Capítulo 23

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Ambos reyes se encontraban en el suelo de la habitación rodeados por piezas de madera e instructivos mientras Edmund y Rilian los observaban con cierta curiosidad.

-Junte la pieza "A" con la pieza "J" y atorníllela con la pieza "C" que...no está incluida- Caspian soltó un suspiro de frustración. Ya era la segunda vez que leían el manual y seguían sin entender nada. 

-¿Por qué no llaman a alguien que sepa lo que hace?

-¡NO!- tanto Caspian como Peter se rehusaron a la idea que había dado el joven príncipe sintiéndose ofendidos porque dudara de sus capacidades.

-No quiero que mi sobrino termine en el piso porque no supieron armar la cuna.

Los reyes ignoraban los comentarios de Rilian y Edmund y afirmaban que nada saldría mal. Después de varios intentos y colocar un par de piezas de cabeza, al fin pudieron armar la cuna del bebé, pero cuando Liliandil la vio y supo quienes la habían armado decidió llamar a un experto, que tuvo que armar de nuevo la cuna pues las piezas estaban mal colocadas y en cualquier momento podría haberse caído.

Habían pasado ocho meses desde el nacimiento de Evan y en todo ese tiempo Peter y Liliandil no habían tenido tiempo para retomar su relación. Peter quería tener una cena romántica con la madre de su hijo, pero Liliandil no quería separarse del bebé, claro que quería salir con Peter pero creía que era mejor esperar un poco más de tiempo.

-Te ves cansada, deberías aceptar la cita con mi hermano- Susan había pasado directo de la escuela a ver a su sobrino. Amaba cuidarlo y Liliandil estaba encantada por el apoyo que recibía de su parte.

-No lo sé, aún no estoy lista para dejar a Evan, además ¿Quién cuidaría de él?- la estrella sonaba un poco preocupada haciendo que Susan riera por su actitud de mamá gallina.

-¿Eso es lo que te preocupa? Sabes que puedes contar conmigo, no me molestaría ser su niñera- Liliandil se quedó pensando en la oferta de Susan, sabía que nadie cuidaría tan bien del bebé como ella.

-Lo siento- sus palabras dejaron confundida a la chica Pevensie -Te juzgué mal desde que llegamos, estuve celosa de tu fantasma por mucho tiempo que no me di cuenta de que estaba equivocada.

-No te preocupes- Susan le regaló una sonrisa tranquilizadora -No hay nada que perdonar, supongo que yo habría hecho lo mismo- ambas chicas sonrieron levemente y después de un pequeño silencio Liliandil se atrevió a hablar.

-Debes saber que...lo que pasó con Caspian no significó nada, ambos estábamos ebrios y no teníamos claro lo que hacíamos, por favor, dale una oportunidad.

Susan se quedó pensando en las palabras de Liliandil, no sería una mala idea darle una oportunidad, ya nadie saldría lastimado y esta vez podrían intentar iniciar una historia juntos.

Un par de días después Liliandil la llamó para aceptar su oferta como niñera, lo que puso muy feliz a Susan. Por la tarde la chica llegó a la casa de Caspian ansiosa por cuidar del bebé, estuvo muy atenta a las instrucciones de Liliandil sobre la hora de la siesta, dónde se encontraban los pañales, la hora de la cena y los números de emergencia, asegurándole que todo estaría bien.

Después de que Liliandil y Peter se fueron, Susan se dedicó a darle de comer a su sobrino y posterior a eso lo llevó a dormir. Una vez que Evan se quedó dormido, Susan bajó a la cocina por algo para cenar cuando unos ruidos extraños provenientes de afuera la pusieron alerta, parecía que alguien quería entrar a la casa. Asustada tomó una sombrilla que estaba cerca de la puerta y cuando vio que alguien entraba de inmediato lo golpeó con la sombrilla.

-¡Aléjate de aquí!- la chica gritaba mientras golpeaba al intruso obteniendo quejidos de dolor como respuesta.

-¿Qué haces?¡Soy yo!- una voz familiar le contestó y finalmente pudo ver la cara del supuesto intruso. Susan soltó de inmediato la sombrilla y se llevó las manos hacia la boca en un gesto de preocupación y sorpresa.

Las Crónicas de Narnia: Un nuevo mundoWhere stories live. Discover now