Un té y un café [Franarg]

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Caminaba arrastrando sus pies, sus ojos con unas claras ojeras y una notable mueca de desagrado y enojo se dejaba ver.

Argentina no había tenido el mejor de los amaneceres, eso era notable para todo el mundo, pero principalmente porque no era el único, China, Singapur y Malasia que caminaban a su lado también poseían una expresión de somnolencia y enojo. 

A los cuatro les había tocado compartir la misma habitación del hotel, y por un lado estaban felices porque ya habían compartido cuarto antes y nunca tuvieron algún tipo de problema, pero ahora, no saben por qué, dos habitaciones cerca de la suya, una en frente y la otra al lado, se les había dado por hacer fiestas en simultáneo, impidiendo que pudieran descansar.

Se habían quejado en recepción y pidieron otra habitación, pero el gerente no se los pudo dar porque el hotel estaba lleno, tuvieron que conformarse con lo que tenían y un fuerte cansancio, los cuatro tuvieron viajes largos donde apenas durmieron, y ahora pasar otras ocho horas sin dormir no les había hecho en lo absoluto bien.

Argentina apenas llegó a su asiento apoyó sus brazos contra la mesa para dormir mínimamente cinco minutos, lo necesitaba o mataría a alguien, casi dos días sin descansar le estaban pasando factura.

Pero todo parecía estar en su contra cuando empezó a escuchar los gritos de USA, Rusia y México, por su desgracia, estaba en medio de ambos norteamericanos.

--Jódete cerda capitalista --Insultaba el mexicano mientras mostraba claras intensiones de levantarse de su asiento y comenzar a los golpes, USA no se quedó atrás.

--Cierra tu estúpida boca latino mugroso --Respondió enojado-- Que la comunista de cuarta te ayude en tus malditos problemas --Agregó. Rusia parecía exaltarse, pero no llegó a responder o decir nada por Argentina se había enderezado de su sitio con un notable malhumor.

--Van a cerrar el puto orto hijos de re mil puta ya --Empezó con un marcado ceño fruncido, sus ojos cargados de furia no dejaban que ninguno respondiera o dijera algo para defenderse. Primero volteó a ver al mexicano-- Vos, pendejo de mierda y la re concha de tu madre. ¿No podés estar dos putos minutos sin gritar como un perro la puta madre? ¿Tanto te cuesta hacer andar esas estúpidas neuronas que tenés dando vueltas en esa cabeza de mierda? --Golpeó con ligera fuerza la parte trasera de la cabeza del mexicano, quien se quedó callado-- Vos también sos capitalista pelotudo de mierda, pero ni eso sabes, cabeza de tacho.

Ahora volteó a ver al estadounidense que estaba tenso, no creyó que Argentina estuviera de tan malhumor, debió notarlo cuando todos los que durmieron con ella estaba igual de cansados.

--Y vos pedaso de trolo hijo de re mil puta, más te vale dejar de insultar a mi bebé porque te voy a romper la jeta, puteate lo que se te cante el orto con el pelotudo de México pero a mi hija no le metás porque en serio te voy a moler a piñas, pedazo de forro, ¿quién mierda te creés que sos para venir a faltarle el respeto a ella? Decime la concha de la lora --Exigió totalmente enojada y enfurecida, USA sólo negó con la cabeza.

Ambos norteamericanos se quedaron callados mientras Rusia deseaba levantarse de su asiento para ayudar a su madre, no había visto que llegó cansada, de hecho había llegado después de ella, pero alguien colocó una mano sobre su hombro, evitado que se levantara, pudo observar a la francesa que estaba con un té y un café entre sus manos. 

--Bien, ahora cierre la puta boca y dejenme dormir mínimo cinco minutos --Sentenció mientras apoyaba su brazos en la mesa y recostar la cabeza sobre ellas.

La rusa se sentía mal por su madre, no sabía que no había dormido nada, de haberlo sabido habría forzado a México a dejar de discutir, se sentía como una mala hija por no haberlo notado. Por otro lado, ambos norteamericanos no volvieron a dirigirse la mirada después de eso, ninguno quería recibir la furia de Argentina.

Mientras los otros tres hacían sus cosas, una mano azulada colocaba frente a la latinoamericana una tasa cargada de té, para después comenzar a sacudirla con ternura.

--Bébé réveille-toi (Bebé, despierta) --Llamó delicadamente, Singapur le había dicho que ninguno había podido dormir, y como ella era la pareja de Argentina, era mejor que ella se acercara, o en todo caso, alguno de los hijos de la latina.

--Non voglio, dolcezza (No quiero, dulzura) --Respondió cansada, pero sin abrir aún sus ojos.

La francesa sonrió y soltó una ligera sonrisa por la ternura que le generaba ver así a la menor. Se acercó a besar su mejilla, buscando llamar su atención, lo cual había logrado, porque la argentina había volteado a verla, con sus ojos apenas abiertos.

--Lève-toi belle (Levántate, hermosa) --Dijo nuevamente al ver que la americana estaba viéndola.

--Un piccolo bacio primo, dolcezza (Un pequeño beso primero, dulzura) --Exigió con una ligera sonrisa, la francesa cumplió con la demanda, y besó los finos labios de la argentina, quien correspondió con cariño.

Jamás podría enojarse con ella o sus hijos, al igual que con Perú, eran su todo.

Ambas se separaron ligeramente con una sonrisa, Argentina estaba mucho más tranquila, aunque las ojeras, el cansancio mental y la paciencia no fueran renovados, al menos sentía que podría sobrevivir la jornada completa de la reunión.

--Ne tuer personne, mon amour (No asesines a nadie, mi amor) --Pidió con una sonrisa mientras comenzaba a ir a su lugar, la reunión comenzaría en breve, y a la ONU no le gustaba en lo absoluto ser interrumpido o tener que demorar de más en las reuniones porque había gente que no estaba sentada.

--Nos vemos --Murmuró con una sonrisa también, observando cómo se marchaba la europea. 

Argentina notó que alguien la estaba observando, volteó a ver, sólo para encontrarse a su hija Rusia, junto a Alemania y México observándola con una mueca de asco.

--Opinan y les corto el pito y la concha, están advertidos los tres --Declaró con una muy notable mueca, que generó las risas de sus dos hijos, el norteamericano prefirió no tentar su suerte-- Aparte, Rusia y Alemania, ustedes no tiene derecho a opinar porque URSS saludaba a todos con un beso en la boca, ¿o tengo que recordarte porque en tu país saludan con un apretón de manos Ale?

--Мама! 

--Mutter! 

Argentina se río de los chillidos avergonzados de sus hijos, como adoraba molestarlos, dirigió su mirada a donde estaba sentada la francesa, sólo para verla con esa elegancia y estilo que tanto la caracterizaban, sin duda era la mujer de sus sueños.

Dolce Argie [C.H] [Argie x Todos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora