Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]

Segunda opción [MexTina]

No era alguien que se consideraba posesivo. Si podía llegar a ser bastante celoso, pero jamás llegó al punto de revisar con quien habla su pareja o de controlarlo, respetaba las decisiones y la independencia de México.

Aunque había algo que le estaba molestando, y era el ex del mexicano, Canadá. 

Al principio, y según palabras de su parea, el anglosajón y él no hablaban demasiado por lo incomodo que se sentían al respecto de terminar, pero ahora, cuando su relación estaba en el año y medio, ambos parecían volver a hablarse como antes de empezar aquel noviazgo "fugaz" que tuvieron.

No negará que no se siente incomodo al verlo al canadiense con el mexicano hablando y riendo como si fueran mejores amigos, ignorando el hecho de que él era su acompañante para comprar las cosas para la cena.

Suspiró sacando su móvil, no iba a hacer una escena y estaba más que claro que ninguno de los dos quería que él participara, así que no le quedaba de otra que buscar algún juego para entretenerse, o quizá dejarle un mensaje a su pareja para continuar comprando. Algo le decía que no deseaban ser interrumpidos.

Decidió dejar el mensaje en el chat con su pareja, y comenzó a arrastrar el carrito de las compras. Era sin lugar a dudas demasiado incomodo y molesto, pero no era quien para reclamar, sólo le tocaba morder su lengua y aceptar el hecho de que su pareja tenía una buena relación de amistad con su ex.

Comenzó a ver los productos del pasillo, buscando los que debía llevar para la cena y el desayuno, necesitaba comprar dulce de leche que era uno de los productos que se le habían acabado. 

Al menos tenía su triste compañía para no sentirse tan mal, hablar consigo mismo era su mejor opción para no hervir en celos.

Continuó con lo suyo, con una expresión melancólica, no quería sospechar de su pareja, después de todo Canadá salía con Ucrania, así que no quería suponer que México y él tenían algo más que amistad, era ridículo. 

Aunque sabía bien que estaba ignorando lo obvio, los mensajes constantes entre su pareja y el canadiense, las salidas, las tontas risas que se le escapaban al norteamericano. Él podía verlo con tanta claridad que le dolía completamente. No importaba cuanto intentara hablarlo con el mexicano, él se excusaba con que eran mejores amigos.

Quisiera que se diera cuenta de lo mal que le hacían sus acciones, pero si no tenía pruebas entonces la culpa recaería en sus celos y paranoias. Ya le había acusado de lo mismo.

Tuvo que pasar por el pasillo de las harinas para empezar a escoger alguna marca para hacer fideos caseros como le enseñó el italiano. Amaba las pastas y más las caceras, por lo que para cenar sería ideal. 

Escogiendo, empezó a escuchar la voz del canadiense, estaban del otro lado del pasillo y la poca circulación de gente al ser temprano en el pequeño comercio le permitió escuchar lo que hablaban, aunque intentó ignorarlo para no violar la privacidad ajena. 

--Don't worry love, my father won't know that we keep seeing each other (No te preocupes amor, mi padre no se va a enterar que seguimos viéndonos) --No lo malinterpretó aunque su corazón le dijera que debía escucharlo, su mente simplemente trató de esquivar las paranoias. 

--Lo sé maplecito --Dijo México ahora-- aunque igual hay que tener cuidado con Argie y Ucrania.

--I know (Lo sé) --Escuchó un suspiró--I don't want them to be hurt by our decisions. They do not deserve it. (No quiero que salgan heridos por nuestras decisiones. Ellos no se lo merecen.) 

--Cálmate wey, mientras las viejas no sepan todos felices.

Podía sentir sus mejillas húmedas. Estaba llorando, pero no reaccionaba. Era una maldita segunda opción para que ellos pudieran salir, Ucrania también lo era.

--Mexicano conchudo --Murmuró con resentimiento mientras secaba sus lágrimas. 

Claro, ellos pensaban que mientras Ucrania y él no supieran la verdad todo estaría bien. Lastima que terminó por enterarse.