemania, por lo que la música siempre estaba en tonos bajos para hablar sin gritar y las bebidas alcoholizadas eran en menor medida para evitar que los niños tomaran alguna de estas.

Así que poder aprovechar para salir en un ambiente ruidoso y con alcohol por doquier era un sueño para él, disfrutaría una noche con su hijo y lo ayudaría a ser más abierto ante las personas, no tenía ninguna duda de eso.

¿Por qué pensó eso siquiera?

Estaba a unos diez, quince metros de Alemania, vigilando a todos los que estaban alrededor del alemán, observando rápidamente las manos de todas esas personas esperando no encontrar ninguna pastilla o movimiento extraño hacia el vaso cargado de cerveza que tenía el chico.

La música fuerte comenzaba a molestarlo e irritarlo. El ambiente oscuro con esas estúpidas luces en movimiento no lo dejaban enfocar apropiadamente su vista de las personas que estaban alrededor de su pequeño y la creciente preocupación de mirar a otro lado y que algo le pasara no lo dejaba respirar casi.

En verdad fue un completo iluso al creer que la preocupación paternal no le iba a nacer estando en un lugar lleno de gente desconocida donde Alemania es un niño que desconoce completamente las horribles cosas que podían llegar a hacerle si se distraía dos segundos, con intenciones macabras donde podían llegar a secuestrar y vender a su niño.