Capítulo 39

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Continuacion del capitulo 38...

Abrí la puerta con mucho cuidado y me interné en la cabañita en silencio. Anduve hasta la despensa y una vez allí cogí un paquete de galletas y un tetrabrick de leche junto a un vaso de plástico. Con mi festían en los brazos abandoné de nuevo la estancia para salir al exterior. Una vez fuera, me apoyé en un árbol que había por allí y empecé a llenar mi estómago. Diez minutos más tarde no quedaba ni rastro de mi cena y mi pancita estaba llena. Sonreí, feliz de haber acallado a la fiera y me levanté pesadamente para transformarme. Una vez echo este proceso a paso de zombie, corrí hasta donde estaban los chicos durmiendo. Pude oler a Christian por encima de todos, por lo que decidí seguir el rastro. Anduve lo que me pareció una eternidad hasta que lo vi apoyado en una roca, mirando pensativo hacia el cielo nocturno.

- Que, estaban ricas las galletas?- me preguntó aún de espaldas a mi. Yo sonrei.

Momento hot.

- Sipi. Estaban riquisimas.- le contesté a la vez que me acercaba a él y lo abrazaba por la espalda y apoyaba mi cabeza en su hombro, con mi nariz en su cuello. Olisqueé profundamente antes de pasar mi lengua por la unión de su clavícula y su cuello. Lo escuché gemir levemente. Dejé un rastro de besos por su hombro y mandíbula hasta que él se dio la vuelta rapidamente y me colocó entre sus piernas. Me miraba con los ojos más oscuros de lo normal, cegado por el deseo y la lujuria. Me besó intensamente, primero con un roce y luego intentó profundizar el beso con su lengua. Lamió mi labio inferior, pidiendo permiso para entrar, pero yo apreté bien los labios y continué besándole el cuello. Él subió mi cabeza, y cuando estuvo mi boca a la altura de la suya, apretó mis nalgas, haciéndo así que abriese mi boca para lanzar un grito de sorpresa. Momento que él aprovechó para introducir su lengua en mi boca y comenzar así una guerra con la mía. Durante el beso sus manos viajaron certeras por mi espalda baja y por mi abdomen, acariciando mi vientre plano y mi columna vertebral. Ante sus caricias, mi cuerpo entero se estremecía de placer, y gemidos involuntarios salían de mi boca. Yo por mi parte, había lanzado a alguna parte la camiseta de Chris, pudiendo así acariciar con libertad su esculpido torso y su marcado six-pack. Mi mate me atrajo más hacia él, en un intento de juntarnos mas, haciendo así que yo notase un bulto contra mi vientre. Gemí cuando me levantó del suelo y me sentó sobre su regazo en la roca. Nos besábamos apasionadamente de nuevo, pero aquella vez con urgencia, con un calor sofocante. Me empecé a levantar la camiseta, y Chris me ayudó a terminar con la tarea.

Creo que ya sabeis como acaba esto, no? Pues si no, mal piensa un poco y lo sabrás.

Me desperté con los rayos del puñetero sol de las narices. Me encontraba encima de una superficie dura y fría, y a mi lado se encontraba Christian, rodeando con sus musculosos brazos mi cintura. Me moví un poco, intentando liberarme de su agarre, pero no podía, el maldito me apretaba fuerte contra él. Localicé rapidamente toda mi ropa tirada por diferentes sitios alrededor nuestra, y lo mismo con la de Christian. Al recordar lo que había pasado la noche anterior me sonrojé. Me sonrojé mucho, y antes de que me pudiese dar cuenta ya estaba de pie recogiendo mis cosas y con un mate asustado tirado en el suelo desnudo sobándose la cabeza y el hombro izquierdo. Miré atentamente su cuerpo y sonreí. Tenía ante mi a un completo Adonis.

- Buenos dias a ti también, Bello Durmiente.- Le dije mientras me ponía mi ropa interior.

- No hace falta que te la pongas, ya te he visto todo.- me dijo el muy hijo de su mama. Sonreí cínicamente.

- Entonces no te importará que me vea toda la manada y los cuarenta insoportables, no?- le pregunté burlona.

Su ceño se frunció y negó rapidamente con la cabeza, pareciendo asi un niño pequeño.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora