Capítulo 2

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-¿Por qué no podemos ir mamá?- Lucy le suplicaba a su madre que los dejara visitar al profesor, pero la señora Pevensie no apoyaba su idea.

-No querida, el profesor debe estar ocupado y no quiero que lo molesten- la señora Pevensie no dejaba de preparar la cena mientras discutía con su hija sobre el posible viaje -además tu padre y yo debemos trabajar, ¿quién se va a hacer cargo de la casa? y ustedes no pueden faltar a clases- Helen suspiró viendo a su hija, quién no había dicho ni una sola palabra.

-Solo será un fin de semana- Lucy la veía con ojos suplicantes -y no somos unos bebés que necesitan ser vigilados todo el tiempo, por favor mamá.

El tono de suplica hizo que Helen mirara a su hija una última vez antes de regresar a picar las verduras para la cena.
-Lo voy a pensar, también hay que decirle a tu papá sobre esto, ¿de acuerdo?

Lucy sonrió emocionada y besó la mejilla de su madre -¡Gracias! Llamaré al profesor para...- no alcanzó a terminar la frase cuando fue cortada por su madre.

-Lo podrás llamar cuando me hayan ayudado a terminar la cena, mientras puedes llamar a tus hermanos para que pongan la mesa- sonrió y lanzó una mirada divertida a su hija.

-Está bien mamá- sonrió y regresó a la habitación donde se encontraban sus hermanos y hermana. Les dijo que debían ayudar a su madre con la mesa para la cena y así lo hicieron, las chicas ayudaron con la comida mientras Peter y Edmund pusieron la mesa.

La cena transcurrió tranquila, igual que siempre. Edmund devorando todo lo que había en su plato mientras sus hermanos le hacían burla, su madre les contaba algunas historias graciosas de cuando eran pequeños, todo iba bien hasta que sonó el teléfono de casa. La señora Pevensie contestó y al terminar la llamada fue de inmediato por su abrigo.

-¿Todo está bien mamá?- Peter al ver su reacción empezó a preocuparse

-Si cariño, fue una llamada del hospital, hubo un accidente y nos necesitan en urgencias- Helen se puso su abrigo y tomó su bolso- Peter, quedas a cargo hasta que llegue tu padre, Susan, vigila que tu hermano no haga tonterías- sin decir más, se despidió de sus hijos y salió rumbo al hospital.

-Odio cuando te deja a cargo- Peter rodó los ojos al ver la sonrisa de satisfacción de su hermana.

-Lo siento Pete, pero son órdenes de mamá, además no estaré a cargo por mucho tiempo, papá no tarda en llegar- Susan terminó de recoger la mesa junto con Edmund y después subió a su habitación mientras sus hermanos se quedaban en el salón para tener una partida de ajedrez.

Mientras los Pevensie estaban en casa, su madre atendía a varias personas lesionadas a causa de un choque de autos.

-¿Podría decirme su nombre?- Helen revisaba a un joven de cabello castaño que se encontraba sentado en una camilla.

-Caspian- contestó el joven - Disculpe¿podría decirme dónde estoy? No...no recuerdo que fue lo que pasó -subió su mano hacia su frente tocando un parche que tenía en ella.

Helen leyó su ficha médica y lo miró -Lo encontraron desmayado a unas calles del accidente, tenía un golpe en la cabeza, tuvo suerte al no estar involucrado en el accidente- Helen le dio una sonrisa maternal -le cambiaré ese parche y se quedará está noche para tenerlo bajo observación, un golpe en la cabeza es algo grave -hablaba mientras limpiaba la herida y le colocaba un parche limpio -¿Tiene familia a la que podamos llamar?

-Si, bueno...en realidad viven muy lejos de aquí- Caspian suspiró al pensar en su familia

-Entiendo- Helen le sonrió de manera tierna -¿No tiene a nadie más a quién llamar?

-No...- suspiró y bajo la mirada sintiendo como la tristeza lo invadía. Helen al ver esto se disculpó y se fue para dejarlo descansar.
Más tarde le asignaron una habitación para que estuviera más cómodo y lo dejaron en observación durante toda la noche.

Mientras el rey Caspian se recuperaba de un golpe en el hospital, su familia lo buscaba por toda Narnia.

-¡¿Cómo es posible que nadie lo haya visto?!- Rilian estaba furioso con los soldados a los que les había ordenado buscar a su padre.

-Lo sentimos su majestad

-¿Lo sienten? ¡Es mi padre, el rey, de quién estamos hablando!- el príncipe gritaba a los soldados enfurecido.

-Rilian, debes calmarte, ellos no tienen la culpa- Liliandil se acercó a su hijo tomándolo por los hombros- Por favor, encuentren a mi esposo, busquen por todas partes, no se lo pudo haber tragado la tierra.

Liliandil se dejó caer en un sofá después de que los soldados salieron del salón donde se encontraban, estaba angustiada, cansada y no era para menos, Caspian llevaba desaparecido una semana. Rilian no la estaba pasando mejor, se sintió culpable por la desaparición de su padre, si tan solo hubiera ido a cabalgar con él nada de esto estaría pasando, esas fueron sus palabras hacía su madre unas horas después de que el rey no apareciera.

-Solo espero que tu papá esté bien donde quiera que se encuentre- Liliandil rompió el silencio después de unos minutos -No se que haría si él...- en ese momento rompió en llanto y fue consolada por su hijo quien había tomado asiento junto a ella.

-Tranquila mamá, papá estará bien- un par de lágrimas brotaron de los ojos del príncipe mientras se resguardaba en los brazos de su madre. Esa noche ambos rezaron porque Caspian estuviera a salvo, pero ninguno se imaginaba lo que estaría a punto de pasar.

Las Crónicas de Narnia: Un nuevo mundoWhere stories live. Discover now