Capítulo 22

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Susan estaba sonriente, con paso decidido se acercó a su hermano dejando al bebé suavemente en brazos de su padre.

Peter miraba con asombro al bebé, lo veía como si fuera la cosa más maravillosa de este mundo, no podía creer que ese perfecto ser fuera su hijo. Sentía que era un sueño el tener un cuerpecito tan frágil en sus brazos. 

El bebé era rubio y Peter anhelaba que sus ojos fueran como los de Liliandil, además, tenía una pequeña marca de nacimiento en el brazo izquierdo, la misma marca que tenía Peter, herencia de su abuelo. 

El muchacho tenía los ojos cristalizados y en un suave movimiento llevó a su bebé a su pecho abrazándolo suavemente. Miró a su alrededor y vio a sus hermanas con los ojos llorosos y a Edmund con una gran sonrisa en el rostro.

-¿Puedo verla?- Susan asintió a la pregunta de su hermano y ambos entraron a la habitación. Minutos más tarde la mayor de los Pevensie salió dejando a la pareja a solas.

-Parece que tienes un nuevo hermanito- Edmund sonrió burlonamente mientras le daba un par de palmadas en la espalda a Rilian haciendo que este último solo sonriera.

Susan tomó asiento en una silla en la sala de espera, estaba un poco apartada de los demás hasta que llegó cierto chico de ojos color avellana ofreciéndole un café y tomando asiento junto a ella.

-Gracias...por estar con ella- Caspian no dejaba de verla, le gustaba, le gustaba mucho y esperaba que algún día Susan pudiera perdonarlo.

-No tienes nada que agradecer, ella pidió que estuviera ahí- la chica le restó importancia al comentario del telmarino mientras jugaba con el vaso entre sus manos. Por un momento miró a Caspian que se había llevado el vaso a los labios bebiendo un poco de café -¿Cómo te sientes?- el muchacho dejó escapar un suspiro y volteó a mirarla.

-Bien, sabes, es un gran alivio que Peter fuera el padre, aunque me...había ilusionado el ser papá por segunda ocasión- los ojos de Caspian podían verse tristes al decir estas palabras y Susan pudo notarlo- Solo espero poder volver a serlo algún día- sus ojos chocaron con los de ella provocando que la chica se sonrojara y que su corazón comenzara a latir descontroladamente, sabía que esas palabras iban totalmente dirigidas hacia ella, por lo que sus nervios la obligaron a desviar la mirada de él e intentar cambiar el tema haciendo sonreír internamente a Caspian.

La noche cayó sobre el hospital y con ella llegó la hora en la que los Pevensie tuvieron que retirarse dejando a Peter con Liliandil y el bebé. El muchacho no se había separado de ellos en ningún momento, ni siquiera cuando su madre se ofreció a quedarse un momento con su nieto para que Peter fuera a comer algo, él estaba enamorado de su bebé y no pensaba soltarlo.

A la mañana siguiente todos fueron directo al hospital para ver al nuevo integrante de la familia. Los primeros en llegar fueron Caspian y Rilian, ya que este último había rogado a su padre ir al hospital para ver a su hermanito, más tarde habían llegado los hermanos de Peter con globos, flores y regalos para el pequeño.

-¿Y ya tienen el nombre de mi sobrino?- Edmund sonreía mientras mecía suavemente al bebé.

-Ya lo tenemos- Liliandil sonrió mientras miraba a Peter. Todos los miraban esperando el nombre que la pareja había elegido hasta que Peter lo dijo.

-Evan- de inmediato los ojos de Susan, Lucy y Edmund se llenaron de lágrimas al escuchar el nombre.

-¿Qué pasa?- tanto Rilian como Caspian estaban confundidos por la reacción de los hermanos.

-Nada, es...un nombre muy bonito- Lucy sonrió mientras se limpiaba las lágrimas y besaba la cabecita de su sobrino.

Más tarde las visitas fueron a almorzar a una pequeña cafetería que estaba cerca del hospital. 

-¿Qué fue eso en el hospital?- Rilian miraba a los hermanos esperando una explicación. 

-Teníamos un amigo, el mejor amigo de Peter, en realidad. Cuando Peter tuvo que luchar contra los gigantes del norte él fue con mi hermano y a su regreso volvió muy malherido. Peter nos contó que estaba a punto de recibir un fuerte golpe cuando su amigo lo empujó recibiendo el golpe por él. Cuando fui a verlo me recordó la promesa que le obligué a hacer, prometió que cuidaría a mi hermano y que lo regresaría con vida, un par de días después él murió- Susan intentaba contener las lágrimas después de haber contado la historia del chico -Se llamaba Evan

Tanto Caspian como Rilian se habían quedado en silencio mientras Susan relataba lo ocurrido, dejándolos sin palabras, ahora entendían el significado del nombre.

-No teníamos idea- Caspian miraba a los chicos con una pizca de pena.

-No te preocupes, no tenían porque saberlo- Edmund se encogió de hombros empezando a comer su almuerzo, seguido de sus acompañantes.

Tres días habían pasado desde que el pequeño Evan había llegado al mundo y finalmente él y Liliandil podían regresar a casa. A pesar de que Helen y su esposo habían ofrecido su casa para que la estrella pasara su recuperación ella se había negado diciendo que no quería causar molestias y que se sentía más cómoda quedándose en su casa, haciendo que Peter se mudara con ellos.

Las siguientes semanas habrían sido un completo caos si los Pevensie no hubieran ayudado a los nuevos padres. Todos habían cuidado del bebé para que Peter y Liliandil pudieran dormir un poco, Lucy, Susan y su madre se habían vuelto locas con el pequeño, por lo que Evan tenía brazos de sobra para tomar sus siestas. 

Una de tantas veces, mientras Susan cargaba a su sobrino, su mente comenzó a divagar. Pensaba en la posibilidad de tener un hijo, un bebé de ella y cierto chico telmarino que la hacía sentir miles de mariposas en el estómago con tan solo una mirada. Lo que ella no sabía era que Caspian la espiaba mientras mecía a Evan entre sus brazos, le gustaba verla así y en más de una ocasión había tenido los mismos pensamientos que la chica.

La relación entre Peter y Caspian había mejorado, aunque solo un poco, aún les resultaba difícil el tener que convivir en la misma casa y verse a todas horas. Poco a poco el orgullo de ambos fue cediendo, al grado que Peter le pedía consejos de paternidad a Caspian.

Por la tarde, cuando Caspian regresaba del trabajo, Peter lo sorprendió esperándolo sentado en el sofá.

-Necesito un favor- su voz tenía un aire de preocupación, por lo que alertó al moreno.

-¿Qué pasa?

-Quiero sorprender a Liliandil- el rubio dejó escapar un suspiro antes de soltar unas palabras- necesito que me ayudes a armar la cuna del bebé.

Las Crónicas de Narnia: Un nuevo mundoWhere stories live. Discover now