Capítulo 3

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-¡Susan, date prisa! No eres la única que usa el baño- Lucy golpeaba insistentemente la puerta del baño.

Pues las mañanas en casa de los Pevensie eran un verdadero caos, Lucy peleaba con Susan por el baño, ya que ésta última tardaba demasiado en arreglarse, Peter discutía con Edmund porque siempre era el último en estar listo para ir a la escuela, lo que algunas veces provocaba que todos llegaran tarde a sus clases.
Muchas veces su madre debía hacer guardia por las noches en el hospital, por lo que su padre preparaba el desayuno, o al menos eso era lo que intentaba, pero después de unos cuantos huevos a medio cocer y un par de tostadas quemadas alguna de las chicas iba a su auxilio.

-¡Edmund, date prisa o llegaran tarde a clase!- gritaba su padre mientras sus hermanos tomaban el desayuno.

-¡Ya voy!- Ed bajó de prisa terminando de ponerse los zapatos y se sentó a la mesa para tomar el desayuno.

-Chicos, debo irme a trabajar o llegaré tarde-

-No te preocupes papá, iremos caminando- Peter ya había terminado de desayunar y alistaba sus cosas -así algunas personas aprenderán a levantarse más temprano- lanzó unas miradas a Susan y Edmund quienes solo miraron a Peter con molestia.

-De acuerdo, cuidense e intenten que Peter no se meta en problemas- su padre se despidió de todos y salió de casa rumbo a su trabajo.

Después de unos minutos los hermanos Pevensie terminaron su desayuno y salieron de casa hacía la escuela, por fortuna está vez no llegaron tarde.

Mientras tanto, en el hospital, Caspian se encontraba en la cama de la habitación, una enfermera acababa de llevarle el desayuno que consistía en un par de huevos revueltos con tostadas, jugo de naranja y algo de color rojo con consistencia extraña, cosa que dejó muy extrañado al rey.

-Disculpe...podría decirme ¿qué es esto?- Caspian tomó el plato observando el contenido con cierta desconfianza.

-Amm...eso es gelatina- la enfermera lo observaba confundida -¿nunca la había probado?

-No

-Si gusta...la puedo cambiar

-No se preocupe, así está bien- la enfermera sonrió y salió de la habitación dejándolo solo.

-Gelatina...que raro- Caspian picaba el postre viendo como éste temblaba de manera graciosa. Cuando probó el postre se sorprendió por el sabor que tenía, lo esperaba algo desagradable, pero fue todo lo contrario, se acabó toda la gelatina dejando limpio el plato, hasta llamó a una enfermera para que le diera un poco más.
Al cabo de un rato la señora Pevensie entró a la habitación con una sonrisa en el rostro.

-Buenos días, ¿cómo se siente?

-Muy bien, muchas gracias- Caspian sonrió

-Lo revisaré por última vez para que sea dado de alta- Helen revisó la herida y se aseguró de que no tuviera alguna contusión -Muy bien, creo que está listo para ir a casa- sonrió y miró al rey, quien tenía una mirada triste -¿Está todo bien?

-Si... no se preocupe, es solo que...no tengo a dónde ir- suspiró y desvío la mirada de dónde se encontraba Helen.
Ella lo miró con tristeza y le dio un ligero apretón en la mano.

-Yo conozco un lugar, si quiere, puedo llevarlo

-Gracias, pero...tampoco tengo dinero, no podría pagar un lugar...-

-No se preocupe, estoy segura que la dueña lo dejará quedarse- Helen le sonrió de manera maternal y le extendió la mano -Mi nombre es Helen

Caspian sonrió y le dio la mano -Caspian, mucho gusto.

Después de una aburrida mañana en la escuela, Edmund fue el primero en llegar a casa, se suponía que esperaría a sus hermanos, pero su hambre y cansancio pudieron con él, por lo que se adelantó. Subió a su habitación y dejó sus cosas para después bajar a la cocina y prepararse un sándwich, se sentó en el sofá y encendió el televisor para ver una película.

Pasaron unos minutos escuchó que alguien quería entrar por la puerta trasera, dejó su sándwich en la mesa y tomó una sartén dispuesto a golpear al intruso, pero cuando se abrió la puerta se llevó una sorpresa.

-¿Mamá? ¿qué haces aquí tan temprano?- Ed dejó la sartén sobre la encimera y ayudó a su madre con sus bolsas.

-Edmund, ¿qué hacías con esa sartén?, bueno, no importa, mi jefe nos dejó salir temprano, ¿dónde están los demás?- Helen fue hacia el salón buscando a sus hijos.

-Están en la escuela, yo me adelanté porque tenía algo de hambre- volvió al salón para terminar su sándwich.

-Está bien, iré a ducharme y tomaré una siesta, estoy un poco cansada, después vendré a preparar la cena- sin decir más Helen subió a su habitación dejando a su hijo viendo una película.

-¿Por qué no nos esperaste Ed?- Lucy entró a casa seguida de Peter y Susan

-Tenía hambre, creí que iban a tardar más- le lanzó una mirada divertida a Susan quien se había quedado platicando con un chico.

-Andrew solo es un amigo-  Susan suspiró algo fastidiada, pues no era la primera vez que alguno de sus hermanos insinuaban que tenía una relación con algún chico.

-Seguro- Ed murmuró para si mismo y terminó su sándwich -Por cierto, mamá llegó temprano, dijo que iba a dormir un rato.

-De acuerdo, iré a hacer mi tarea- Susan subió a su habitación y después de un rato Lucy la alcanzó.

Por la tarde toda la familia Pevensie estaba en casa, después de que Helen descansara un poco bajó a la cocina para preparar la cena junto con su esposo.

-Debo contarte algo- Helen se fijó que ninguno de sus hijos estuviera cerca escuchando su conversación.

-Dime linda- la señora Pevensie habló con su esposo durante un rato hasta que él la interrumpió.

-¡¿Te has vuelto loca Helen?!- William Pevensie estaba molesto, intentaba controlarse para no pegar un grito y alertar a sus hijos.

-Todo está bajo control, Will- el señor Pevensie suspiró pasando las manos por su cara.

-Bien, ¿los niños lo saben?

-No, se los diré hoy en la cena

-Como tu digas- William suspiró y fue a poner la mesa avisándoles a sus hijos que la cena ya estaba lisa.

Todos estaban reunidos a la mesa cenando tranquilamente, los chicos les platicaban sobre su día a sus padres y sus padres les contaban como les había ido en el trabajo.

-¿Por qué hay un plato de más?¿Esperamos a alguien?- Peter vio a sus padres quienes se miraban el uno al otro.

-No, solo que su madre tiene un invitado escondido en el garage

-¿Qué?- todos miraron confundidos a su madre

-No escondí a nadie, su papá exagera, solo ayudé a un joven que no tenía a dónde ir- Helen se encogió de hombros y fue a la cocina para servir el plato -Lucy, hija, acompañame a llevarle la cena- Lucy se levantó y salió de la casa junto con su madre para ir al garage. Lo que Lu no se esperaba era ver una cara bastante conocida para ella y sus hermanos.

Las Crónicas de Narnia: Un nuevo mundoWhere stories live. Discover now