Capítulo 27

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(...)
Él imitó mi gesto, mirándome a los ojos.- Acepto.

POV. Keira

Asentí con mi cabeza lentamente. Salimos de la casa en silencio. De vez en cuando le mandaba miradas de desconfianza y viceversa. Estaba inmersa en mis agradables pensamientos (nótese el sarcasmo) decidiendo de qué manera acabaría con mi pesadilla. Arrancarle la cabeza rapidamente, desgarrándole con los dientes la yugular, arañándole el pecho hasta llegar a su inerte corazón... Cosas así de agradables...

Llegamos afuera de la casa y delimitamos la zona de pelea. El conejillo de Damon apartó sin cuidado los cadáveres que se encontraban en la zona de combate.

- Si yo no puedo usar mis poderes tu no te puedes transformar.- Me dijo Damon.

- De acuerdo, pero será una lucha cuerpo a cuerpo, nada de armas de ningún tipo.- Proseguí yo con las condiciones. Él asintió. Y el conejillo dió el comienzo del combate. Estábamos sin guantes de boxeo ni vendas, por lo que tenía que evitar usar demasiado mis puños.

Damon se acercó a mi lentamente, con aires de superioridad. Será gilipollas...

Me miraba como si no fuera la gran cosa y me intentó dar un puñetazo sin demasiada fuerza en la cara. Lo esquivé con facilidad y sonreí maliciosamente. Vi duda en sus ojos, lo que me llenó de valor para darle mi primer golpe. Directo en la mandíbula con la mitad de mis fuerzas. Aprovechando su desestabilidad le di dos puñetazos más, uno en su nariz y otro en su estómago. Él debió darse cuenta de que no era una niña malcriada e inofensiva porque se levantó de un salto y me pegó un puñetazo bastante fuerte en la mandíbula, provocándome desestabilidad. Me recuperé rapidamente y le di cinco golpes seguidos en el abdomen. Estuvimos intercambiando golpes durante veinticinco minutos, en los cuales acabé con la nariz rota (que se recuperó en dos min) un dolor horrible de barriga y mis nudillos abiertos. Hasta que él se cansó.

- Bien, hemos jugado un rato, ahora en serio, puedes transformarte.- Asentí. Yo también empezaba a cansarme de no morder ni arrancar cabezas. Me separé un poco de él y lo miré desafiante antes de cambiar dolorosamente. Puta luna llena. Cuando me levanté tambaleante y gimiendo Damon me miró extrañado.

- Por qué gimes?

- Nada.- Contesté fría. Sacudí la cabeza, intentando alejar el aturdimiento que sentía. Me erguí en toda mi estatura y lo miré fijamente. En mi forma lobuna era más alta que él, mi cabeza estaba a una distancia de dos cabezas de la suya. Creo que él se sintió un poco intimidado por cómo sus pupilas se agrandaron, pero no dijo nada.

Media hora después...

Me encontraba con las patas en el pecho de un moribundo Damon. Él tenía todo el cuerpo desgarrado y brotaba sangre por todas partes. Lo miré a los ojos y agaché mi cabeza hasta que mi nariz quedó a tan solo dos centímetros de la suya. Entonces con la voz rota pregunté lo que llevaba meses atormentándome.

- Por qué?

Su ceño se frunció debilmente.- Por qué que?- dijo en un susurro.

Una lágrima cayó de mis ojos hasta su mejilla.- Por qué mi familia?

En sus ojos pude ver compasión. Pero no quería compasión, y menos la de él. Mi mirada se endureció, y oculté mis sentimientos tras su coraza, lo que le sacó una risa débil.- Ellos no eran mi objetivo, si no tú, preciosa, ellos solo han sido muertes colaterales.

- Y mi manada...?- susurré de nuevo sin poder evitar que mi voz se rompiese.

Él se encogió de hombros con las pocas fuerzas que le quedaban.- Mis hombres.

Vampiro y hombre lobo, ¿imposible?Where stories live. Discover now