Capítulo 25

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(...)
Y así, cogidos de la mano, nos acercamos al hermoso lago...

POV. Keira

Al instante en el que empezamos a andar noté que iba a transformarme, por lo que solté la mano de Chris con urgencia, porque si la seguía agarrando podría hacerle daño. Me separé unos pasos y entonces comenzó el cambio. Las noches de Luna Llena, el cambio, no se por qué, me dolía. Lo sé, raro. Y empezó la tortura. Lancé un grito ahogado cuando se me empezaron a romper todos y cada uno de los huesos con sonidos huecos. Acto seguido, estos empezaron a alargarse y a volver a juntarse, sacándome así otro grito. Mi mandíbula se alargó, al igual que el resto de mi cara. Cinco dolorosos e interminables minutos después me encontraba en mi forma lobuna tumbada en el suelo, temblando compulsivamente. Levanté la vista un poco para encontrarme la mirada atónita pero preocupada de Christian.

- Los días de luna llena me duele el cambio, no se por qué.- le dije en la mente.
- Lo sé, he sentido tu dolor...- susurró él en la mía.

Hice una mueca de desagrado.

- Y ahora qué?- pregunté.

Él se encogió de hombros.- Esperar.

Conseguí levantarme con patas temblorosas después de varios intentos fallidos. Dios, cómo odiaba sentirme así de débil!! Era insoportable!! Caminamos uno al lado del otro, sin palabras de por medio, en dirección al laguito. Una vez en la orilla, Christian se sentó con las piernas cruzadas y yo me tumbé apoyando mi enorme cabeza en su regazo. Él se puso a acariciarme, al principio de forma tímida e insegura, y luego más confiadamente. Me acariciaba detrás de las orejas, en el lomo, en el hocico... Madre mía, estaba en la gloria!! Nunca antes nadie se había molestado en acariciarme!!

- Em serio nadie te había acariciado nunca?- me preguntó incrédulo mi mate. Putos pensamientos leíbles...

- Esto... No....
- Pues no entiendo por qué, porque cada vez que te veo así y miro tu pelo me parece la cosa más suave del mundo y me dan muchas ganas de abrazarte como a un osito de peluche tamaño real...

No pude evitar reírme. Un osito de peluche... Tss, en todo caso un lobito de peluche...
- Cierto...- Respondió él a mis pensamientos.

Iba a protestar cuando el agua del lago se agitó, creando así ondas cuyo centro se encontraba en el medio del pequeño recinto acuático. Me puse en pie de inmediato, causando así la liberación de Christian y que este pudiese imitar mi gesto.

Nos quedamos unos segundos así, alerta y con todos los músculos en tensión hasta que del agua empezó a salir una figura femenina que me resultaba vagamente familiar. Primero salió el principio de una cabellera plateada, seguida del resto de una cabeza cuya cara era de facciones joviales y sin ninguna arruga. Le siguió un cuello de tamaño medio, adornado con una gargantilla plateada que conjuntaba con su melena. La gargantilla tenía una piedra preciosa dorada en el medio. A esto le siguió un bien proporcionado busto y unas caderas de tamaño medio. Después unas largas y esbeltas piernas finalizadas en unos delicados pies. Y todo en conjunto formaba una persona, o más bien, una diosa. Mi madre. La miré fijamente a los ojos antes de sonreír. Ella me devolvió el gesto, a modo de saludo. Giré un poco mi cabeza y pude distinguir a un muy embobado Christian que miraba fijamente a mi progenitora sin parpadear. Gruñí y le pegué un empujón con la cadera. Éste, todavía atontado, se desequilibró y por poco cae al agua de no haber sido por mis dientes alrededor de su brazo, firmes pero sin entrar en la carne. Cuando se estabilizó me lanzó una mirada de disculpas y a la vez de agradecimiento. Yo tan solo rodé mis lobunos ojos. Miré atentamente a mi madre, y esta hizo un gesto, pidiendo paciencia. La miré extrañada pero hice caso. A los escasos dos segundos el agua a su lado se empezó a separar, dando paso a una cabellera rojiza, seguida de una cara masculina de mandíbula un poco cuadrada que le daba un aspecto más varonil al rostro masculino más hermoso que he visto en mi vida. Sus ojos dorados destacaban más que su nariz recta, algo respingona, o que sus carnosos labios, pero eso no quitaba protagonismo a unos pómulos bien marcados. A aquel rostro propio de un verdadero Adonis le siguió un cuerpo que de haberlo visto por la calle me habría provocado un infarto. Creo que me quedé demasiado embobada viéndolo porque en aquella ocasión fue Christian quien dio un pequeño gruñido y me pegó una colleja en la parte baja de mi cabeza. Lo fulminé con la mirada y él a mi. Nos embarcamos en un duelo de miradas que fue interrumpido por el sonido de varias risas, una masculina, grave y algo ronca, como si no fuese demasiado utilizada, y otra femenina, delicada y suave como los pétalos de una amapola. Qué? Estaba poética en aquel momento, dejarme ser feliz!!

- Christian.- Resonó su voz por todo el claro. Ambos desviamos la mirada a su procedencia. No me sorprendió comprobar que había sido aquel hombre el que habló.- Sabes quién soy?- le preguntó. A mi lado, mi chico frunció el ceño. Yo ya tenía una idea aproximada de quién podría ser, pero decidí no ser yo quien le quitase aquella pequeña bruma de los ojos. Finalmente mi acompañante negó lentamente con la cabeza. Me pareció ver que los hombros del hombre se desplomaban un poco, mostrando su decepción al ver que el chico no lo reconocía.

- Soy Baltazar, tu...- Empezó el dios.

- Padre.- Finalizó Chris en un susurro. Baltazar asintió. Mi mate pareció comprenderlo todo de pronto.- Entonces ella es tu madre?- me preguntó emocionado a mi. Ambas asentimos con una sonrisa divertida y tierna. Los ojos de mi vampirito se iluminaron, felices de que su teoría fuera acertada.

Me giré en dirección a mi nadre, para darle así a entender que ya podía hablar. Los dioses se miraron un instante antes de que escuchase la voz de mi madre, melodiosa y dulce, como la recordaba en mi sueño.

- Supongo que ya sabrás por qué estamos aquí...- Me preguntó mirándome fijamente a los ojos. Asentí.

- Para decirnos qué debemos hacer o darnos una idea aproximada.- Giselle asintió, afirmando mis palabras, al igual que Baltazar. Christian estaba confuso al principio, pero cuando me escuchó hablar pareció entenderlo, porque miraba interesado a ambos Dioses, en la espera de una respuesta para mi pregunta no formulada, que era, de una formq simplificada: Qué carajos tenemos que hacer para sacar el odio de los corazones de ambas especies y que no tenemos que hacer para no incrementar ese odio? Bueno, tal vez no demasiado simplificado...

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora