Capítulo 10

4.5K 382 3
                                    

(...) Cerré los ojos y me concentré en realizar mi actividad favorita: Dormir.

POV. Chris

Cuando Keira dejó de cantar me quedé quieto a la espera de que alguien dijese algo. La profesora de música (quien por cierto estaba bien buena) estaba llorando y los amigos de Keira estaban todos con la boca abierta. Supongo que ella no les dijo que sabía cantar tan bien.

Cuando salió por la puerta empujando a todo aquel que se interpusiese en su camino, no pude evitar pensar: esta mujer, para qué narices necesita un mate que la proteja si ella solita es más que suficiente?

Como no me apetecía volver al aula de biología, decidí seguirla. Me mantuve a una distancia prudente, para evitar que ella me oliese. Salió fuera, por lo que yo también. Todavía no entendía por qué la estaba siguiendo. Ella llegó delante de un frondoso arbol y trepó como un gato por el tronco hasta quedar totalmente oculta por el follaje. Sé que no es precisamente acertada mi comparación, puesto que ella es un chucho, pero en aquel momento se movía tan agilmente como un felino. Un felino-pitufo, pero un felino finalmente.

Esperé durante unos minutos que me parecieron eternos a ver si bajaba, pero entonces me percaté de que se había quedado dormida. Silenciosamente me acerqué al arbol.  Cuando me encontraba a sus faldas dirigí mi mirada hacia el cielo, encontrandome con el cuerpo poco voluptoso de mi cuendi. Su pelo, ahora azul, caía en cascadas de rizos,  colgando.  Ella se removía inquieta sobre la gruesa rama y supuse que tendría una pesadilla, por lo que decidí escalar e intentar acostarme junto a ella. Me acerqué lentamente a su menudo cuerpo y cuando estabamos a tan solo unos centímetros ella se apegó todo lo que pudo a mi, atraída por el vínculo, no por calor,  porque obviamente yo estoy bastante frío. Agarró mi camiseta entre sus manos, transformando estas en puños y frunció el ceño para luego, instantáneamente, relajarlo.

Nos mantuvimos en aquella posición, ella enterrada en mi pecho y yo rodeándola con mis brazos, hasta que el timbre del instituto que anunciaba la salida de clases sonó. Keira se despertó bruscamente, por lo que tuve que agarrarla de la cintura para que no cayese del árbol. Kei me miró extrañada mientras nos incorporábamos en la rama. Cuando me reconoció se alejó de mis brazos, pero no se percató de que estábamos en el árbol todavía, por lo que en un instante, cayó. En aquel momento sentí que mi muerto corazón volvió a latir tan solo para volver a fallar.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Where stories live. Discover now